En estas fechas podemos ver como los gurús de trading más experimentados aconsejan a los clientes formarse con una serie de cursos de su propio canal y estar una gran temporada trabajando en cuentas demo con dinero virtual.
La cuestión es que es bastante entendible que un cliente que es la primera vez que accede al mercado, pruebe una plataforma y se familiarice con los principales instrumentos financieros, lotes, spreads, largos, cortos… para asegurarse una praxis más profesionalizada.
Hay que tener en cuenta que el trading es una ciencia muy compleja y con fuertes barreras de entrada, por lo que hay que ir con pies de plomo, sobre todo al principio de encaminarnos por estos mercados. Cuando se trabaja en los mercados financieros con cierto grado de apalancamiento hay que hacerlo con mucha cautela y, sobre todo, probando todo al principio en una cuenta de dinero virtual, eso está clarísimo.
Lo que no tiene sentido es que una vez que se aprenden los principales conceptos básicos se pueda trabajar de una forma eficiente en cuentas demo, ya que con el paso del tiempo el trabajar en cuentas demo con dinero virtual se convierte en una práctica ineficiente.
Esto se explica porque cuando trabajas con dinero virtual generalmente sobre operas mucho más de lo que lo harías con dinero real, y te acabas acostumbrando a una operativa que jamás vas a realizar con el resto de cuentas reales.
Como es lógico, cuando vendes formaciones es normal infundir miedo a los pequeños inversores que están empezando, porque cuanto más tiempo estén operando con dinero virtual, más tiempo necesitarán esas formaciones.
Actualmente y con la cercanía de los derivados al cliente retail podemos operar en el mercado con contratos muy pequeños o microlotes, donde tenemos posibilidad de poder ganar o perder 2 ó 3 euros por operación, por lo que muchas veces es mejor operar en mercado real en este tipo de operaciones, prácticamente inapreciables en nuestra cartera, que tener una cuenta demo con dinero virtual de manera perpetua.
