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Los neofascismos contra la prensa

El caso del uribismo en Colombia

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análisis

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A propósito de la campaña de persecución de la fiscalía de Francisco Barbosa en Colombia contra periodistas que han denunciado censura gubernamental, las estrategias de intimidación hacia la Flip (Fundación para la Libertad de Prensa) por parte de esta misma administración y los cada vez más alarmantes rumores según los cuales sectores supuestamente cercanos al uribismo estarían preparando el asesinato de varios periodistas, se hace apremiante dar a conocer cómo han sido las relaciones de este movimiento con el periodismo.

La estrategia del uribismo contra la prensa ha utilizado varias acciones recurrentes como lo son la calumnia, la amenaza e incluso algunos de sus miembros y fervientes seguidores han sido señalados en las investigaciones sobre el asesinato de comunicadores.

Cabe también recalcar acciones tan graves como la que realizaron contra la periodista Claudia Julieta Duque en donde de la amenaza se pasó a la tortura contra ella y su familia.

Espionaje

La práctica de los espionajes ilegales por parte del uribismo es recurrente y tiene varios objetivos dentro de los cuales, el más evidente, es conocer sobre qué temas está investigando el periodista y cuáles son sus fuentes.

Sin embargo el asunto va mucho más allá, se trata de ubicar información que pueda ser contraproducente al periodista para con ello poder chantajearlo o presionarlo a la hora de dar a conocer sus investigaciones.

Un último uso del espionaje es obtener información privada del periodista para poder desde allí construir información falsa que se dará a conocer a través de los sitios de desinformación con los que cuenta este movimiento como  La Otra Cara,  Panam Post o El Expediente.

Insultos

Lo básico y una de las acciones por las que más se reconocen en los miembros de este movimiento es el insulto, la agresión verbal y el uso de lenguaje soez contra periodistas:

Suplantación

Otra forma de actuar del uribismo y apenas una de las tantas formas que tiene de mentir, es la suplantación, que consiste en hacerse pasar por un periodista o por un medio informativo, bien sea para desacreditar opositores o para mantener un discurso de engaño dirigido hacia sus propios seguidores.

Calumnias y campañas de desprestigio

De hecho esta estrategia es tan repetitiva que son demasiado evidentes las campañas de este tipo previas a amenazas de muerte o incluso asesinatos. Tanto así, que además continúan después de los mismos.

Calumnias y Amenazas son, por decir lo menos, los íconos de las acciones del uribismo contra la prensa, valga recordar en este punto los múltiples ataques contra Hollman Morris, ganados por el periodista en los estrados judiciales.

Los montajes

De acuerdo con lo narrado por Felipe Zuleta Lleras en su columna del 2 de mayo de 2008 en El Espectador, seguidores del uribismo han llegado incluso a buscar periodistas que les ayuden con la realización de sus montajes, uno de ellos contra Daniel Coronell que consistía en la realización de un libro con información falsa sobre el periodista para desprestigiarlo, afortunadamente no encontraron quien les acolitara sus bajezas.

Sin embargo a través del DAS realizaron otro montaje que consistió en la construcción de una historia falsa según la cual el periodista Coronell, junto con una pareja de políticos, había ofrecido dinero o sobornado unos testigos.

Si bien una de las prácticas comunes de Uribe con información falsa son los montajes, frente al periodismo han sido mucho menores que los que ha hecho en escenarios judiciales y que incluso lo han llevado a la privación de su libertad.

Como se puede observar en las pruebas presentadas a partir de documentos del DAS y en estrados judiciales, la principal fuente de construcción de información falsa contra quienes se opongan a las actividades del uribismo son los servicios de inteligencia, en su momento los adscritos a la Presidencia de la República y recientemente a la inteligencia militar.

Mal pagos además, porque una vez son descubiertos quedan presos o destituidos y son tratados como parias por parte de quienes los involucraron en cada delito.

La desaparición de medios informativos

Los ataques del uribismo no se han limitado a los periodistas sino a los medios de comunicación.

La labor coercitiva de este movimiento ha incluido todo tipo de ataques a la pauta, a quien paute o de hecho acciones directas encaminadas a cerrar el medio, como sucedió con Revista Cambio.

El caso de esta revista sucedió después de que a través de sus páginas se diera a conocer un fraude gigantesco denominado Agro Ingreso Seguro, bajo un discurso de apoyo al campesinado se desviaron 23 mil millones de pesos que terminaron en los bolsillos de los aportantes a la campaña de Uribe, en un delito conocido en Colombia como peculado por apropiación en favor de terceros.

El uribismo ataca a la prensa que señala o ataca los frecuentes delitos de sus miembros que afortunadamente no siempre terminan en impunidad.

Mientras que atacan la justicia por la misma razón, desmontando el Estado de derecho, asume el periodismo sus ataques por cuanto prefieren una opinión pública ignorante o distraída de sus actividades cuestionables.

Amenazas

Otra de las acciones frecuentes del uribismo contra la sociedad colombiana en general y que no deja por fuera a los periodistas, son las amenazas contra la integridad e incluso las de muerte.

Intimidaciones

Coronas mortuorias, esquelas anunciando su propio fallecimiento o el de sus seres queridos e incluso provocaciones desde sus estructuras directivas, han sido causal incluso de la salida del país no solo de periodistas de medios nacionales, sino de corresponsales de importantes medios extranjeros.

Tortura

Uno de los casos más aberrantes de ataques del movimiento uribista contra algún periodista fue el orquestado desde el servicio de inteligencia de la Presidencia de la República contra la abogada y periodista Claudia Julieta Duque.

Duque fue quien primero encontró que, tras el asesinato del también periodista Jaime Garzón, se habían generado pistas falsas para desviar la investigación y que dichas maniobras estaban siendo desarrolladas por el jefe de seguridad de Álvaro Uribe.

De hecho, fue esta periodista quien a partir de allí, también descubrió que al entramado del asesinato pertenecían hombres del mando directo de Uribe y su círculo más cercano.

Las acciones perpetradas por el servicio de inteligencia de presidencia se concentraron en la tortura psicológica, la intimidación y las amenazas contra la periodista.

De acuerdo con los documentos que existen hoy del DAS, donde se instruye a los agentes sobre el qué hacer contra Duque, la labor consistió en amenazar de muerte a su hija pequeña a través de llamadas escalofriantes a los miembros de su familia.

El objetivo era único, que detuviera su investigación sobre el caso de Jaime Garzón.

Las llamadas insistentes a la madre de la comunicadora e incluso a la niña, donde le describían todo tipo de aberraciones que le harían, hicieron que la periodista saliera del país.

Toda la estructura administrativa de los participantes en esta tortura y sus determinadores es clara hoy en día en que el Estado fue hallado culpable, aunque los responsables siguen libres.

Asesinatos

Uno de los mecanismos aterradores que vinculan a miembros o seguidores del uribismo, quizás tomando como ejemplo al Cartel de Medellín, ha sido la muerte de los bastiones éticos o morales de la sociedad colombiana y el periodismo no se salva de ello.

Guillermo Cano

El decano del periodismo en Colombia, Guillermo Cano, fue asesinado por orden de Pablo Escobar, una vez el periodista ubicó y socializó la famosa foto del capo arrestado en Ecuador por tráfico de drogas.

Hecho que se sumó a que el periodista, director del diario El Espectador, fue quien no solo desenmascaró el montaje contra el ministro Rodrigo Lara Bonilla sino que dio a conocer que el helicóptero incautado con droga en el laboratorio de Tranquilandia, era de la familia Uribe Vélez.

El dato curioso es que CONFIRMESA, la empresa desde donde se pagó a los sicarios para el asesinato del comunicador y que era uno de los mecanismos de Escobar para lavar el dinero de la droga, fue fundada por uno de los hermanos de José Obdulio Gaviria, primo del capo.

Pero no solo eso, uno de los miembros de la junta directiva de esta fachada resultó siendo el mismísimo Álvaro Uribe Vélez.

La investigación al respecto la pueden ver ampliamente desarrollada en las columnas y artículos que al respecto han escrito los periodistas Daniel Coronell y Julián Martínez.

Jaime Garzón

Otro de los asesinatos que ha golpeado la moral de los colombianos y ha causado una tristeza profunda, ha sido el del humorista y comunicador Jaime Garzón.

La razón fue muy simple, a través de sus espacios de sátira y humor puso al descubierto la estructura criminal que estaba sometiendo al país.

De acuerdo con declaraciones del paramilitar Francisco Villalba  y que se acogen en similitud al menos a las de otros dos, el asesinato de Garzón se definió en una reunión de paramilitares en la finca La Marranera, a solicitud insistente de los hermanos Álvaro y Santiago Uribe Vélez.

Dichas declaraciones se encuentran en el expediente de José Miguel Narváez, condenado a 40 años como determinador del suceso desde la subdirección del DAS. Cabe resaltar que de acuerdo con las declaraciones del mismo Jorge Noguera, Narváez fue puesto en ese cargo por solicitud expresa de Álvaro Uribe.

De acuerdo con declaraciones hechas en el expediente contra Narváez, en las que se incluyen las recogidas por la Fiscalía con ex agentes del DAS, a Garzón se le construyeron carpetas falsas denominadas “Heidi” en donde se le vinculaba a un grupo guerrillero.

Dichas carpetas tenían como objetivo solicitar los procesos de seguimiento e interceptación a partir de los cuales se cometería el asesinato.

Una vez cometido el delito, el 13 de agosto de 1999, las carpetas con información falsa le fueron entregadas por el servicio de inteligencia de la presidencia de Colombia a algunos periodistas y a manera de “documento confidencial”. Aún se desconoce si los periodistas dieron a conocer dicha información confiando en su veracidad o si hicieron parte del complot del asesinato.

Otro elemento particular del caso Garzón, otro de tantos, fue el servicio de protección que mantuvo Narváez después del asesinato, altos líderes del uribismo se encargaron de protegerlo en cargos de seguridad, distinto a otros miembros de la misma colectividad quienes al ser investigados por algún delito son enviados con encargos diplomáticos al exterior.

Una práctica tomada del Cartel de Medellín también se hizo presente en el asesinato de Garzón, y fue el festejo por su muerte.

Esta escala trucada de valores del narcotráfico en donde el delito es un logro, se reiteró en este caso ante la profunda tristeza de la sociedad colombiana.

Al día de hoy, los seguidores del uribismo continúan la campaña de desprestigio contra Garzón, justifican su muerte y la festejan como un gran logro.

Para finalizar dos opiniones claves que se han expresado en la red:

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