Según ha informado The New York Times, los médicos estadounidenses han dado una voz de alerta ante las dificultades que están encontrándose en sus consultas. Concretamente, explican que «esto ya no es una observación anecdótica de algunos médicos individuales», dice Daniel Allington -profesor principal del King’s College de Londres-. «Esta es un patrón estadísticamente significativo que podemos observar en una gran encuesta realzada», afirma.
Explican los médicos consultados que han llegado a ver cómo les pedían recetas de hidroxicloroquina, un medicamento cuyo uso ya fue revocado en el mes de junio, después de que Trump hiciera campaña a su favor, y se demostrase que no era eficaz contra el COVID-19 y, de hecho, tenía efectos secundarios muy peligrosos.
Señalan también numerosos casos de personas que han acudido a sus centros de salud a pedir justificantes para quedar eximidos del uso de la mascarilla, creyendo que llevarla puede perjudicar su salud, algo que ya se ha demostrado falso.
También explican la gran cantidad de pacientes que han esperado demasiado tiempo para acudir al hospital, puesto que pensaban que el virus no era tan peligroso, que no era «para tanto», según información que habían recibido. Esta gente pensaba que se trataba de una farsa, de una conspiración, de una mentira. Algo que estamos viendo también en España.
800 personas han muerto debido a información falsa
Un estudio publicado en el American Journal of Tropical Medicine and Hygiene, ha señalado que al menos 800 personas habrían muerto durante los primeros meses de 2020 al haber llevado a cabo prácticas absolutamente perjudiciales, creyendo que podrían curarse de COViD-19. Unas 6.000 personas fueron hospitalizadas por estos motivos.
Ineptos que se mueren por su ineptutud:
la selección natural operado.
Llenan los huecos de su ignorancia con falsedades porque es más cómodo aceptar que aprender. Se convierten en ignorantes que se creen sabios. Eso es tan malo o peor que la propia pandemia.