La plaza de los Países Catalanes, frente a la estación de Sants, ha sido uno de los puntos de concentración de los manifestantes. Foto: David Álvez

“Hemos hecho la manifestación adaptada a la COVID más grande de Europa”, así saca pecho la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, en un discurso, durante la celebración de los actos de la diada de Cataluña, con un marcado cariz económico. Quizás teniendo en cuenta la crisis que se avecina y que esta pueda distraer a las filas independentistas. “En estas próximas semanas desde la asamblea arrancaremos una campaña de soberanía fiscal pagando nuestros impuestos a la Generalitat. Somos nosotros, pagando en la ventanilla que toca, quienes demostramos quien tiene el poder”, dice una Paluzie convencida de que la independencia económica se consigue con la iniciativa personal: “La independencia empieza por nosotros mismos, con los productos que compramos, con la compañía que elegimos de teléfono, qué banco elegimos o con quien nos aseguramos”, continúa la presidenta de la ANC.

Llamada al diálogo

“Vicepresidente legítimo Oriol Junqueras, presidente legítimo Carles Puigdemont, por favor, leeros cada uno el libro del otro; hablar dialogar y proponer una propuesta conjunta. El libro que queremos leer es el que lleve vuestras dos firmas“, así resumía Paluzie las exigencias que desde la ANC se les hace a los partidos y a los políticos independentistas con más apoyo social, pero haciéndoles una clara advertencia: “la paciencia de la gente no durará siempre “

Sacando músculo

El independentismo muestra músculo en una nueva edición de la diada. Y ya van ocho desde que en 2012 lograron reunir en las calles de Barcelona a cientos de miles de personas con un objetivo claro: la independencia. Aquella manifestación coincidía con una crisis económica y con ser la primera vez que la Assamblea Nacional Catalana participaba de manera activa en la convocatoria de las movilizaciones.

Buena organización

Ha habido muchas opiniones en contra de hacer esta manifestación, los responsables sanitarios no lo aconsejaban, pero nosotros sabíamos  desde un principio que éramos capaces de hacerla y cumplir las medidas sanitarias”, explica Asumpta una de las muchas voluntarias que hacen que año tras año las movilizaciones sean un ejemplo de fuerza y buena organización y que, este año, a pesar de la crisis sanitaria tenían claro que se iban a manifestar.  “A nosotros el derecho a manifestarnos no nos lo puede quitar ni el Coronavirus ni Pedro Sánchez se ponga como se ponga “, afirma Joan. Otro de los voluntarios que tenía claro que había que manifestarse si o si. Y como él muchos otros han acudido a llenar los más de 100 puntos repartidos por Cataluña. “Tenemos el aforo completo”, continúa Asumpta desde el punto situado frente a la emblemática estación de Sants. Certificando que la afluencia de participantes ha sido la esperada.

Solo los “boomers” ayudan

Llama la atención que la mayoría de personas que colaboran como voluntarios en la organización de las movilizaciones superan la edad de jubilación. “La mayoría de la gente que colaboramos somos boomers, gente que ha nacido entre el 47 y el 65, los jóvenes están muy ocupados y la gente de mediana edad tiene que cuidar a sus hijos”, explica Asumpta dando por hecho que las personas mayores disponen de más tiempo libre para participar en este tipo de actos.

Una pinza en la nariz

“Estamos muy decepcionados con los partidos. Nosotros tenemos claro que tiene que haber unidad de acción, los personalismos nos decepcionan”, así demuestra Asumpta su desencanto ante las divisiones dentro del seno del separatismo. Aunque no todo el mundo se lo toma igual: “Si los partidos no se peleasen, entonces, solo habría un partido. Es normal que haya discrepancias”, dice Manel, otro de los voluntarios, asumiendo que no pasa nada porque haya diferentes estrategias para alcanzar un fin común. Ahora vendrán las próximas elecciones y hay quien tiene claro a quién votar, pero lo hará llevando algo más que la máscara. “En las próximas elecciones iremos a votar a los partidos independentistas, pero nos pondremos una pinza en la nariz”, sentencia Joan a quien parece que las riñas e intereses partidistas en el seno de los partidos independentistas no le huelen muy bien.

1 COMENTARIO

  1. «Al mundo lo amenazan tres plagas, tres pestes.

    La primera es la plaga del nacionalismo.
    La segunda es la plaga del racismo.
    Y la tercera es la plaga del fundamentalismo religioso.

    Las tres tienen un mismo rasgo, un denominador común:la irracionalidad, una irracionalidad agresiva, todopoderosa, total.

    No hay manera de llegar a una mente tocada por cualquiera de estas plagas. En una cabeza así constantemente arde una santa pira en espera de víctimas. Todo intento de entablar una conversación serena está condenado al fracaso.

    Aquí no se trata de una conversación sino de una declaración. Que asientas a lo que él dice, que le concedas la razón, que firmes tu adhesión. Si no lo haces, ante sus ojos no tienes ninguna importancia, no existes, pues sólo cuentas como un instrumento, como un arma.

    No existen las personas, existe la causa»

    Ryszard Kapuscinski

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