La vida es un carrusel y la política no iba a ser menos. Hoy lo eres todo, al día siguiente tocas la tecla equivocada y caes al abismo, pero dos días después tus propios verdugos te pueden salvar el pellejo a poco que aguantes el tipo. Es lo que le ha sucedido al socialista Antonio Hernando, el que fuera portavoz parlamentario del PSOE en el Congreso de los Diputados hasta su dimisión en 2017 tras la victoria de Pedro Sánchez en las primarias socialistas que ganó a Susana Díaz. El dirigente socialista ha vuelto a ganarse la confianza del secretario general del PSOE después de que Hernando encabezara el ‘sí es sí’ a la investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno en octubre de 2016 con la abstención de 68 diputados socialistas y el voto en contra de otros 15, los únicos que apoyaron el “no es no” de Sánchez.
Exactamente un lustro después de aquella fecha histórica en los 142 años del PSOE, Hernando ha sido rescatado por el propio Pedro Sánchez para formar parte de su equipo más cercano junto a Óscar López como director del Gabinete de Presidencia. Dos hombres de la máxima confianza del entonces todopoderoso José Pepe Blanco, el que fuera mano derecha del ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero durante sus ocho años de mandato, vuelven al primer plano de la responsabilidad política para suplir la ausencia, ni más ni menos, que del hasta ahora gurú del presidente, Iván Redondo.
La habilidad de Sánchez
La habilidad de Sánchez para dar giros inesperados en su estrategia de rodearse de una guardia pretoriana digna de toda confianza ha cerrado un sorprendente círculo con el fichaje de Hernando como número dos del nuevo director de Gabinete de Moncloa, Óscar López. Si Iván Redondo ha gozado de su máxima confianza durante la primera etapa de su mandato como presidente del Gobierno pese a haber trabajado antes incluso para las filas del Partido Popular, ahora son López y Hernando, los hombres de Blanco, los que se han ganado de nuevo el respeto del líder socialista pese a tener señalado su pasado más reciente en el PSOE por las directrices de aquella gestora que provocó la salida de Sánchez de la Secretaría General del partido. El objetivo ahora, una vez resuelto con todo boato el 40 Congreso Federal del partido, pasa por dar el último impulso al partido desde Moncloa para llegar con buenas opciones de victoria a las generales de noviembre de 2023, algo que casi ningún sondeo vaticina a excepción del CIS de José Félix Tezanos.
El día después del 40 Congreso del PSOE, Sánchez ha decidido que es el momento de cerrar heridas del pasado con los mismos que las dejaron abiertas en canal hace menos de cinco años
Hernando aseguró en octubre de 2016 que permitir la investidura de Rajoy como presidente del Gobierno, pese a estar señalado por casos de corrupción y, por tanto, ir en contra del “no es no” propugnado por Sánchez, se debía a que “hoy España nos necesita” y de este modo se desbloqueaba la parálisis del poder legislativo. Aquello provocó la salida tempestuosa de Sánchez de la dirección del partido y la llegada de la polémica gestora hasta las primarias victoriosas del actual secretario general en mayo de 2017.
Hoy, el día después del Congreso Federal del PSOE en el que la palabra “socialdemocracia” se ha dejado oír hasta la extenuación por todos lados en detrimento de la hasta ahora habitual de “socialismo”, Sánchez ha decidido que es el momento de cerrar heridas del pasado con los mismos que las dejaron abiertas en canal hace menos de cinco años.
Para cerrar el círculo y repetir la foto de hace un lustro ya solo faltaría que Sánchez llamara también al actual eurodiputado César Luena, al que nombró en 2014 secretario de Organización del partido, cargó que ocupó hasta 2016 con la llegada de José Luis Ábalos.
