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Los franceses eligen hoy entre democracia y fascismo

También demostrarán que la socialdemocracia es un modelo político que no sabe satisfacer las necesidades reales del pueblo

José Antonio Gómez
José Antonio Gómez
Director de Diario16. Escritor y analista político. Autor de los ensayos políticos "Gobernar es repartir dolor", "Regeneración", "El líder que marchitó a la Rosa", "IRPH: Operación de Estado" y de las novelas "Josaphat" y "El futuro nos espera".
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análisis

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Hoy, entre las 8 de la mañana y las 7 de la tarde, 48 millones de franceses están llamados a las urnas para decidir entre la democracia que representan Emmanuel Macron, Valérie Pécresse, Anne Hidalgo y Jean-Luc Mélenchon, y el fascismo de Marine Le Pen y Éric Zemmour.

Macron llega a esta primera vuelta de las Elecciones Presidenciales liderando los sondeos, pero con Le Pen recortando distancia, mientras el resto de las candidaturas quedan muy por detrás. Por esa razón, estos comicios en Francia suponen la lucha de las formaciones democráticas frente al fascismo, sobre todo pensando en la segunda vuelta.

La realidad es que en Francia está ocurriendo lo mismo que en el resto de la Europa occidental. El descontento que, tras la crisis de 2008, hizo aparecer formaciones de izquierda que llegaron a los diferentes parlamentos y, en algunos casos, a entrar en gobiernos de coalición, se ha trasladado al campo de la extrema derecha, sobre todo tras la ineficacia y la decepción de los partidos de la izquierda a la hora de resolver con los verdaderos problemas de la ciudadanía.

En estas elecciones francesas la extrema derecha se ha convertido en la protagonista y será muy importante analizar, de cara a la segunda vuelta, los porcentajes de quienes no se encuentren entre los dos más votados.

Los sondeos sitúan como favorito a Macron, quien, posiblemente, se imponga en el día de hoy. Es muy probable que la rival del actual presidente vuelva a ser Marine Le Pen, quien no es una novata a la hora de enfrentarse a una segunda vuelta y, además, ha dejado caer que éste será su último intento para alcanzar el Elíseo.

Para intentar conseguirlo, Le Pen espera sacar partido de un electorado más escorado a posiciones de derechas y de una izquierda amenazada por la abstención que es consecuencia de la decepción absoluta provocada, sobre todo, por la aplicación de medidas socialdemócratas por parte del Partido Socialista.

Además, Marine Le Pen llega con un perfil mucho más suave tras su supuesto abandono de posiciones radicales como la salida de la UE y del euro. Además, la guerra de Ucrania ha provocado que dentro del Frente Nacional se buscara separar a Le Pen de la sombra de Vladimir Putin, quien ha pasado de ser su aliado a un enemigo irreconciliable.  

Le Pen, además, ha sobrevivido a la otra opción de extrema derecha, la liderada por Éric Zemmour, quien, en un primer momento, le arrebató parte de su electorado, porque el periodista aspira a llegar al Eliseo con un programa más escorado aún a la extrema derecha que el de Le Pen, lo que ha contribuido incluso a suavizar la imagen de esta última.

Zemmour se presentó ante los franceses como una especie de «Juana de Arco» cuyo único interés es salvar a Francia al estilo de los grandes dirigentes históricos y entre sus mensajes se han colado declaraciones xenófobas que, según Macron, han contribuido a generar una especie de tándem de la extrema derecha en una Francia donde todo puede pasar ahora.

La socialdemocracia mata al Partido Socialista

La lista de presidenciables incluye también el nombre de Valérie Pécresse, la candidata del tradicional partido de centro-derecha, Los Republicanos, y que aspiran a recuperar la Presidencia que perdieron en 2012 y han sufrido una travesía por el desierto que ha logrado soportar por el poder que aún ostentan a nivel regional y local.

En el tramo final de la campaña Pécresse. Sin embargo, los sondeos la ven como una candidata con opciones viables de derrotar a Macron en caso de pasar a la segunda vuelta, en vista de que el actual presidente no podría argumentar que él es la opción de Estado frente a hipotéticos rivales más radicales como Le Pen o Zemmour.

El único representante de la izquierda, Jean-Luc Mélenchon, por su parte, vuelve a intentar dar la sorpresa y arrastrar el voto útil de la izquierda francesa. No en vano, es el candidato progresista favorito en los sondeos, porque los franceses, después del «socialismo pragmático» o «socialdemocracia del siglo XXI» de Hollande y Valls, ya no se creen que el PSF sea de izquierdas. Esto está afectando gravemente a Anne Hidalgo, quien, según los sondeos se puede convertir en la última fuerza política de Francia. En España, alguien debería tomar nota de lo que ocurre cuando se dice ser de izquierdas y luego se hacen políticas neoliberales o se meten en los gobiernos a derechistas infiltrados.

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