Pintadas en la sede del PSOE de Córdoba. Foto: PSOE

El profesor Carlos Fernández Liria, en su libro Educación para la ciudadanía, hacía referencia a la mentalidad de los defensores de las élites en estos términos: «Si hay que elegir entre sacrificar la economía o la democracia, hay que sacrificar la democracia». Eso fue lo que hicieron las clases dominantes durante la crisis de 2008, socavar los derechos y las libertades de la ciudadanía para salvarse, a costa de crear unos índices de desigualdad social desconocidos en el mundo desde el fin de la II Guerra Mundial.

La crisis global que se está generando por el coronavirus está llevando la situación social a los mismos límites. Las élites han puesto a trabajar a sus acólitos, a sus defensores, a los fanáticos del neoliberalismo para evitar la anteposición de la salud y de la justicia social que puedan socavar los privilegios de los más favorecidos. Esta situación está siendo aprovechada por los movimientos de ultraderecha para, uniendo la crisis económica con conceptos patrióticos, preparar una rebelión que derribe al gobierno legítimo elegido por la ciudadanía en libertad. Todo ello con la complicidad y el silencio connivente de las derechas teóricamente democráticas.

Ese es el germen de la Rebelión de los Cayetanos. Por un lado, la anteposición de la economía a la democracia, a los derechos y a la libertad. Por otro, la consecuencia de las estrategias de propaganda y demagogia con las que siempre triunfan los intolerantes, por mucho que ahora se suban a la tribuna del Congreso defendiendo los derechos de los gays. Aristóteles decía que «la turbulencia de los demagogos derriba los gobiernos democráticos». Eso es lo que realmente pretende esta revuelta de los ricos: derribar al gobierno de coalición progresista por el medio que sea. Ya lo hicieron en el 36, ¿por qué no ahora?

De la reclamación de «libertad» y «Gobierno dimisión», se ha pasado ya a la amenazas y reclamaciones de ejecuciones sumarias del presidente del Ejecutivo y de sus ministros y ministras. Así ocurrió, por ejemplo, en la localidad salmantina de Béjar donde los manifestantes gritaron a pleno pulmón «Sánchez al paredón» bajo la mirada de dirigentes y cargos electos del Partido Popular que no hicieron nada para frenar esos gritos. La libertad de expresión se termina cuando se llega al delito de odio y eso es lo que ocurrió en Béjar.

Esas reclamaciones de muertes y ejecuciones a los dirigentes recuerdan demasiado a los actos y protestas organizados por Fuerza Nueva en los últimos años del franquismo y en los primeros de la Transición. En aquel tiempo también se gritaba «gobierno dimisión», «Suárez al paredón», «Tarancón al paredón», «Carrillo y Camacho a la horca» y «Ejército al poder». Todas estas imprecaciones de los ultras terminaron creando un escenario de crispación que finalizó con el intento de golpe de Estado del 23F. Casualmente, también se aprovechaban de la crisis económica para decir aquello de «Con Franco vivíamos mejor».

¿Cuánto falta para que las turbas vestidas de Versace. con la bandera de España a modo de capa de mosquetero, pasen del grito a la acción? Durante los últimos años de la II República los pistoleros de Falange mataban a los repartidores de Solidaridad Obrera. Durante los primeros años de la Transición los Guerrilleros de Cristo Rey asesinaban a estudiantes en las manifestaciones que reclamaban amnistía para los presos políticos o a abogados laboralistas que defendían los derechos de la clase trabajadora frente a los abusos de los empresarios. ¿Cuánto falta para que eso ocurra?

Si, además, tienen la cobertura política de un partido con representación parlamentaria, la violencia irá subiendo de tono. Para ello necesitan a los obreros desencantados o en situación de precariedad. Por eso ahora están llevando sus protestas a los barrios trabajadores. Con un chuzo de pan se compra muy barato a un obrero hambriento.

Pedir la dimisión de un Gobierno es absolutamente legítimo porque un Ejecutivo tiene que estar dispuesto a asumir el desprecio de su ciudadanía. Reclamar la muerte de quienes tienen la legitimidad democrática para gobernar no es más que el odio llevado a sus máximas consecuencias.

3 COMENTARIOS

  1. Para los que tenemos memoria sabemos que a la derecha le gusta primero disparar y luego preguntar. Hace trece años los cayetanos salían en manadas a las convocatorias (en seguida millones ) por el derecho a la vida por la negociación con ETA etc etc , andaban todo el día de cibeles a colon y eso mismo querrán ahora. Hay catetos en Madrid para eso y mucho mas.

  2. jajajajaja. Los de Aznar asesino ahora se escandalizan, manda narices, por no hablar de Excalibur, que en gloria esté. Memoria dices juanito, en el reparto de cerebros te quedaste en la cola…. Lee un poco y verás quien ha disparado antes, que la violencia siempre viene desde el mismo lado, desde el golpe de estado de abril de 1931, cuando por unos comicios municipales que ganaron los monarquicos, se proclamó la republica a base de violencia y con el apoyo del cagón del borbón. Que tenemos lo que merecemos, periodistos como José Antonio Gómez, propangandistas del poder, buscadores de mendrugos para alimentar sus agradecidos estómagos, el paisanaje que tenemos, desde los votantes sociatas a los de vox, pasando por los nazis de independentistas, que lo mejor seria que se fuesen ya así no seguirán robando a España. Alea Jacta Est.

  3. Estos se manifiestan por sus intereses porque no pagan de impuestos losmismos q losdemas y saben que ese choyo selesba acabar porque el gobierno lesban asubir los impuestos

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