La llegada a España de los millones que salieron de la corrupción en PDVSA fue bien recibida por el anterior gobierno del Partido Popular. Fueron muchos los ciudadanos de ese país que se aprovecharon de la ley de «visados de oro» para instalarse en las zonas más exclusivas de las principales ciudades de España.

La cantidad total del dinero que se sacó de Venezuela en los últimos años de vida de Hugo Chávez, cuando su grave enfermedad provocó que personajes como Rafael Ramírez tomaran el control de la economía del país renunciando a las esencias del socialismo bolivariano, es imposible de calcular. Sin embargo, parece existir un consenso de que podría estar en el entorno de 500.000 millones de dólares que fueron a parar, principalmente, a paraísos fiscales desde donde se introdujeron en países como Estados Unidos, Portugal y, sobre todo, España.

Cuando Nicolás Maduro asumió el poder y llevó consigo a su propia «corte de corruptos», estos bolichicos recalaron primeramente en Estados Unidos donde pensaron que iban a tener la misma impunidad que tras la Revolución Cubana disfrutaron los disidentes cubanos en Florida. Sin embargo, no fue así y varios de ellos fueron detenidos. Esta situación hizo que buscaran nuevos destinos y se encontraron con España donde, por la crisis económica y la explosión de la burbuja inmobiliaria, se buscaban inversores extranjeros. Ahí fue cuando se aprovecharon de las disposiciones incluidas en la Ley 14/2013 en la que se estableció un programa de visados especiales para ciudadanos extranjeros que invirtieran inicialmente 1 ó 2 millones de euros en deuda pública, acciones o participaciones de sociedades estatales o en fondos de inversión o de capital riesgo constituidos en España. Sin embargo, lo que atrajo a estos venezolanos que se habían enriquecido de la corrupción de PDVSA fue la disposición que indicaba que también obtendrían dicho visado aquellos que adquirieran inmuebles por valor igual o superior a 500.000 euros o que tuvieran un proyecto empresarial que fuera a ser desarrollado en España y que fuera considerado y acreditado como de interés general.

A partir de ahí, comenzó el desembarco y nombres como el de Nervis Villalobos, Javier Alvarado, Jorge Neri, Luis Carlos de León, Rafael Reiter o César Rincón Godoy, por citar algunos, ya que hay varios cientos de ellos paseando tranquilamente por Madrid, Barcelona, Ávila o Toledo. Algunos de ellos iniciaron proyectos empresariales que, según el Registro Mercantil, generan pérdidas millonarias que son utilizadas como argumento para introducir el dinero en España desde paraísos fiscales en Asia, la UE o América. Algunos de estos bolichicos, además, presumen de una supuesta insolvencia al no tener a su nombre ninguna propiedad.

Según indican distintas investigaciones en curso, en algunos casos nos hallamos ante entramados societarios por los que el dinero fluye hasta llegar a España a través de transferencias millonarias cuyo origen estuvo en la PDVSA de Rafael Ramírez o en alguna de sus filiales. Por ejemplo, se habla de traspasos de fondos desde la petrolera venezolana por un valor cercano a los 10 millones de euros a sociedades en paraísos fiscales de la UE que, con el tiempo, iniciaron una ruta a través del entramado societario antes citado y que, ineludiblemente, terminaron en cuentas de España.

Ante una situación así, sorprende que los órganos judiciales y políticos de España no actúan de oficio y sin esperar a que haya acciones interpuestas en los tribunales, o, lo que es peor, que esas acciones se produzcan sólo cuando desde terceros países se reclama a alguno de estos bolichicos.

Mucho de ese dinero que salió de la corrupción de PDVSA, liderada por Rafael Ramírez, su cuñado Baldo Sansó y sus socios, además de con la colaboración del banquero Oliveros (cuñado de Jorge Neri), ha sido utilizado para la compra de bienes inmuebles en las zonas más exclusivas principalmente de Madrid. Los barrios de Salamanca, El Viso, Retiro o urbanizaciones como La Moraleja o La Finca se han llenado de ciudadanos venezolanos, que mucha pinta de refugiados políticos no tienen, porque éstos no se suelen hidratar a base de Dom Perignon o alimentarse de las viandas más caras que hay en el mercado. Distintas investigaciones indican que, en algunos casos, se realizaron transferencias de varias decenas de millones de euros desde paraísos fiscales como Liechtenstein para la adquisición de esos inmuebles.

También se da el hecho de que, según dichas investigaciones, algunos bolichicos aún mantienen sociedades activas en Venezuela pero que están implantadas o que tienen cuentas bancarias en Estados con una fiscalidad especial, como Irlanda, o que mantienen actividades financieras en Estados Unidos. Un ejemplo de ello lo hallamos en la empresa Sinergia Total, que realizó órdenes de pago superiores a los 3 millones de euros, dinero que posteriormente llegó a España para ser utilizado utilizado en la compra de una exclusiva vivienda.

Da la casualidad, además, de que estos ciudadanos venezolanos, estos bolichicos, como de dinero andan sobrados, no dudan en comprar influencias en todos los ámbitos profesionales y de poder. ¿Cómo se explica, por ejemplo, que el «Pollo» Carvajal, ex jefe de inteligencia de Venezuela, se fugara horas antes de ser detenido? ¿Quién le dio el chivatazo de la decisión adoptada por la Audiencia Nacional? Fuentes de la oposición venezolana en Caracas y en Estados Unidos consultadas por Diario16 citan el nombre de una persona muy influyente en los tribunales, aunque, de eso, ya hablaremos en otro momento.

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