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Los bancos ganan al planeta en la COP26

Un borrador de la COP26 debilita las exigencias a los países respecto al carbón y al petróleo, lo que abre el camino para que los grandes bancos puedan seguir invirtiendo y financiando proyectos de combustibles fósiles

José Antonio Gómez
José Antonio Gómez
Director de Diario16. Escritor y analista político. Autor de los ensayos políticos "Gobernar es repartir dolor", "Regeneración", "El líder que marchitó a la Rosa", "IRPH: Operación de Estado" y de las novelas "Josaphat" y "El futuro nos espera".
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análisis

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El nuevo borrador del Acuerdo final de la XXVI Cumbre del Clima de la ONU (COP26) que se celebra en Glasgow (Escocia) debilita las exigencias de salida del carbón y de los combustibles fósiles en los mercados.

El primer borrador de decisión llamaba a los países a acelerar la fase de salida del carbón y de las subvenciones para combustibles fósiles. Sin embargo, una nueva versión del texto ha dado un cambio en el lenguaje y ahora llama a los países a acelerar el cambio para lograr sistemas energéticos limpios, incluida una rápida escalada de generación energética limpia y acelerar la eliminación gradual de la incesante energía producida con carbón y los subsidios ineficientes a los combustibles fósiles.

La inclusión de una referencia a los combustibles fósiles fue una novedad en un documento de decisión de la ONU de este tipo, pero se esperaba que recibiera un fuerte rechazo por parte de algunos países y, es posible que esta referencia ya no sobreviva en el texto del acuerdo definitivo.

Las conversaciones se están prolongado durante largas jornadas, ya que los negociadores están sujetos a la presión de resolver algunos asuntos como la financiación para los países en desarrollo, los combustibles fósiles o los esfuerzos de los países para recortar las emisiones y las reglas de los mercados de carbono y la transparencia de los datos.

El borrador parece que ha reforzado el lenguaje sobre el impulso a los países para que revisen y aumenten sus objetivos de cara a 2030 en sus planes de acción nacional para que los presenten a final de 2022 de modo que estén alineados al objetivo global de mantener el incremento de temperatura global a 2 grados centígrados y tratar de elevar ese esfuerzo al objetivo de 1,5.

Victoria de los bancos

Tal y como hemos publicado en Diario16, los grandes bancos globales se están jugando prácticamente su supervivencia, debido a que su exposición a los combustibles fósiles es muy elevada.

Por esa razón, la gran banca mundial siempre ha mostrado una resistencia feroz a comprometerse a la ruta más dura para redu­cir las emisiones de gases de efecto invernadero al cero neto en 2050. Por eso, durante la COP26, han intentado influenciar para que la salida de los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural) sea lo más lenta posible y, sobre todo, que no haya mensajes para instar a las grandes instituciones financieras a dejar la financiación a proyectos petrolíferos.

Los negociadores de la iniciativa liderada por el exgobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, para animar a los grupos finan­cieros a dejar de financiar a las compañías de combustibles fósiles han tenido muchos problemas para convencer a los principa­les bancos de que dejen de fi­nanciar o invertir en nuevos proyectos de exploración de petróleo, gas y carbón este año. Así se muestra en una serie de correos internos que han sido filtrados al Financial Times. Esto se ajusta a un análisis de la Agencia Internacional de la Energía(AIE).

La Alianza Financiera de Glasgow para las Cero Emi­siones Netas (GFANZ) de Carney fue formada en abril, y obtuvo el apoyo de casi 300 instituciones financieras con 77 billones de euros en activos.

Hubo muchos bancos que se sumaron a la iniciativa de Carney. Sin embargo, la realidad es que prefieren adoptar objetivos derivados de la in­vestigación de escenarios de calentamiento global del Gru­po Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Cli­mático (lPCC), un organismo cien­tífico de la ONU, que no es preceptiva, y que deja mucho mar­gen para que los bancos sigan financiando el petróleo y el gas.

La AIE publicó un análisis en mayo en el que describía una ruta hacia las cero emisiones netas en 2050 para abordar el cambio climático. Más de 190 países prometieron limitar el calentamiento global muy por debajo de los 2 grados, preferiblemente a 1,5, como parte del Acuerdo de Paris de 2015.

La alianza GFANZ de Carney reunió una serie de iniciativas que pretendían animar a los mayores bancos e instituciones financieras del mundo a comprometerse a alcanzar el objetivo de las cero emisiones netas para 2050 con el fin de limitar el calentamiento global. Hizo un llamamiento a tomar medidas, pidiendo a los gobiernos del G-20 una serie de políticas fundamentales para alcanzar el cero neto.

Éstas incluían acabar con las subvenciones a los combustibles fósiles y redistribuir los fondos hacia una transición justa, prohibir las centrales eléctricas de carbón y petróleo en 2040, así como introducir informes obligatorios sobre el clima para todas las compañías en 2024, además de reformar las regulaciones financieras globales para incentivar la inversión verde.

La iniciativa de Carney pidió a los bancos que establecieran objetivos en torno a los escenarios de cambio climático planteados por el IPCC de la ONU o por la AIE, la organización de países productores de petróleo con sede en París.

Ambos escenarios conllevan unos resultados similares. Sin embargo, en lo que respecta al calentamiento global, los bancos se oponen a la ruta marcada por la AIE porque incluye específicamente una prohibición de los nuevos proyectos de exploración de combustibles fósiles a partir de este mismo año, algo que no hace el IPCC. Hay demasiado dinero en juego y para la banca global sus cuentas de resultados están por encima de la salud del planeta, no en vano, las 60 corporaciones bancarias más importantes del mundo han invertido o financiado en los últimos 5 años más de 9 billones de dólares en combustibles fósiles.

Según el Financial Times, el contenido de los correos electrónicos filtrados muestran que asesores de la GFANZ han presionado para que los bancos adopten el mapa de ruta de la AIE, pero éstos se han opuesto. Ahora el nuevo borrador de la COP26 va en la misma línea. «Show me the money, you know?».

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