Los accionistas del Santander están desconcertados por la evolución del banco

Desde que el pasado miércoles el Santander presentara los resultados del tercer trimestre de 2019, donde su beneficio neto entre julio y septiembre se desplomó un 74,8%, el mercado ha castigado de una manera tan dura a las acciones del banco cántabro que la propia presidente tuvo que acudir al rescate para frenar la caída libre del valor. Para ello, compró 1 millón de acciones. La sesión en Madrid cerró con unas pérdidas para el Santander del 3,17% y un valor de 3,59 euros la acción.

Como ya publicó Diario16, el mayor problema para los accionistas del Santander son los escándalos que el banco protagoniza, además de la incoherencia entre las palabras y los hechos. Esto hace que el mercado no se crea al banco cántabro.

El mejor ejemplo de ello lo tenemos con la operación del Banco Popular. Los inversores no se la creen y este es uno de los indicios de que existe un temor claro a que la Justicia pueda anular una operación que, en condiciones normales, debería haber duplicado o triplicado el valor del Santander. Desde el día en que el Santander compró la sexta entidad financiera de España, que colocaba al banco cántabro como líder en un sector fundamental como es el de las pymes, el valor de la acción ha caído un 35,66% —desde que Ana Patricia Botín llegó a la presidencia la caída de la acción está situada en un 50,26%.

La gestión que se está haciendo del banco y la caída libre en la reputación por los comportamientos poco éticos que estamos publicando en Diario16 son otra de las causas por las que el mercado no se cree al Santander.

Por un lado, tenemos las denuncias que los trabajadores están haciendo a Diario16 en referencia a las condiciones laborales que sufren, a cómo se está incluyendo en el ERE a mujeres madres con reducción de jornada, las condenas por acoso laboral en España, Brasil y otros países de los que publicaremos en breve documentación al respecto. ¿Cómo es posible que en una entidad como el Santander se pacte un ERE para la salida de 3.223 empleados y que se apunten voluntarios más de 11.000? ¿Qué condiciones tienen que estar viviendo esos empleados para que más de un tercio de la plantilla quiera marcharse de forma voluntaria?

En otro orden, está el trato que se les da a los clientes. Además del cobro de comisiones abusivas, como, por ejemplo, las que se están aplicando a los descubiertos en las cuentas, nos encontramos con condiciones absolutamente abusivas. Pongamos un ejemplo que llegó a nuestra redacción el día de ayer. Una mujer emprendedora, con un negocio de éxito, acudió al banco para renovar su línea de crédito (jamás tuvo un impago) se encontró con que el Santander le ofrecía un interés del 16,6%, un tipo cercano a la usura. Si esto lo hacen con buenos clientes, ¿qué no harán con el resto? Si esto se lo hacen a las mujeres emprendedoras, las mismas que Ana Patricia Botín está empoderando en su gira por las televisiones de Estados Unidos, ¿qué no harán al resto?

Otro aspecto que influye son los escándalos financieros y judiciales, tanto del banco como de la familia Botín. En Diario16 hemos contado cómo existen informes en los que se demuestra cómo el Santander, en Estados Unidos, continúa segregando y excluyendo a las comunidades más desfavorecidas y utilizando prácticas crediticias claramente discriminatorias o que haya tenido que hacer frente a sanciones por prácticas hipotecarias y de ejecución de préstamos. En 2014, el Santander negó préstamos hipotecarios a más del 26% de los solicitantes de color, en comparación con la media de los restantes bancos en las mismas ubicaciones que sólo rechazaron el 17%. También en 2014, el Santander negó una hipoteca al 30% de los solicitantes de bajos ingresos, mientras que la media de otros bancos fue de sólo un 18%.

Entre los escándalos financieros en los que está involucrado el Santander también tenemos el de los dividendos cum ex (50.000 millones de euros en total), el de los seguros PPI por los que el banco cántabro ha tenido que provisionar 1.800 millones de libras para hacer frente a las indemnizaciones o las sociedades en paraísos fiscales.

Por otro lado, tenemos el escándalo de la no contratación de Andrea Orcel, un hombre que tenía un proyecto para relanzar no sólo los resultados del banco, sino la propia imagen del mismo. Al banquero italiano no se le contrató porque Ana Patricia Botín vio amenazado su control de la entidad, tal vez porque la gestión de Orcel sacara a la luz o mostrara al mercado las graves deficiencias de la que se está aplicando en la actualidad.

Esto son solo algunos ejemplos, hay muchos más, de lo que en realidad está lastrando al Santander hasta el punto de que el mercado no se crea el proyecto liderado por Ana Patricia Botín. El jueves se vio obligada a comprar un millón de acciones para frenar la caída libre del banco en la bolsa, pero este movimiento no soluciona la realidad. Como ya comentamos en alguna ocasión, en la última Junta General un accionista de 94 años le dijo a la presidenta: «Ana, si todo va tan bien, ¿por qué está tan baja la acción?». Esto mismo es lo que piensan también los grandes accionistas que, tal y como publicamos hace dos años, podrían estar buscando una solución que pasaría por la remoción del Consejo actual, según confirmaron a Diario16 fuentes cercanas a esos grandes accionistas.