Andrés Manuel López Obrador (AMLO) está defraudando a demasiada gente en el poco tiempo que lleva en la Presidencia de México. En su campaña electoral prometió limpieza, acabar con las desigualdades y, sobre todo, luchar contra todo tipo de violencia que, junto al narcotráfico, es el mayor problema que tiene el país norteamericano.

Sin embargo, las promesas se están quedando en el debe puesto que los hechos son irrefutables y no están sometidos a interpretación. Una persona que se presenta ante un pueblo tan digno como el mexicano y tan sufridor de las violencias, no puede negarse, como lo ha hecho, a recibir a las víctimas de la violencia que realizaron una marcha para exigir a AMLO paz.

Desde Cuernavaca a Ciudad de México. Ese fue el recorrido de la Caminata por la Verdad, Justicia y Paz encabezada por el activista Javier Sicilia y la familia LeBarón que, junto a cientos de familiares de víctimas, se dirigieron al Palacio Nacional para exigir al presidente mexicano una agenda de justicia y paz.

Sin embargo, en vez de recibir a estas víctimas, AMLO anunció en rueda de prensa la rifa del lujoso avión presidencial «en caso de no encontrar un comprador» y para ello presentó un boleto de lotería nacional conocido como «cachito», que tendrá un coste de 500 pesos (24 euros) y del que saldrán seis millones de ejemplares. Esto no fue más que lanzar una cortina de humo, un movimiento que sólo buscaba la viralidad, como así ocurrió, que tapara la ignominia de haberse negado a recibir a las víctimas de la violencia de la caminata «para no hacer un show, un espectáculo», aduciendo que tenía que cuidar la investidura presidencial «por si de repente se altera alguien o hay un exabrupto», y añadió que «el Presidente de México es una institución que representa a todos los mexicanos y tengo que cuidar de eso». ¿Acaso no fue un show la presentación del cachito para la rifa del avión?

Uno de los organizadores de la marcha, el poeta Javier Sicilia, afirmó que «la investidura presidencial no es para guardarla en una urna, sino para que acoja a la nación entera y sobre todo, el sufrimiento de los más desesperados, que son las víctimas».

La negativa de López Obrador no detuvo la movilización, que transcurrió entre eventos culturales, música, danza, lecturas de poesía y talleres en la Estela de Luz de Ciudad de México. Asimismo, Sicilia aclaró que «es nuestra responsabilidad hacer esto, nuestro deber ético y de conciencia, nuestro deber con las víctimas», a lo que añadió que «ellos [por AMLO] sabrán si escuchan o no, es su problema, no el nuestro, y si no nos recibe será un menosprecio al país».

El fracaso mexicano en materia de seguridad, que se remite a 2006 con una estrategia basada en la militarización, lo único que ha conseguido es perpetuar una infinidad de violaciones de los derechos humanos de manera impune. Por esto, el movimiento de víctimas que cuenta con un hashtag de apoyo #YoCamino, sigue clamando y exigiendo al gobierno mexicano el único camino, el de la verdad, la justicia y la paz, para combatir la emergencia nacional a la que se enfrenta el país, a pesar de las negativas del máximo cargo y sus iniciativas populistas de presentar el avión presidencial como premio de la lotería.

López Obrador también obtuvo críticas el año pasado por limitar las ayudas a menores y víctimas de la violencia machista. AMLO suprimió las estancias infantiles y los recursos a los refugios para mujeres víctimas de violencia machista, alegando que dichas tareas se delegarían a las secretarías de su Gobierno en lugar de a particulares porque “para eso es el Gobierno”. Esta medida, según informó El País, fue considerada por organizaciones feministas como una que «perpetúa la desigualdad de género y la discriminación en un país donde el 70% del trabajo de cuidados lo realizan mujeres, incluidas las abuelas y los niños».

Además, según El País, la Administración de López Obrador «había cerrado el grifo presupuestal a cientos de organizaciones de la sociedad civil, que utilizaban dinero público para emprender programas de diferentes objetivos». Especial importancia tienen los de protección de mujeres víctimas de violencia machista en un país donde el índice de homicidios es de los más altos del mundo.

En Diario16 ya informamos, a través de una información de Manuel Domínguez Moreno, de cómo el gobierno de AMLO había retirado la seguridad a Lydia Cacho, la periodista que está amenazada de muerte por aquellos a los que denunció como tratantes de seres humanos y de menores. La actitud del Estado mexicano hacia Lydia Cacho provocó que el gobierno de AMLO tuviera que realizar un acto de disculpa pública tras la condena por parte de la ONU a México por las violaciones a los derechos humanos de la periodista Lydia Cacho, quien fue violentada en su libertad de expresión, para después ser detenida arbitrariamente y torturada. ¿Cómo un presidente puede dejar indefensa a una mujer como Lydia Cacho, una defensora de la igualdad real y del respeto a los derechos humanos? Hay que recordar, además, de que, justo después de que se le retirara la protección, la periodista mexicana sufrió un asalto en su domicilio en el que le robaron información sensible y que, de haberse encontrado ella en su casa, seguramente hubiera ocurrido algo más grave que un robo.

Por otro lado, hay que recordar también cómo, mientras AMLO se negó a recibir a las víctimas de la violencia «para no montar un show», no tiene reparos en grabar vídeos junto a Ana Patricia Botín a la que, directamente, el presidente de México llama «Ana», con total confianza.

¿Será que López Obrador ya se ha pasado al lado oscuro del neoliberalismo? ¿Será que el poder ya le ha cambiado? ¿Será que el gran proyecto inmobiliario que está en marcha, y del que el Santander será el gran beneficiado, ha cambiado las prioridades de AMLO? Las élites económicas no han dudado jamás en aprovechar cualquier situación, aunque sea una grave crisis humanitaria, para sacar tajada. En este caso, la crisis migratoria con Estados Unidos hizo que analistas de grandes compañías y bancos de inversión estadounidenses prepararan un proyecto, «la gran solución», que beneficiaría a los dos países. En concreto, se trata de crear una burbuja inmobiliaria en la que el Santander será quien financie con hipotecas la compra de viviendas. El aumento de la mano de obra (demanda que sería cubierta con los migrantes centroamericanos), el incremento de la capacidad adquisitiva, provocarán, al fin y al cabo, una situación similar a la vivida en España en la primera década del 2.000. El final será el mismo: explosión de la burbuja, crisis de empleo, inmuebles que volverán a manos de los bancos que financien las hipotecas y pobreza. Sin embargo, cuando eso ocurra, AMLO ya no será presidente porque habrá terminado con sus mandatos.

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