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Lo inaceptable en campaña

Julián Molina Illán
Julián Molina Illán
Psicólogo, Fisioterapeuta, Enfermero, Filólogo, e Historiador del Arte.
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análisis

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Se dice que “en el amor y en la guerra todo vale”. Sabemos que en realidad no es cierto. Hay reglas en la guerra, y hay crímenes de guerra. Lo mismo ocurre en el amor: no podemos utilizar cualquier método para obtenerlo, o conservarlo. Pues bien, si en el amor y en la guerra donde “todo vale” no es cierto que “todo valga”, mucho menos en política, y aún menos en campaña, donde se trata de obtener la confianza de la ciudadanía.

Tradicionalmente se suele utilizar el miedo como mecanismo electoral. Algo abominable que atenta contra la libertad de pensamiento, porque cuando se tiene miedo, no se piensa. Por eso los que tienen cosas que ocultar, o no tienen nada que ofrecer, suelen hacer campañas basadas en el miedo. Recordemos el “España se rompe”, el “miedo al independentismo”, o el “miedo a los peligrosos comunistas de Podemos”. Tampoco es desdeñable el miedo a la ruina económica y el paro si gobierna el Psoe. Por supuesto España no se ha roto, los de Podemos no son comunistas (ya quisieran ellos estar tan bien organizados y tener esa disciplina…), y de ruina económica y de paro los que más saben son los que provocan las crisis económicas con las políticas neoliberales del “todo vale”, que, además, rima.

Otra estrategia política es la apelación al voto útil. Resulta denigrante plantear que unos votos valen más que otros en virtud de un sistema electoral que no se quiere cambiar porque beneficia a los partidos mayoritarios, y que después sean esos mismos partidos que los que digan que hay que “votarles a ellos”. Es un argumento circular inaceptable y especialmente insultante. Lo que hay que hacer es cambiar la Ley Electoral para que todos los votos valgan lo mismo, y convertir el Senado en una auténtica cámara de representación territorial para que los territorios con menos población tengan ahí una buena herramienta de reivindicación política.

También podemos observar la estrategia de la “disolución ideológica”. Tiene que ver con la reivindicación de que “los auténticos” somos nosotros. Los auténticos de derechas, los auténticos de izquierda, los que “de verdad” luchamos por la unidad de España, los que “de verdad” creemos en un sistema liberal, o los que “de verdad” vamos a resolver el problema del paro. Es una estrategia que tiene que ver con los votos fugados a otras formaciones políticas de naturaleza similar a la nuestra, constituyendo, como si de una enfermedad autoinmune se tratara, una especie de ataque a nuestra ideología por parte de aquellos que también la profesan, aunque con algunas “pequeñas diferencias”. Como si las ideologías tuvieran dueño…

La última estrategia es la del “postpactismo”, o la de los “pactos postelectorales” supuestamente contra natura que habrán de hacer “traicionando a la ciudadanía”, aquellas formaciones políticas que no pacten con quien tienen que pactar, es decir, con nosotros, teniendo como objetivo la acusación en si misma desnaturalizar el voto de nuestros adversarios-compañeros ideológicos, apelando, de nuevo, al voto útil.

El Partido Patriotero utiliza todas estas estrategias al mismo tiempo, faltando al respeto a los ciudadanos y ciudadanas de este país cada una de esas veces. Dicen que no hace falta votar a VOX, porque ellos han demostrado ser lo suficientemente de derechas como para satisfacer las expectativas más ambiciosas. Dice Aznar “a mí nadie me llama derechita blanda mirándome a la cara…” A él, que es Presidente de FAES (Fascistas Españoles). Dicen que no hay que votar a Ciudadanos porque en realidad no son de derechas, sino unos peligrosos centroizquierdistas. Al Psoe ni agua, que cada vez que gobiernan arruinan España (no pensemos ahora en cosuchas sin importancia como haber dilapidado la herencia de la Seguridad Social de Zapatero, o los sesenta mil millones de regalo a la Banca, sin ir más lejos…). Los de Podemos, son comunistas, y, si gobiernan, nos mandarán a todos a un Gulag (por eso es “aceptable” espiarles y organizar noticias falsas sobre ellos difundidas convenientemente por periodistas a sueldo…). Los independentistas, nacionalistas y demás, para que contarte, deberían estar prohibidos.

Además, ahora, se han apuntado, los del Partido Pútrido digo, a la estrategia del “postpactismo” diciendo que Ciudadanos ya ha pactado en Murcia con el Psoe una formación de gobierno que los murcianos y las murcianas aún no han votado. Con ello pretenden argumentar que los “genuinos” derechistas, los fiables, los de los recortes y las políticas de amiguetes ricos, son ellos, mientras que los de Ciudadanos son en realidad unos traidores a ese mismo grupo de votantes. Ya de paso, enturbian las aguas progresistas haciendo todo el daño que pueden al Psoe y a Podemos (que en realidad no son progresistas, por cierto…). ¡Vótenme a mí, que soy el que quiere el “agua para todos”! Con los demás, pasarán sed.

Y no les da vergüenza.

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