Lingüística para Nacionalistas – XV: Consecuencias del contacto de lenguas

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CONTACTO DE LENGUAS. Como hemos analizado en otro lugar, el contacto de lenguas consiste en la presencia simultánea de dos o más lenguas en un individuo (muchos de los ciudadanos de Cataluña) o en una sociedad determinada (Cataluña, por ejemplo). Ahora bien, esta cohabitación lingüística individual o social tiene consecuencias para las lenguas implicadas, consecuencias que pueden ser analizadas y explicadas en el marco de la “teoría del aprendizaje por transferencia”: influencia de un aprendizaje sobre otros aprendizajes anteriores o posteriores.

LAS TRANSFERENCIAS. Se suelen distinguir dos tipos de transferencias o influencias entre dos aprendizajes: “las transferencias proactivos” (influencia de un aprendizaje A sobre un aprendizaje B, posterior) y los “transferencias retroactivos” (influencia de un aprendizaje B sobre un aprendizaje A, anterior). Y tanto unas transferencias como otras pueden ser “positivas” o “negativas”, según que un aprendizaje facilite o consolide otro aprendizaje; o, por el contrario, lo dificulte o lo degrade. Cuando un locutor o una comunidad utilizan una lengua A y tienen la oportunidad de aprender o utilizar una lengua B, nos encontramos ante una situación de “lenguas en contacto”, fruto de dos aprendizajes sucesivos o simultáneos. ¿Qué puede suceder a las lenguas en contacto? Pueden presentarse tres consecuencias o soluciones: sustitución, alternancia o amalgama de las lenguas en contacto. Basta con observar y analizar las manifestaciones de la etología lingüística del homo loquens.

LA SUSTITUCIÓN DE LENGUAS. Según esta primera consecuencia del contacto de lenguas, una lengua puede ser abandonada en beneficio de otra. Se trata del resultado más radical, producto de una “transferencia retroactiva y negativa” (cf. ci-dessus). Hay muchos casos históricos de sustitución colectiva de una lengua por otra. Por ejemplo, con la invasión y la conquista de la Península Ibérica por los romanos, las lenguas autóctonas (pre-románicas), excepto el vasco, fueron reemplazadas progresivamente por el latín vulgar, la lengua de los invasores. En estos casos se produce, durante un tiempo más o menos largo, una coexistencia de dos lenguas o bilingüismo. Hay también numerosos ejemplos de biografías individuales, recogidos en la literatura sobre el contacto de lenguas. Es el caso de los hijos de los emigrantes españoles en diferentes países de Europa, que dominan la lengua de los países donde viven y que la pierden, si no continúan utilizándola, cuando vuelven a España, a una edad temprana, para continuar la escolaridad aquí. Esta consecuencia (sustitución de una lengua por otra) es el resultado del desarrollo de un “bilingüismo sustractivo o regresivo extremo o radial”.

ALTERNANCIA DE LENGUAS. Esta segunda consecuencia consiste en utilizar alternativamente dos o más lenguas, en función de los interlocutores, de los temas abordados y de las situaciones de comunicación en las que se puede encontrar e interactuar un locutor bilingüe o multilingüe. Para que esta solución sea factible, el locutor debe haber adquirido un cierto grado de bilingüismo: un bilingüismo maximalista o funcional o productivo o progresivo.

AMALGAMA DE LENGUAS. En este caso, las lenguas en contacto se combinan y se funden-amalgaman o se influencian y contaminan mutuamente. Por eso, se suelen diferenciar dos tipos o grados de amalgama. Por un lado, está la “amalgama extrema”, que es un fenómeno social y colectivo. Aquí, varias lenguas se combinan y se funden para dar lugar a una sola y nueva lengua. Éste es el origen de nuevas lenguas que aparecieron a lo largo del siglo XIX y que funcionaron como “lenguas francas” en ciertos contextos: los “sabirs”, los “pidgins” y las “lenguas criollas”. Hoy, ejemplos ilustrativos son el “espanglish” de los hispanos en EE.UU. y las lenguas híbridas habladas por los emigrantes españoles de los años 60 en los distintos países europeos. Esta amalgama extrema es la consecuencia de una competencia lingüística insegura, incierta e inestable, en las lenguas en presencia, por parte de locutores seudobilingües, que los lingüistas denominamos “semilingüismo”.

Y por el otro, está la “amalgama parcial”: unidades lingüísticas o estructuras morfosintácticas transitan entre lenguas diferentes que están en contacto, contaminándose mutuamente. Esta amalgama parcial denota, en el locutor, un bilingüismo “desequilibrado” o “asimétrico” o “imperfecto” o “dominante”, que es el único bilingüismo que existe, como analizaremos en un próximo text0. En esta amalgama parcial es donde se presentan las “interferencias” (presencia, en las producciones lingüísticas en una de las lenguas de un locutor bilingüe, de unidades y/o de estructuras morfosintácticas de otra lengua). Las interferencias léxicas, por ejemplo, pueden adoptar la forma de “calcos” [traducción literal de unidades lingüísticas sin cambiar el significado: por ejemplo, “sky-scraper” (angl.) > “gratte-ciel(fr.) > “rascacielos” (esp.); autoroute (fr.) > autostrada (ital.) > “autopista” (esp.); “cantera” (esp.) > “pedrera” (cat.)] y de “préstamos” lingüísticos (importación de unidades lingüísticas, con o sin adaptación formal, de una lengua a otra: stop, sandwich, parking, show, stock, gol, corner, etc.).

CATALÁN Y ESPAÑOL EN CATALUÑA. Las tres consecuencias del contacto de lenguas, que acabamos de presentar, pueden ser ilustradas con la realidad sociolingüística de Cataluña. En una “economía de mercado”, donde una de las claves es la libertad de emprender, se podría decir que debería existir también una “economía  lingüística de mercado”: cada ciudadano debería poder invertir su tiempo y sus energías en el aprendizaje de la o de las lengua(s) que le abren más puertas y que le proporcionan más posibilidades intelectuales, educativas, profesionales y sociales; y, además, en cualquier situación, debería ser libre para utilizar la lengua que haya elegido.

En la vida social, la alternancia de lenguas (catalán/español) es un comportamiento real, natural y constante de los locutores que vivimos en Cataluña. Los ciudadanos de a pie consideramos las lenguas como instrumentos al servicio de la comunicación y subordinamos cualquier otra consideración (identitaria, política, nacionalista, etc.) al éxito de la misma. Por eso, la utilización de una lengua u otra no plantea ningún problema entre los ciudadanos corrientes y molientes.

Ahora bien, la política de normalización lingüística en Cataluña ha perseguido y persigue la primera de las consecuencias apuntadas: sustitución del español por el catalán en todas las situaciones de comunicación. Esto se ha conseguido ya en las situaciones de comunicación formales: medios de comunicación, parlamento catalán, enseñanza, administración autonómica, etc. Sin embargo, el objetivo es hacer pasar a los ciudadanos de Cataluña por el aro del monolingüismo en catalán en las situaciones no formales.

Por otro lado, la amalgama parcial del español y del catalán es también una realidad incontestable. Basta con oír hablar en español a los catalanoparlantes para constatar que las interferencias del catalán sobre el español aparecen en sus producciones lingüísticas en español. Esta consecuencia es algo lógico, natural e inevitable. En efecto, si se margina o se descuida la enseñanza-aprendizaje equilibrada de las dos lenguas (catalán/español), como es el caso en la actualidad con las políticas de “inmersión precoz y total” y la exclusión del español como lengua vehicular, se están echando las bases no de un bilingüismo equilibrado sino de un “bilingüismo sustractivo regresivo y castrador”. Y por eso,el español hablado y escrito por los catalanohablantes es ya y será, cada vez más, un sucedáneo de español o “spancatalan”, el  “spanglish” catalán.

Coda: « Je ne demande pas à être approuvé, mais à être examiné et, si l’on me condamne, qu’on m’éclaire » (Ch. Nodier).

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