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Lingüística para nacionalistas – XII: De los defensores del español en Cataluña

Manuel I. Cabezas González
Manuel I. Cabezas González
Doctor en Didactología de las Lenguas y de las Culturas Profesor Titular de Lingüística y de Lingüística Aplicada Departamento de Filología Francesa y Románica (UAB)
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análisis

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La sarta de mentiras que hemos ido desgranando hasta ahora y otras nuevas que iremos poniendo negro sobre blanco en próximas entregas nunca dejó indiferente a la parte más concienciada, más informada y más comprometida de la sociedad civil catalana. Ésta, desde hace muchos años, ha reaccionado ante la deriva de la política lingüística de los sucesivos Gobiernos de la Generalidad de Cataluña. En efecto, ante la imposición de la “inmersión precoz, total y obligatoria” y ante la entropía provocada por la misma, esta parte de la sociedad civil se ha movilizado para hacerle frente y para defender los derechos lingüísticos tanto de los hispanohablantes y como de los catalanoparlantes.

Desde los decretos de inmersión de 1992 y aún antes, de esta parte “ilustrada” de la sociedad catalana surgieron numerosas asociaciones (Acción Cultural Miguel de Cervantes, Asociación por la Tolerancia, Convivencia Cívica Catalana, Profesores por el Bilingüismo, Foro Babel, Coordinadora de Afectados en Defensa del Castellano, etc.), ocupadas y preocupadas en/por la defensa de los derechos lingüísticos de los ciudadanos de Cataluña. Con el mismo objetivo, también aparecieron dos nuevos partidos políticos: uno, en 2006, con implantación regional en Cataluña, C’s;  el otro, en 2007, con la pretensión de implantarse a nivel nacional, UPyD. Y, por otro lado, vieron el día nuevos medios de comunicación digitales (La Voz Libre, La Voz de Barcelona, Diálogo Libre, etc.) y numerosos blogs, que recogen cotidiana y puntualmente, ante el pacto de silencio de los medios “apesebrados”, noticias y análisis sobre la problemática lingüística, y que reman en la misma dirección: defensa de los derechos lingüísticos de todos los ciudadanos de Cataluña, tanto de los hispanohablantes como de los cataloparlantes.

Ante la política de hechos consumados y ante los oídos sordos de las autoridades catalanas, estas asociaciones, estos partidos, estos medios y estos blogs han llevado a cabo una ardua, meritoria, intensa y persistente labor en defensa de los derechos lingüísticos y en pro del bilingüismo. ¿Cómo? Mediante estudios, análisis, manifiestos, conferencias, debates, etc.; mediante manifestaciones y concentraciones de protesta y reivindicativas; mediante iniciativas e intervenciones parlamentarias (por ejemplo, “la enmienda seis punto uno”, “la iniciativa legislativa popular”); mediante acciones judiciales ante el TSJC, el Tribunal Supremo y el Constitucional, y denuncias ante el Defensor del Pueblo. En todas estas acciones reivindicativas, la razón, “lo psico-pedagógicamente correcto” y la legislación vigente estaban y están del lado de los “protestantes” contra la política de “inmersión precoz, total y obligatoria” de la Generalidad de Cataluña.

Ahora bien, ¿dónde ha conducido todo esto? ¿Para qué ha servido tanta actividad? ¿Se ha conseguido algún resultado tangible y concreto que haya permitido un respeto efectivo y un ejercicio real de los derechos lingüísticos de los ciudadanos de Cataluña? No. Sin embargo, como hemos indicado ut supra, las razones y la razón están de parte de los “protestantes” contra la política lingüística de la Generalidad de Cataluña. Ahí están, por un lado, las reiteradas sentencias judiciales del  TSJC  y el Tribunal Supremo que lo ratifican. Ahí están también los argumentos psicopedagógicos que apoyan científicamente sus reivindicaciones.

Sin embargo y a pesar de que el fuero y la ciencia están de parte de los “protestantes”, las reiteradas sentencias judiciales ni fueron acatadas ni ejecutadas por las autoridades educativas de Cataluña, que están instaladas en el desacato permanente. Por su parte, el Gobierno de España y el Poder Judicial hacen sistemáticamente mutis por el foro y también dejación de funciones, para cumplir y hacer cumplir las leyes y las sentencias firmes. Y, como no pasa nada, la Generalidad de Cataluña sigue con su producción normativa, nueva y renovada, para profundizar, consolidar y blindar las mentiras sobre las que se asienta su política lingüística.

Ante este estado de cosas y ante los nulos resultados prácticos obtenidos, está claro, por un lado, que lo hecho ha servido de poco, de muy poco o de nada; y por el otro, que el camino seguido no ha sido correcto, aunque había que recorrerlo para darse cuenta de ello, y que es necesario rectificar, que es propio de sabios. Creo que fue Albert Einstein el que dijo que “si buscas resultados distintos no hagas siempre lo mismo”. Por eso, un cambio radical de paradigma se impone, si se quiere que triunfe la razón y, con ella, el respeto y el ejercicio real de los derechos lingüísticos en Cataluña.

Este cambio de paradigma implica una serie de transformaciones, que me permito simplemente apuntar, para alimentar un debate necesario entre la parte más concienciada, más informada y más comprometida de la sociedad civil catalana y así buscar soluciones funcionales, operativas y eficaces. Por un lado, creo que la parte “ilustrada” de la sociedad catalana debería cambiar de interlocutores: no sirve de nada seguir confiando en el “parloteo” que se trae la casta política (y me refiero a todos los partidos políticos) en el Parlamento de Cataluña o en el Nacional; no sirve de nada tampoco dirigirse al Poder Judicial o a la casta política. Más bien, se deberían tender puentes con la sociedad civil y dirigirse a los propios afectados (padres, ciudadanos de a pie y alumnos).

Por otro lado, creo que habría que cambiar de discurso y adecuarlo a los nuevos interlocutores (cf. ci-dessus): los discursos y análisis de “mercadillo” y de papagayo (que siempre repiten lo mismo), que es lo propio de la casta política y de los “todólogos” mediáticos, deben dar paso a mensajes, preñados de argumentos/razones lingüísticos, psicopedagógicos y psicolingüísticos. Estas ciencias tienen mucho que decir y, hasta ahora, se les ha ignorado.

Finalmente y en función de los nuevos interlocutores y del nuevo discurso, habría que cambiar de estrategia y diversificar también las acciones que hay que llevar a cabo, para que la sociedad civil (ciudadanos de a pie, padres y alumnos) tome conciencia de lo que está en juego y, en consecuencia, se movilice para hacer cambiar, de una vez, las cosas y para que el ejercicio de los derechos fundamentales, los lingüísticos, sea una realidad efectiva.

Ante los resultados obtenidos en 30 años, ante la evolución de la política lingüística y ante lo que se avecina, la sociedad civil catalana más concienciada, más informada y más comprometida debería hacer piña y proceder a los cambios que he sugerido, pero al margen de la interesada e ineficiente casta política (PSC, PP, C’s y UPyD). Para ello, debe subordinar todo al éxito de la defensa de los derechos lingüísticos de todos los ciudadanos, dejando de lado el sectarismo y los intereses partidistas de la casta política y de sus compañeros de viaje, que trapichean con uno de los derechos fundamentales del ciudadano: los derechos lingüísticos.

Coda: « Je ne demande pas à être approuvé, mais à être examiné et, si l’on me condamne, qu’on m’éclaire » (Ch. Nodier).

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1 COMENTARIO

  1. Señor Cabezas, el asunto está meridianamente claro. La aristocracia étnica-nacionalista del «derecho a decidir», mientras detenten el poder político, impedirá por todos los medios que los castellanohablantes (el 55% de los catalanes) tengamos «derecho a decidir» la lengua de escolarización de nuestros hijos.

    Y no nos vengan con el cuento que son «unas cuantas familias». Cumplan la sentencia y verán que son cientos de miles los catalanes castellanohablantes los que «deciden» (recuerden lo del derecho a decidir) ser escolarizados en su lengua «propia».

    PD. No crean la mentira de la escolarización por separado perturba la cohesión social o los resultados escolares. Finlandia donde los escolares suecohablantes y fineses estudian en escuelas separadas es un ejemplo de armonía, democracia y resultados escolares. Además el los municipios con más de un 5% de hablantes de la otra lengua, la administración escribe y rotula en las dos lenguas.

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