La situación en la que nos encontramos no me deja otra opción que mirar atrás y recordar la breve y finiquitada XI Legislatura.

Desde que iniciamos los procesos electorales en los que nuestro país lleva sumido desde hace ya más de un año – teniendo en cuenta las elecciones municipales, autonómicas,… – lo que más me ha sorprendido es la capacidad de la gente para hablar de la manipulación de los medios de comunicación y de las empresas demoscópicas. Sin embargo, lo que a mí me llama la atención es la capacidad del ciudadano de a pie para no ser capaz de elaborar su propia opinión y quedarse sólo con los titulares, cada cual más llamativo, denigrando a tal líder y cual formación política.

Sé que a muchos les resulta interesante que ya no sepamos nada de Venezuela o de Grecia y, supongo, tendremos que esperar a que haya unas terceras elecciones para volver a saber de estos países.

Durante meses, nos han sumido en una política informativa basada en el miedo y, nosotros, los ciudadanos de a pie nos hemos dejado llevar por esa política del miedo, porque somos vagos y preferimos leer un titular que la noticia entera. Y, si eso es así, ni hablar de buscar información alternativa, comparar y elaborar nuestra propia opinión. Sí, somos vagos.

Pero hay que ir más allá, a las redes sociales. Porque, ahora, la principal fuente de información son las redes sociales – esas en las que, periódicamente, se “mata” a Chayanne por ejemplo – que, a su vez, están llenas de perfiles falsos y trolls que parecen poseer la verdad absoluta.

Y yo voy a salir del armario y confesar que voto a Podemos y que, cada día que pasa, me sorprenden más esos perfiles que se dedican a “hacer campaña” en favor de esta formación política usando insultos, críticas y acoso a través de las redes sociales a quienes no opinan como ellos, colaborando – a sabiendas quizás – a que se mantenga la mala imagen que el partido tiene en un sector de la sociedad. Hacéroslo mirar, porque lo que hacéis no favorece en nada a la formación.

Estas actitudes nos deberían dar vergüenza; incluso más que la incapacidad que muestran nuestros políticos para hacer algo.

A estas alturas, aquellos que decían que no buscaban sillones, los tenían pactados. Aquellos que decían que jamás apoyarían a un gobierno corrupto, ahora están a dos días de darle el “sí quiero”. Aquellos que decían que jamás pactarían con nacionalistas, ya se han sentado a hablar con ellos. Y, así, un largo y vergonzoso etcétera.

Y, los españoles de a pie, seguimos sin querer informarnos. Seguimos prefiriendo creer que un grupo de antisistemas de Podemos irrumpió en una iglesia en Cádiz y quemó un cristo crucificado, aunque se probara que la noticia era de Chile. Seguimos queriendo pensar que Pablo Iglesias es un “antiespañol” porque dijo que no se sentía español en un vídeo recortado que duraba 2 minutos, en lugar de buscar el vídeo completo y descubrir que lo decía porque no se identificaba con las políticas del Partido Popular. Seguimos queriendo pensar que Alberto Rodríguez hizo una entrevista “fumado”, por no pararnos a buscar el vídeo real no manipulado.

Sí, señoras y señores, preferimos ser ignorantes y dejarnos manipular por cuentas de Twitter y Facebook y por los medios de desinformación.

Y, lo más importante, es que olvidamos que en las elecciones generales no se vota a personas o líderes de una u otra formación, sino que votamos políticas. No tiene que gustarte Rajoy, sino las políticas del PP. No tiene que parecerte atractivo Pedro Sánchez, sino las políticas que plantea el PSOE. No tiene que agradarte Albert Rivera, tienes que estar a favor de las políticas de Ciudadanos. No tiene que gustarte la coleta de Pablo Iglesias, tienes que ver lo que las políticas de Podemos pueden hacer por nuestro país.

Deberíamos votar por políticas en favor de los autónomos, de la sanidad pública, de la educación, de los recortes en lo que se debe recortar (casa real, salario de diputados y senadores, diputaciones,…), de la dependencia, de una ley electoral justa para todos los partidos; pero, sin embargo, muchos españoles han preferido dar la espalda a unas políticas justas en favor de otras que sólo benefician a unos pocos.

Nos debería dar vergüenza, deberíamos aprender y deberíamos ser capaces de salir a la calle a pedir un gobierno en el que la corrupción no tenga cabida.

Esta es la España en la que vivimos. Una España desinformada.

Estas son las vergüenzas de ésta, nuestra España.

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