Es el piloto más simpático de la parrilla, el que cae bien a más gente que ningún otro, el único capaz de hacer beber en su bota sudada champán a un príncipe… Daniel Ricciardo.
En un principio parecería que tendría que ocurrírsele algo originalísimo y muy sorprendente.
Y sin embargo no, al menos no tan originalísimo y sorprendente, porque su propuesta está inspirada ante todo en el sentido común. Lo cual tampoco es en realidad extraño: simpático y hasta payaso pero un piloto absolutamente serio que trabaja tanto o más que ningún otro.
Su propuesta, que ha mandado a la FIA, se resume en tres puntos.
1-Correr un gran premio cada fin de semana. De ese modo bastarían 21 semanas para correr el campeonato entero y habría mucho margen para comenzar.
2-Al tener que correr cada fin de semana, Ricciardo pide que se supriman los viernes y sólo haya dos días, sábado con una sesión muy larga de entrenamiento o práctica, y por la tarde la clasificación.
3-Que los grandes premios se agrupen por continentes y proximidades, y de eso modo se ahorraría muchísimo tiempo, amén de energía y dinero.
A nosotros nos parece un buen planteamiento. Y a sus colegas, los otros pilotos, nos cuentan que también les parece perfecto y le apoyan al ciento por ciento.
Ahora falta por ver si es posible hacerlo, si todos los equipos son capaces de sobrevivir tantísimos meses sin ingresos.
Falta por ver… si la F1 sobrevive, si la civilización moderna sobrevive. Todos esperamos que sí, por supuesto. Pero nadie, absolutamente nadie, está seguro al cien por cien de que esto vaya a tener un fin.
Ojalá sí y ojalá también hagan caso a Ricciardo. Todos espectadores del mundo estaríamos dispuestos a beber champán, o agua carbonatada, en una bota al mismo tiempo para celebrarlo. Confiemos en el destino y en la magia de ese individuo único y genial que es Daniel Ricciardo.
Tigre tigre.
