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Las rabietas en privado o en los papeles, por favor

La periodista y directora de Público, Ana Pardo de Vera ha publicado un hilo en Twitter cargado de una posible falta de respeto derivada de una actitud soberbia respecto al nombramiento del nuevo director de RTVE

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análisis

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Las redes sociales no son buenas amigas del periodismo, más bien al contrario, son una de las mayores trampas que hay cuando se utilizan desde un punto de vista personal. Hemos tenido un buen ejemplo de ello en el hilo publicado por la directora de Público, Ana Pardo de Vera, en relación con el nombramiento del nuevo director de RTVE. Era público que ella era una de las posibles candidatas, como no podía ser de otro modo. Sin embargo, no fue la elegida sino Andrés Gil.

El hilo de Ana Pardo de Vera comienza desvelando una conversación privada entre ella y Pablo Iglesias donde el líder de Podemos quería «que yo la presidiera provisionalmente hasta que el método del concurso público saliera adelante». Es normal que Iglesias propusiera el nombre de la directora de Público. Es una gran profesional y daba el perfil de persona progresista que debería conocer que la Presidencia de una televisión pública tiene entre sus obligaciones la de buscar ser independiente porque sus contenidos tienen que estar dirigidos a todos los ciudadanos y ciudadanas. Pensar en imponer contenidos contrarios a lo que se está haciendo hasta ahora conllevaría realizar lo mismo que viene perpetrando el PP desde alcanzó el poder, o el sistema que implementaron los populares en las televisiones autonómicas.

Sin embargo, su nombre estaba encima de la mesa, un reconocimiento absoluto de la trayectoria y de la profesionalidad de Ana Pardo de Vera y, sobre todo, de lo que para muchos españoles y españolas significa. Eso ya debería haber sido tomado como un verdadero honor. Lo que se puede pretender es que el nombramiento de un cargo como el de presidente o presidenta de RTVE, del ente de todos los españoles y españolas, fuera automático o con las formas digitales del Partido Popular. Era muy normal que se cotejaran otros nombres de grandes profesionales que, afortunadamente, tiene la prensa progresista española.

El hecho de que Arsenio Escolar saliera en los papeles o que el presidente Sánchez lo tomara también como posible candidato pareció no sentarle muy bien a la señora Pardo de Vera: «A mí aquello ya me olió a azufre monclovita, pero confié en que a Escolar (“Un tipo de su trayectoria, imposible”, me dije) y a mí no nos usarían como ariete político».

A partir de aquí viene el ataque frontal al jefe de gabinete de Pedro Sánchez, Iván Redondo, haciéndole responsable absoluto de su no nombramiento. Sacar el asunto de los viajes de Monago a Canarias para desacreditar a la persona de confianza del presidente, cuando eso es un tema que está pasado, no es tener buen estilo, sino que demuestra resentimiento. Algo así como «si este tío no hubiera estado ahí, la presidenta de RTVE hubiera sido yo». ¿Por qué no publicó en su medio su relación con Monago en plena moción de censura cuando todo el mundo sabía que Redondo fue uno de los que implementó la estrategia a aplicar por parte de Sánchez? ¿Entonces era bueno y ahora no?

Ser de izquierdas no es un obstáculo para presidir RTVE, más bien al contrario, ser progresista es lo que necesita el ente público. Sin embargo, lo que no necesita es alguien que, bajo la cortina del progresismo, utilice los mismos métodos que el PP,  porque la declaración de intenciones «me iba a cargar los toros si llegaba a RTVE» insinúa la imposición de una ideología sobre la del resto olvidándose de que la televisión y la radio públicas no pertenecen a un partido o a una ideología sino a todo el pueblo, piense como piense. En este medio, incluso, hubiéramos aplaudido esa decisión, pero se trata de un servicio público en el que los progresistas deben distanciarse y distinguirse de lo que el PP ha hecho con los medios públicos allá donde ha gobernado.

Por otro lado, no es de muy buen estilo culpar el nombramiento de Isabel Pardo (hermana de Ana Pardo de Vera), como presidenta de Adif, como uno de los detonantes de su no nombramiento: «al presidente del Gobierno, entonces, se le encendió la luz: “No pueden ser presidentas las dos hermanas” y zanjó la cuestión pasada la medianoche aceptando al grandísimo Andrés Gil».

Todo el hilo de Twitter lleva una carga de soberbia impropio de alguien que da la imagen de progresismo como la que da Ana Pardo de Vera. El grandísimo trabajo que está haciendo en el diario Público así lo demuestra. Por eso, su publicación en Twitter sorprende aún más porque, incluso, hace mención al dueño de su empresa editora, Jaume Roures, en unos términos inconcebibles, con mucha retranca, eso sí, y mencionando a un titular de un medio de comunicación de línea conservadora.

Por cierto, en el hilo se ha echado de menos una mención a las otras candidatas que estuvieron sobre la mesa y que, al igual que ella, no fueron seleccionadas. RTVE no necesita imposiciones sino independencia, RTVE no precisa que se antepongan conceptos ideológicos en la línea editorial sino adaptarla a lo que esperan los españoles y las españolas de un servicio público.

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