Este verano, el precio de la luz es la estrella y en este jardín se ha metido solo el PSOE, que intenta de forma infructuosa vaciar agua mientras Podemos intenta aparentar que ellos no saben nada y que solo están en el gobierno un poquito, y mucho menos participando de la subida eléctrica. Y el PP hace lo que uno tiene que hacer cuando se siente también responsable y no quieren que lo señalen: callar. Una cosa que en política se practica bastante poco y que en ocasiones como la actual es la mejor decisión que podía tomar.
La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, anda con el agua hasta el cuello, incapaz de enviar a la opinión pública un mensaje tranquilizador un día y otro mientras el precio de la luz ha visto el quinto récord consecutivo esta semana y el octavo del mes de agosto. Para hacerse una idea, el precio del megavatio hora ha estado de 117,29 euros cuando el precio mediano hace un año no llegaba a los 40 euros. En medio de este follón, además, la ministra ha sugerido que se podría crear una empresa pública de energía.
Por otro lado, el Estado ha abierto expediente a las empresas que gestionan las cuencas hidrográficas de los ríos Duero. Tajo y Miño que han hecho un vaciado de embalses para utilizar más agua de la recomendada, en este periodo veraniego, para generar electricidad a un coste bajísimo para venderla en la subasta, a precios muy altos obteniendo un margen de beneficios elevadísimo que pagaremos los consumidores.
Si damos un vistazo a la prensa -en concreto El Diario de Burgos- leemos: “Los parques eólicos producen más del doble de la energía que se consume”. Si esto pasa en una zona de Castilla y tenemos en cuenta la geografía peninsular, los vientos que soporta y el Sol de que disfruta durante todo el año, nos preguntamos ¿por qué razón no se aprovechan estas circunstancias para obtener electricidad ecológica, más económica, y no contaminante?
Durante la presidencia de Rodríguez Zapatero se quiso incentivar las energías renovables con subvenciones a la fotovoltaica que, después se rebajaron acabando por desaparecer. Esto ha provocado la ruina de más de 62.000 inversores del país y otros del extranjero que están haciendo denuncias que terminaran en los tribunales contra el gobierno español.
También el gobierno de Rajoy instauró el denominado el Impuesto al Sol que era una tasa que obligaba los usuarios del autoconsumo a pagar para estar conectado en la red eléctrica. Es decir, un ciudadano con una instalación de autoconsumo tenía que abonar una tasa para contribuir a mantener el sistema eléctrico.
Ambas cosas (sean o no verdad) han dado la sensación de sospecha de que todo lo que fuera competencia a las eléctricas tradicionales y reducirlos los beneficios, no tendrían que tener ayudas por parte del Estado sino todo lo contrario, aunque se pudiera reducir el consumo de combustibles fósiles que, al no disponer de ellos, el Estado tiene que importarlos con el consecuente coste que representa y que incrementa el precio de la electricidad.
Bien es verdad que no deja de sorprendernos que tres ex presidentes españoles, veinte ex ministros y decenas de ex subsecretarios de estado hayan ido a parar, una vez fuera de la política, a las empresas generadoras de energía no teniendo, en la mayoría de los casos, ningún conocimiento sobre el tema en cuestión. Parece que disfruten de un plan de jubilación extraordinario.
Aconsejo vean un estudio donde se detallan los nombres i fotos de estos afortunados, con el siguiente título: “Eléctricas: el retiro dorado de la política”.
Mientras tanto los consumidores, empresas y autónomos seguiremos, a través de las facturas, colaborando a que los beneficios de las eléctricas sigan aumentando.
