Las múltiples caras de Emilio Saracho y del Banco Santander

Los reveladores correos del secretario Hervada. El día 2 de junio de 2017, el recién nombrado Secretario del Consejo de Administración, dirige al menos tres correos electrónicos al Presidente Saracho, al Consejero Delegado Ignacio Sánchez Asiaín y al Director Financiero Miguel Escrig.

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La resolución y venta por un euro del Banco Popular no hubiese sido posible de no haber mediado una estrategia de comunicación –interna y externa- profundamente estudiada por Emilio Saracho y sus asesores.

Sobre la base de tomar medidas de gestión, reducir el valor en Bolsa y asustar a las autoridades y a los medios –“acojonarlos” como él solía decir más precisamente-, regular la información que iba dando a unos y a otros era vital para conseguir la creación del pánico necesario para que los depositantes retirasen su dinero, provocando una crisis de liquidez para la que el Banco Popular, y cualquier banco del mundo, no estaba, ni podía estar preparado.

También tenía que lograr que los accionistas e inversores que querían tomar control del Popular, no se decidiesen o pospusiesen sus planes. Recordemos que los accionistas mexicanos encabezados por Antonio Del Valle y con el apoyo de un importante grupo chileno, declararon tener preparados hasta 1.700 millones para quedarse la mitad del banco, valorado por los peritos del Banco de España en 11.000 millones de euros. Tenían buen ojo los inversores latinoamericanos, pero había intereses en favorecer a otro comprador, más atribulado.

Obviamente, las conductas descritas en el párrafo anterior deberían determinar que un presidente que siguiese esa estrategia estaría incurriendo en un presunto delito de administración desleal, por el que a Emilio Saracho se le está investigando.
No tenemos vocación de justicieros, pero, con las limitaciones humanas propias de nuestra condición, queremos contribuir a que la trama diabólica que llevó a la desaparición de los ahorros de varios cientos de miles de familias salga a la luz y se pueda hacer Justicia.

El papel de Uría y Menéndez en la resolución del Popular se revela como decisivo a la luz distintos documentos a los que hemos tenido acceso, preparando la resolución del Popular desde meses antes de que esta sucediese.

Para sorpresa de propios y extraños, cuando Saracho acudió al Banco Central Europeo a mediados de marzo de 2017, ya planteó la posibilidad de resolver el Popular, un Banco con 11.000 millones de patrimonio neto y que tenía más de 12.000 millones de fondo de liquidez. Para resolver un Banco como el Popular era necesario crear una crisis de confianza en la institución, de tal manera que una hemorragia de liquidez matase a un banco que gozaba de buena salud financiera, al menos tan buena como el resto de bancos domésticos –Popular tenía la misma calificación que el resto de sus colegas españoles domésticos, Caixa, Bankia o Bankinter.

Sin duda, la decisión de Saracho de no tomar decisiones de gestión o bloquear la venta de activos no estratégicos, dar informaciones muy negativas on y off the record, tenían como finalidad la caída de la acción y la salida de depósitos, pero para que la estrategia rindiese frutos era necesario completarlo con una presentación de la situación sobrecogedora para las autoridades, y se aplicó en ello con la cobertura inestimable de Uría y Menéndez, que ahora defiende los intereses del Santander en múltiples procedimientos legales.

Pues bien, el día 2 de junio de 2017, el recién nombrado Secretario del Consejo de Administración, Joaquín Hervada dirige al menos tres correos electrónicos al Presidente Saracho, al Consejero Delegado Ignacio Sánchez Asiaín y al Director Financiero Miguel Escrig. Esos tres correos electrónicos se refieren a la resolución del Popular y adjuntan sendas notas sobre la misma elaboradas por Uría y Menéndez, el despacho de cabecera del Banco Santander, contratado por Emilio Saracho, sin conocimiento del Consejo de Administración para ejecutar el Proyecto Noya desde antes de su toma de posesión. En definitiva la venta del Popular a bajo precio, para lo que Saracho necesitaba protección jurídica -¡y qué mejor que esa protección la dispensase el mismo despacho de cabecera del Santander y que hoy lleva la defensa de los intereses del Santander en la Audiencia Nacional en el caso del expolio del Popular!

El primer correo lo envía Hervada a las 17:38 del 2 de junio de 2017, bajo el concepto “Nota sobre resolución (17.5.2017)”. Se trata de una nota breve, sin membrete y que de forma harto superficial ventila en dos folios y un párrafo corto un tema tan grave como la resolución de un banco. La nota está fechada el 18 de mayo como borrador del 17 de mayo de 2017 y dedica un párrafo final a la “Responsabilidad de los administradores” muy significativo. Dice “Con el objeto de reducir el riesgo de que se reclamen responsabilidades al actual Consejo de Administración de NOYA, si este decide comunicar al BCE que considera que NOYA es inviable, debería solicitar uno o varios informes de bancos de inversión que confirmen esa opinión.”

A las 20:42 Hervada enviaba un segundo correo a los mismos destinatarios, máximos ejecutivos del Banco en ese momento: “Adjunto nota que había preparado con Uría esta mañana. Es complementaria de la que os envié hace un rato y centrada en explicar el concepto de “inviabilidad”.” Esta nota va con membrete de Uría y es la ya conocida y publicada por Diario16, en la Juan Miguel Goenechea, abogado de U&M, decía a Hervada para que le trasmitiese al Consejo del Popular que “la declaración de “inviabilidad” no conlleva que el Banco deba ser puesto en resolución necesariamente y de inmediato”, que es justamente lo contrario a lo que ocurrió.

Finalmente a las 20:44, Hervada dice “Para los más lectores, un informe que también teníamos preparado sobre respuesta a una resolución.” Otra nota con membrete de Uría, publicada en exclusiva por Diario16 en su día y que versa sobre el protocolo de actuación del DIA “R”, día de la resolución. Ambas notas están fechadas el 2 de junio, viernes, día que Ana Botín declaró que se le había ofrecido el Popular en resolución…

Estas notas de Uría cobran relevancia ahora de nuevo, porque claramente la implicación de Uría y Menéndez, despacho de cabecera del Santander, en la preparación de la resolución de un banco solvente, viable y que por ello que nunca debería haber sido resuelto, venía de atrás y aconsejaba a Saracho y los suyos reforzar la declaración de inviabilidad con informes de banco de inversión que la ratificasen, ya el día 17 de mayo anterior.

Dentro de la estrategia de confusión de Emilio Saracho, recordemos que el 18 de mayo, al día siguiente de la elaboración de esa nota de Uría (borrador del 17, emitido finalmente el 18) sobre la resolución, Saracho conocedor de la fuga de depósitos que asolaba al banco, dijo a los consejeros que el Popular gozaba de liquidez y que el día de pedir la liquidez de emergencia no había llegado y probablemente no llegase nunca, como consta en el acta del Consejo de ese día.

Casualmente, tres días más tarde, el Consejo del Santander decidió comprar el Popular sólo en el caso de resolución del Banco, algo sin precedentes.
Podemos concluir, a la luz de estos correos de Hervada que al menos desde mediados de mayo, sino antes, el despacho de cabecera del Santander trabajaba en un escenario de resolución de un competidor solvente como el Popular, que minimizase los riesgos para su cliente Saracho, el que a la vez tranquilizaba a los consejeros desmintiendo los rumores sobre la necesidad de pedir liquidez de emergencia.

Sin duda, los accionistas mexicanos eran los destinatarios de ese enfoque “tranquilizador”, no fuese a ser que se precipitasen poniendo sobre la mesa más de 1.700 millones que tenían preparados para quedarse el Banco Popular –no era mal negocio- y chafasen al Santander la adquisición que tanto necesitaban.

La manipulación torticera de la información permitió que Saracho llevase el banco a la resolución y, en contra de la opinión del despacho de cabecera del Santander –dan ganas de reir…-, con carácter fulminante expoliados sus accionistas y transmitido al Santander por un precio negativo de menos dos mil millones de euros, mientras que sus consejeros y accionistas de control asistían asombrados al aparente fracaso de la estrategia del banquero de inversión que venía a “salvar” la institución, maniatados por informaciones falsamente tranquilizadoras.

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