El informe de la OMS (Organización Mundial de la Salud) nos muestran una vez más las miserias de fuera de nuestros límites, de esos lugares de los que casi nunca llegan noticias, y no llegan quizás porque no interesa que las conozcamos, que sepamos la realidad que los asiste y atormenta. Según dicho informe, 2000 millones de personas en todo el mundo carecen de acceso al agua, así como 4500 millones no tienen saneamiento ni higiene en sus hogares, pero eso no parece molestar ni proponer o provocar acciones para que los diferentes países intervengan en un intento de hallar resoluciones posibles. No interesan a esos países y a sus gobiernos que, una y otra vez, sí intervienen con las excusas más frívolas y rebuscadas en conflictos o supuestos atentados a los valores y los derechos humanos en otros lugares. Y no interesan porque en ellos no tienen intereses económicos que defender o de los que lucrarse, sino la expectativa y la perspectiva de gastos y disminución de su capital y de su mano de obra. No interesa porque en el tablero del sistema, el juego del capitalismo deshecha todo aspecto o paisaje social o humano que no provea o repercute algún beneficio económico. No interesa en cuanto y tanto no exista una explotación directa o indirecta, bien de materias primas o bien de seres humanos. No interesa, en caso alguno, toda humanidad.
Tanto el agua potable como el saneamiento y la higiene son aspectos primordiales y necesarios para procurar ciudadanos saludables y comunidades con un mínimo de rigor humano, y sin embargo, y aunque en todo momento esa es una premisa y una pauta con la que los representantes de muchos gobiernos nos bombardean delante de las cámaras y en sus constantes reuniones cuando en ello se trata el tema del día, casi 400.000 niños menores de cinco años mueren de diarrea cada año, y de idéntica manera, la transmisión de enfermedades como la cólera, la disentería, la hepatitis A, la fiebre tifoidea, y otras tantas, siguen siendo protagonistas y dando muestras de que en el tablero del sistema, los peones solo son títeres en el juego de un capitalismo que deshecha todo aspecto o paisaje social o humano que no genere algún beneficio económico.
El informe de la OMS seguirá siendo una noticia periódica que no interesa resolver. Volverá a pronunciarse nuevamente con los mismos datos, con idénticos aspectos sin solventar.