Después del parón institucional, exceptuando en el ámbito sanitario, Ciudades como Madrid, Bilbao y Barcelona aterrizan en la nueva normalidad con el objetivo de que sea nueva y más limpia. En el caso de Madrid, la ciudad parece resetearse y olvidarse por completo de la postura antagónica respecto al Más Madrid de Carmena que apostaba por una ciudad más ajena al tráfico y a la contaminación. A Martínez-Almeida y su equipo de gobierno parece haberles sentado bien el bajón en las emisiones provocado por el descenso en la movilidad en estos tiempos COVID y ahora temen la vuelta del humo.
Pasear sin coches
La peatonalización de la Puerta del Sol es sólo el arranque de un proyecto que la alcaldía pretende llevar a los 21 distritos que tiene la capital. Así lo notificó ayer Martínez-Almeida en la inauguración de la Puerta del Sol como zona de uso exclusivamente peatonal. Resulta curiosa la apuesta por este tipo de medidas que el Partido Popular no se había cansado de criticar cuando el anterior Gobierno pretendía llevarlas a cabo.
Bilbao: “despacito”
Bilbao es otra de las ciudades que pisa el acelerador en esta nueva normalidad a la hora de aplicar una movilidad sostenible que reduzca el impacto medio ambiental. Pero a la vez deja de pisarlo en un sentido literal, porque a partir del próximo día 22 de septiembre se impondrá la limitación de 30 kilómetros por hora en toda el área metropolitana. Convirtiéndose en la primera ciudad del Estado que aplica esta medida. La apuesta de Bilbao en este sentido destaca hasta el punto que el Ranking de la Movilidad Urbana elaborado por Greenpeace la sitúa como la ciudad con el transporte más limpio, seguro y socialmente equitativo.
El que la hace la paga
En el caso de Barcelona, la COVID-19 aplazó la entrada en vigor de la aplicación de multas a los que no respetasen la Zona de Bajas Emisiones, pero la tregua acaba mañana 15 de septiembre para todos aquellos que tengan un vehículo más contaminante de lo aceptado por la normativa. Barcelona pasa por ser la ciudad con más carriles para bicicletas de todo el Estado. Más de doscientos kilómetros debidamente señalizados para el que promete convertirse en el medio de transporte estrella de esta nueva normalidad. Con permiso del monopatín.