Las empresas de sondeos demoscópicos, camino de la reconversión

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El gran batacazo de los sondeos realizados en las elecciones del pasado 26 ha llevado a una profunda reflexión en las empresas dedicadas a elaborar dichos sondeos: tanto los que se llevaron a cabo días antes de la jornada como los realizados a pie de urna. Su credibilidad es nula. La patronal del sector, la Asociación Nacional de Empresas de Investigación de Mercados y Opinión Pública, apunta a “la mala praxis que supone la proyección de escaños con muestras insuficientes”, la causa de semejante patinazo

Aneimo, que en realidad sólo agrupa a los “grandes” del sector, ha pedido un encuentro con otras asociaciones del ramo y empresas que se salen del ámbito de su influencia para intentar elaborar, de forma consensuada, “una guía que regule la publicación de sondeos electorales en los medios de comunicación”.

La patronal de las grandes empresas que se dedican a los sondeos de opinión muestra su preocupación por la presencia, cada vez mayor, de encuestas poco consistentes. De entrada, la asociación quiere dejar claro, ante las críticas surgidas en los últimos días, que el objetivo de los sondeos preelectorales “no es acertar o predecir el resultado final de las elecciones, sino analizar o determinar el clima político y tendencias o expectativas de voto de los electores en el momento de realización de la encuesta”. Y esta circunstancia es la que, en cierta medida, justifica las desviaciones que se producen en los sondeos respecto al resultado final de los comicios.

Las leyes españolas prohíben la publicación de sondeos electorales cinco días antes de celebrar los comicios a los que hacen referencia. Los expertos, y las propias empresas, reconocen que en esos cinco días “la tendencia de voto puede cambiar. El cuerpo electoral es un ser vivo y cualquier acontecimiento o coyuntura de impacto sobrevenida en las jornadas previas al día de las elecciones puede influir de forma significativa en el comportamiento electoral final de los ciudadanos”

Aneimo señala  que los sondeos difundidos entre el 15 y el 20 de junio tuvieron una base muestral media de 1.500 entrevistas a nivel del conjunto de España, “suficientes para poder elaborar con rigor estadístico estimaciones de voto a nivel global en términos de porcentaje pero insuficientes desde el punto de vista metodológico para poder efectuar, con garantías técnicas, proyecciones de escaños atribuibles a las diferentes fuerzas políticas.

En cuanto a lo que se ha dado en llamar “israelitas”, los sondeos a pie de urna, según Aneimo, “ requieren de una gran complejidad en su diseño y desarrollo. Para su realización es necesario un enorme despliegue de medios humanos y recursos materiales, planificados y coordinados al máximo. También es enormemente valioso el know how que la empresa y equipo de profesionales encargados de su realización haya podido adquirir y acreditar en experiencias anteriores, para la gestión de todo ese operativo y, en última instancia, para el análisis de los datos recogidos en campo durante toda la jornada y su proyección en términos de porcentajes de votos y escaños asignados a las diferentes fuerzas política”

Por este motivo, las empresas afiliadas a Aneimo no efectúan sondeos a pie de urna. Porque la dificultad para llevarlos a cabo y la necesidad de dotarlos de muchos y muy buenos medios materiales y humanos, las convierten en herramientas de trabajo complicadas con un margen de error elevado.

La patronal de las empresas de sondeos cree conveniente una “reconversión” del sector. Con el sistema electoral actual, definir una adjudicación de votos es un riesgo, “una mala praxis con la que hay que acabar”. En otras palabras, Aneimo está lanzando un claro aviso. Para posteriores ocasiones se podrá hablar de porcentaje de votos más o menos fiable, pero nunca de proyección de escaños, tarea prácticamente imposible con el margen de error técnico con el que se hace este tipo de sondeos.

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