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Las elecciones francesas determinarán el fin de la Unión Europea

La segunda vuelta de los comicios presidenciales en los que se enfrentan Emmanuel Macron y Marine Le Pen van a ser cruciales de cara al futuro, no sólo de la Unión Europea, sino para todo occidente

José Antonio Gómez
José Antonio Gómez
Director de Diario16. Escritor y analista político. Autor de los ensayos políticos "Gobernar es repartir dolor", "Regeneración", "El líder que marchitó a la Rosa", "IRPH: Operación de Estado" y de las novelas "Josaphat" y "El futuro nos espera".
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análisis

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Siempre se ha dicho, o se ha pretendido, que el futuro de occidente se juega en las Elecciones Presidenciales de Estados Unidos. De ahí el gran interés mundial que despiertan esos comicios que, además, son retransmitidos desde un punto de vista del espectáculo más absoluto. Televisivamente, no hay mucha diferencia entre una noche electoral y la Super Bowl.

Sin embargo, la política del mundo democrático ha virado y donde realmente se está jugando el futuro es en Europa y, más concretamente, en Francia. La amenaza de que la extrema derecha llegue al poder es más real que nunca y las consecuencias nada tienen que ver con lo ocurrido en otros lugares donde los ultras han vencido o han llegado al gobierno. Francia, por ejemplo, dispone de armamento nuclear, algo que no ocurre en Italia, donde la coalición de extrema derecha liderada por Matteo Salvini consiguió llegar al gobierno.

A diferencia de lo que ocurrió hace 5 años, el duelo entre Emmanuel Macron y Marine Le Pen no está tan decantado hacia el actual presidente francés. Hoy, en el debate, nos encontraremos ante una mujer que lo tiene todo por ganar y a un hombre que está obligado no sólo a ofrecer promesas a los diferentes electorados, sino a defender su propia gestión, algo complicado sobre todo si se tiene en cuenta que los mayores movimientos ciudadanos se han producido por su oposición a determinadas medidas adoptadas por Macron. No hay más que recordar a los Chalecos Amarillos.

También hay algo diferenciador respecto a la situación del año 2017: lo que indican las encuestas. En ninguno de los sondeos publicados por los medios franceses se descarta la victoria de Le Pen. Las diferencias oscilan pero con pinzas que se acercan a un empate técnico si se le quita el margen de error de cualquier estudio demoscópico.

El propio Macron no tiene el resultado tan claro porque sabe que hay mucho hartazgo hacia la política por parte de la ciudadanía francesa que ya piensa más en las cosas del comer que en los románticos anhelos de la República. Por esta razón desde ayer no ha realizado ningún tipo de acto de campaña y se ha centrado en preparar junto a su equipo el debate de esta noche porque sabe que su rival tiene argumentos suficientes para destrozarle a través de los mensajes populistas «lepenianos» que calan cada vez más entre los franceses.

La supervivencia de la UE

En estas elecciones francesas, además, no se está jugando sólo el futuro del país galo, sino que la propia supervivencia de la Unión Europea está sobre la mesa. Una Francia en manos de la extrema derecha supondría el desmembramiento absoluto de la UE porque Le Pen es, como todos los partidos ultras del continente, es contraria al actual planteamiento de Europa, no por la desigualdad económica que han provocado las políticas de austeridad impuestas desde Bruselas, sino por temas que tan poco importan a los ciudadanos como el restablecimiento de las fronteras o la salida del euro.

Este factor será clave. La UE es un auténtico fracaso de cara al ciudadano. Las instituciones europeas servirán, en ocasiones, como salvaguarda de la justicia en países, como España, en que la corrupción judicial está al orden del día. Sin embargo, desde un punto de vista económico, la Unión ha permitido un incremento de las brechas entre las clases privilegiadas y las clases medias y trabajadoras. No en vano, el crecimiento exponencial del número de millonarios en los países de la Eurozona y el incremento de las fortunas de los que ya eran multimillonarios va en el mismo vector que la caída del poder adquisitivo de los trabajadores.

Eso lo sabe Le Pen y de ahí que esté centrando su campaña en esas materias que afectan a todo el mundo. No hay más que ver que en las zonas en las que más ha crecido el apoyo a la extrema derecha ha sido en los barrios más humildes de las grandes ciudades. ¿Puede haber fascistas en las zonas de, por ejemplo, Marsella habitadas por inmigrantes argelinos? Evidentemente, no. No se trata de una concepción ideológica. Es un fenómeno más complejo que los viejos partidos no han sabido analizar y que Macron no ha entendido.

La realidad es que Le Pen está muy cerca de ocupar el Palacio del Eliseo y eso en Francia se sabe. No es una cuestión pesimista, sino que es un hecho verificable. A todo lo anterior, hay que sumar la efectividad de los mensajes populistas, pero cercanos, de Le Pen en las zonas rurales, donde sus arengas en contra de la inmigración tienen un calado muy importante, regiones, además, donde el sentimiento de patria sigue muy arraigado. El chauvinismo francés no está en París o Lyon, sino en esas zonas agrarias y ganaderas.

Es el mismo fenómeno que se vivió en el Brexit. Fueron las regiones rurales las que decantaron la balanza y se impusieron al cosmopolitismo de Londres, Liverpool o Manchester. Eso está pasando ahora en Francia y, por ello, nadie descarta la victoria de Marine Le Pen.

Destrucción de la ideología política

Por otro lado, la candidata juega con una ventaja política: la destrucción de las ideologías. Antes todo quedaba siempre entre el Partido Republicano (centro derecha) y el Partido Socialista (socialdemocracia). Sin embargo, ahora ninguno de los dos candidatos está sostenido por una estructura ideológica que marque su programa.

Macron es un arribista que creció dentro del socialismo pragmático de Manuel Valls, es decir, desdeñando cualquier respeto a la ideología socialista. La extrema derecha no se puede considerar una ideología en sí misma, porque su discurso está más basado en sentimientos nacionalistas que en otra cosa.

La destrucción de las ideologías hace que Jean-Luc Melenchon esté obligado a realizar una segunda campaña electoral para intentan convencer a su electorado de que no vote a Le Pen porque sabe que es una realidad que muchos de quienes le votaron no tendrán problema alguno en apoyar a la candidata de la extrema derecha. Eso sólo puede ocurrir cuando la ciudadanía ha perdido sus bases ideológicas y este fenómeno no es sólo francés, sino que se ha extendido por toda Europa. En España, por ejemplo, no hay más que ver la fluctuación de votantes de Podemos que ahora apoyan a Vox.

Una victoria para Putin

Desde un punto de vista geopolítico, además, una victoria de Le Pen será también una victoria de Vladimir Putin y de su cruzada para destruir el modelo sociopolítico occidental. Tener a una aliada en el centro de Europa tendría mucho más valor que sus tropas conquistaran Kiev, Helsinki y Estocolmo.

Por tanto, las elecciones francesas suponen algo más que unos comicios de un país. Está en juego la supervivencia de la propia Unión Europea, una organización que se ha entregado al capitalismo y ha dado la espalda a los diferentes pueblos. Si Europa y los países miembros no quieren más extrema derecha lo tienen fácil: priorizar a los pueblos en vez de a los poderosos.

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4 COMENTARIOS

    • Como decía Maricron? Enmierdar a los no vacunados era, no? Pues eso a la mierda europa, malditos ladrones cómplices del expolio de Banco Popular.

  1. «Está en juego la supervivencia de la propia Unión Europea, una organización que se ha entregado al capitalismo y ha dado la espalda a los diferentes pueblos».
    Y que han hecho los partidos supuestamente democráticos por sus ciudadanos????? el PP y el PSOE.
    El PP ESTAFÓ a má de 305.000 familias en el robo o saqueo Banco Popular para regalárselo al Banco Santander y el PSOE lo tapó ayudando a completar la la estafa. Estos dos partidos nos tratan de imbéciles.
    España es un nido de sanguijuelas chupando la sangre al pueblo mientras la chusma política vive a cuerpo de rey.
    Tanto el PP como el PSOE se han cargado la DEMOCRACIA, han establecido un sistema de autocracia (La autocracia es un sistema de gobierno. El cual centra el poder y la toma de decisiones en una sola figura. En dicho sistema de gobierno, el mandatario no tiene el deber de responder de sus acciones ante ningún tipo de control o mecanismo político y social).
    EL PARTIDO DE VOX VA A RECOGER TODO EL VOTO DE LA INDIGNACIÓN DEL PUEBLO.

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