Portavoz de ERC en el Congreso de los diputados
La negativa a tocar la Ley de Amnistía provocará que la Ley de Memoria no se apruebe

Oculta tras una iniciativa transversal y ciudadana, las distintas derechas han iniciado una campaña que no tiene otro fin que expulsar a los partidos nacionalistas e independentistas, que están legalmente constituidos y que respetan las leyes, del Congreso de los Diputados.

Todo parte de una campaña en redes sociales bautizada como «Otra Ley Electoral» y que ya ha cuenta con más de 3.000 firmas en la plataforma Change.org. La pretensión de esta campaña es provocar la recogida de apoyos suficientes para modificar la Ley Electoral para que haya un porcentaje mínimo de votos a nivel nacional para obtener representación en el Congreso de los Diputados, es decir, buscar el modo de expulsar a los partidos legales nacionalistas e independentistas.

Personajes cercanos a la derecha como Mario Vargas Llosa, José Luis Garci, Fernando Savater, exdirigentes socialistas como César Antonio Molina o Nicolás Redondo Terreros, además del exdiputado europeo de UPyD, ya se han comprometido con esta campaña que lo único que pretende es potenciar la intolerancia hacia las realidades y las legítimas reivindicaciones de las nacionalidades históricas que están reconocidas en la Constitución.

La iniciativa se presenta como transversal, quizá apoyada por la presencia de los exdirigentes socialistas que desde hace años se encuentran en una ideología cercana al PP (en algunos casos incluso a Vox). Todo ello se quiere enmarcar dentro del principio de «una persona, un voto«, que suena muy bien pero que, en este caso, muestra una intolerancia hacia quienes no son nacionalistas españoles o no defienden la unidad de la patria como hacen desde las derechas o desde los chats de militares retirados.

El manifiesto señala, además, que la clase política actual ha roto el consenso que se aplicó durante «la gran obra de la Transición«. ¿La Transición una gran obra? Fue el proceso que llevó a España a la democracia desde una dictadura, es cierto, pero fue creada desde las élites, desde arriba, dejando desprotegidos los derechos de la ciudadanía frente a los abusos de los poderosos. Las últimas crisis económicas han demostrado que esa Transición fue incompleta y su canonización lo que ha provocado es que no se haya avanzado en la protección de la ciudadanía.

Esta iniciativa es el ejemplo de la intolerancia mesetaria y no entra a valorar ni a analizar lo que supondría un cambio hacia la circunscripción única. Veamos los resultados de las últimas elecciones generales:

Si vemos los resultados, con la circunscripción única los que verdaderamente pierden representación son los dos partidos mayoritarios, mientras que los nacionalistas no sufren ningún descabalgamiento exagerado, incluso partidos como el BNG o la CUP aumentarían sus representantes. Las formaciones a nivel nacional que recogerían la pérdida de los partidos mayoritarios son Podemos, Ciudadanos y Más País.

Entonces, ¿qué pretenden los que apoyan esta campaña? ¿Poner un límite del 5% de votos a nivel nacional para que sólo tengan presencia parlamentaria el PSOE, el PP, Unidas Podemos, Vox y Ciudadanos? ¿Dejar sin representación parlamentaria a más de un 15% de los ciudadanos y ciudadanas de España? ¿Eso es democracia?

Hay temas más importantes para reclamar o para echar en cara al Gobierno actual. Desde luego, desde la intolerancia no se camina hacia una democracia plena sino que iniciamos la dictadura de las marcas electorales o los personalismos hacia un sistema electoral cercano al de los Estados Unidos. Estos nostálgicos del bipartidismo no han entendido la evolución de la política ni, por supuesto, han analizado las razones de la falta de consenso.

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