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Las condiciones laborales de las VTC ponen en peligro la vida de sus trabajadores

Un informe denuncia que el modelo de negocio de aplicaciones como Uber tiene una alta rentabilidad mientras expone a sus trabajadores a elevados riesgos por los que, incluso, pueden perder la vida

José Antonio Gómez
José Antonio Gómez
Director de Diario16. Escritor y analista político. Autor de los ensayos políticos "Gobernar es repartir dolor", "Regeneración", "El líder que marchitó a la Rosa", "IRPH: Operación de Estado" y de las novelas "Josaphat" y "El futuro nos espera".
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análisis

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En los últimos meses, las historias de conductores de viajes compartidos y repartidores secuestrados, robados o incluso asesinados en el trabajo han sido noticia en todo el mundo. Una investigación muestra que existe una crisis de seguridad total y racializada en los empleos de aplicaciones como Uber, que en España trabajan a través de licencias VTC

Coincidiendo con el Primero de Mayo, Día Internacional del Trabajo, las organizaciones May Day, Gig Workers Rising, PowerSwitch Action y ACRE hicieron pública una investigación que demuestra que la crisis de seguridad entre los trabajadores de aplicaciones está aumentando. 

Las organizaciones descubrieron que en 2022, en Estados Unidos, al menos 31 trabajadores de aplicaciones, el 77 por ciento de los cuales eran personas de color, fueron asesinados mientras trabajaban. Son más de los que se han podido identificar en cualquier año anterior. 

En 2022, cuando Gig Workers Rising dio la alarma por primera vez sobre esta crisis, se descubrió que poco más de 50 trabajadores de aplicaciones fueron asesinados en el trabajo durante los cinco años anteriores. Ahora, después de solo un año más, el total es más de 80. Es desgarrador, es inaceptable y se puede arreglar.

Estas cifras corresponden a Estados Unidos, pero en otros países del mundo sucede lo mismo. El trabajo de la aplicación es tan peligroso porque las grandes corporaciones como Uber confían en un modelo de negocio que traslada la responsabilidad de la seguridad en el trabajo a los conductores y los empuja a situaciones peligrosas. Así es como el modelo de las VTC pone en riesgo a los conductores. 

El salario de los trabajadores de aplicaciones suele ser bajo e impredecible. El 64% informó que ganaban menos de 13,5 euros por hora, y muchos conductores tienen un sueldo menor al salario mínimo de sus países.

Para poder llegar a fin de mes, muchos trabajadores de estas grandes corporaciones dependen de incentivos, como bonos y aumentos salariales, que requieren completar una cantidad específica de viajes o pedidos dentro de un plazo establecido, lo que los presiona para trabajar a cualquier costo. 

Además, Uber puede «desactivar» (despedir) a los trabajadores por cualquier motivo, dejándolos repentinamente desempleados y sin ingresos, a menudo sin un recurso significativo. La desactivación temporal y permanente es algo habitual para muchos trabajadores de aplicaciones. Este modelo alimenta la presión sobre los conductores para que sigan trabajando incluso cuando se sienten inseguros y no tener conflictos con clientes que podrían desactivarlos con una queja. 

Esta presión para seguir trabajando, incluso cuando se siente inseguro, afecta de manera desproporcionada a los conductores migrantes. El 56% de los conductores informaron que continuaron un viaje que los hizo sentir inseguros porque les preocupaba que una mayor tasa de cancelación pudiera conducir a la desactivación. 

El 70% informó que había hecho lo mismo porque les preocupaba que una reseña negativa de un cliente tuviera la misma consecuencia. La sensación de aprensión está justificada, ya que el 69% de los conductores migrantes informaron haber experimentado algún tipo de desactivación, y los trabajadores pueden ser desactivados por baja aceptación o altas tasas de cancelación.

Uber, por ejemplo, tiene la responsabilidad y la oportunidad de realizar cambios significativos para abordar la crisis de seguridad a la que enfrentan los conductores. Sin embargo, no es así y muestra con los salarios de sus altos ejecutivos la codicia corporativa que pone en peligro a sus trabajadores.

En concreto, en 2022 Uber pagó a su CEO, Dara Khosrowshahi, más de 1 millón de dólares y a otros cuatro ejecutivos otros 1,3 millones por «mejoras de seguridad». Uber hizo esto a pesar de que la corporación no cumplió ni siquiera con sus propias métricas de seguridad, que no abarcaban la amplia gama de violencia generalizada a la que se enfrentan muchos conductores.

Las soluciones a la crisis de seguridad no se encontrarán en los bonos ejecutivos. En cambio, Uber debe abordar los riesgos creados por salarios bajos, despidos injustos y otros elementos de su modelo. La compañía tiene los recursos para hacerlo, ya que marcó un récord de 31.800 millones en ingresos en 2022.

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