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Las casas de juego y la pobreza: un binomio inseparable

El crecimiento de las casas de juego en las ciudades es un fenómeno que, sobre todo en Comunidades Autónomas donde hay una mayor permisividad, se está produciendo, sobre todo, en los barrios y los distritos con una menor renta per cápita

José Antonio Gómez
José Antonio Gómez
Director de Diario16. Escritor y analista político. Autor de los ensayos políticos "Gobernar es repartir dolor", "Regeneración", "El líder que marchitó a la Rosa", "IRPH: Operación de Estado" y de las novelas "Josaphat" y "El futuro nos espera".
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análisis

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El juego en sí, como fenómeno social, es problemático en tanto en cuanto genera problemas. Hay quien se lo toma como diversión. Matar el gusanillo de desafiar al azar. Sin embargo, la proliferación de la oferta del juego, tanto en espacios físicos como a través de internet, está provocando una anomalía que, de momento, no ha explotado pero que, pasados los años degenerará en un verdadero problema de salud pública. Según psicólogos consultados por Diario16, el ludópata no es consciente de que requiera ayuda hasta que pasan entre 7 y 10 años desde el inicio de la adicción. Por tanto, nos hallamos ante un problema durmiente que, hasta la fecha, no recogen las estadísticas oficiales pero que, sin embargo, está ahí.

Además, las propias cifras indican que esa proliferación de casas de apuestas o locales de juego se está dando masivamente en los barrios con menos capacidad adquisitiva. Si vemos los datos de la ciudad de Madrid, podemos comprobar que los distritos con una menor renta per cápita son los que han sufrido un incremento mayor de este tipo de locales. Según los datos del Ayuntamiento de Madrid, en los distritos de Puente de Vallecas, Usera y Latina el incremento de las casas de juego está por encima del 65%, mientras que en los barrios ricos —Salamanca, Chamartín y Chamberí— el número de locales ha disminuido.

Por otro lado, dentro de esos barrios más humildes la proliferación se da, principalmente, en las arterias principales como, por ejemplo, Avenida de la Albufera, Avenida de Bravo Murillo, calle Marcelo Usera, etc. Ponemos ejemplos en Madrid donde, por cierto, la Comunidad no ha desarrollado ningún tipo de planificación para las casas de juego como ya han hecho catorce Comunidades Autónomas. ¿Por qué aquí y no en otros lugares?

Representantes del sector del juego consultados por Diario16, nos confirman que existe un componente económico, puesto que en esos barrios el precio del metro cuadrado es más barato que en otros distritos. Sin embargo, existe un componente de estudio de mercado, de buscar al cliente potencial. En los barrios humildes es donde se encuentra la verdadera necesidad de dinero rápido, de intentar hacer real la promesa de lograr mucho por una inversión muy pequeña. Esa necesidad no la tienen en los barrios con las rentas más altas que, si tienen adicciones al juego, encuentran otros canales más «tradicionales».

El verdadero problema lo hallamos, no sólo en el perfil de los barrios donde están proliferando las casas de juego, sino en el jugador tipo que cada vez es más joven y que está acogiendo este tipo de locales como un lugar más de diversión, como antaño fueron los billares o los salones recreativos donde se jugaba a los videojuegos. Un paseo por la ciudad de Madrid durante un sábado por la tarde es la mejor muestra de cómo las casas de juego, sobre todo donde hay oferta de apuestas deportivas, está plagado de gente joven, cuando no de menores de edad. El ritual es el mismo que el de una actividad lúdica, jugándose unos céntimos al resultado de un partido. No obstante, el nivel de las apuestas va subiendo y de unos céntimos se pasa al euro y de ahí para arriba, todo ello, además, aderezado con bonus que dan las propias empresas que lo que provocan es la introducción al ritual del juego y a la normalización de una actividad que puede ser causa de graves problemas de adicción, tal y como estamos viendo a través de las cifras de jugadores auto prohibidos que, en los últimos cinco años se ha multiplicado por 4.

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