Las Caballerizas Reales de Córdoba se hayan inmersas en una batalla legal por saber quién es el próximo legítimo propietario, tras años de cuidados y restauración por parte de Córdoba Ecuestre. Organización sin ánimo de lucro que se hizo cargo de la prestigiosa institución, un edificio histórico que se caía a pedazos, y del que tras pasar restaurandolo durante largos 15 años, ahora el Ayuntamiento de la ciudad parece querer llevarse el mérito tras ver la posibilidad de convertir las instalaciones en un lucrativo negocio turístico.
“Hemos luchado contra viento y marea, cuando nadie lo quería y aquello no era nada”
“Las Caballerizas Reales de Córdoba están consideradas como la cuna del caballo pura raza español”, es una de las primeras afirmaciones que realiza el presidente de Córdoba Ecuestre, Rafael Blanco. No es una afirmación baladí: este edificio emblemático situado en el corazón cordobés fue construido por orden del Rey Felipe II el 28 de noviembre de 1567, y durante muchísimo tiempo ha sido titularidad del Ministerio de Defensa, al haber sido un cuartel de caballería, a la antigua usanza.
“Fue en el año noventa y algo en el que el Ejército hizo reagrupamiento y abandonó estas instalaciones” cuenta Rafa Blanco a Diario16; y fue en ese momento, en particular el 30 de diciembre de 1996, que se crea Córdoba Ecuestre para tratar de salvaguardar las caballerizas, cuya titularidad recae en el Ayuntamiento de Córdoba. El Ayuntamiento en aquel entonces no tuvo problemas en dejar que fuese la entidad sin ánimo de lucro la que se encargase del mantenimiento del monumento.
Un galimatías que Blanco resume como “una situación jurídico-administrativa compleja, que empezamos a manejar como mejor pudimos”. Algo que no cuesta imaginar contemplando en las imágenes el estado en el que se encontraban las instalaciones cuando los militares las abandonaron.
Córdoba Ecuestre la forman, técnicamente, “el Ayuntamiento de la Ciudad, la Diputación, la Confederación de Empresarios, la Cámara de Comercio, colectivos ecuestres, el club de hípica…” y así sigue el presidente de la asociación relatando nombres de colaboradores. Pero lo cierto es que son unos pocos los que la hacen funcionar, en particular “una plantilla de 20 personas” relata Blanco, y han puesto en marcha un espectáculo ecuestre que ya es internacional.
Espectáculos que ya han pasado por Roma, París o Viena, y cuyos beneficios empiezan a parecer jugosos a ojos de algunas fuerzas políticas cordobesas. La titularidad del edificio, como se explicaba anteriormente, está en manos del Ayuntamiento, pero en forma de préstamo por parte del Ministerio de Defensa, que quiere vender ya el terreno y olvidarse del asunto: “es como si Córdoba Ecuestre fuésemos los inquilinos de una casa por la que se están peleando dos dueños” explica Rafael Blanco. Un préstamo que se encuentra paralizado en el estado de “prórroga” desde hace tres años, y que Blanco sólo se explica como “fuerzas oscuras políticas que quieren meter mano en el asunto, ahora que ven que aquello va bien”.
“Las Caballerizas Reales de Córdoba están consideradas como la cuna del caballo pura raza español”
Desde Córdoba Ecuestre reclaman que la propiedad del edificio pase a ser parte del patrimonio de la propia ciudad, en lugar de estar en manos de los concejales y ediles de los partidos políticos. La mera idea de convertirse en un mero “contrato puntual para espectáculos” y dejar que sea el Ayuntamiento el que se encargue del mantenimiento molesta al presidente de la asociación, que después de tantos años encargándose de sacar las Caballerizas Reales adelante, ve como le quieren arrebatar el proyecto.
No tiene problemas Rafael Blanco en señalar a una persona en el Ayuntamiento de Córdoba responsable de estos tejemanejes: “Pedro García, de Izquierda Unida, primer teniente de alcalde”. Hay un claro rencor contra la persona que ve como la culpable de que puedan arrebatar a Córdoba Ecuestre el control de unas Caballerizas Reales por las que que como relata con sentimiento “hemos luchado contra viento y marea, cuando nadie lo quería y aquello no era nada porque estaba abandonado”.
Orgullo por una labor realizada durante años sin beneficio alguno, al tratarse de una organización sin ánimo de lucro, que corre el peligro de desaparecer tragada por los hilos y manejos en la sombra de los políticos españoles, que nunca parecen conformarse con lo que ya tienen.
Así lo han querido denunciar en Diario16, que siempre tiene un compromiso con aquellos que no tienen voz, para que Córdoba pueda recuperar un espectáculo que le pertenece por derecho propio y por orgullo.
