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Rocío Carrasco: La volubilidad en la lucha contra la violencia de género

Manuel Domínguez Moreno
Manuel Domínguez Moreno
Periodista, escritor, sociólogo, politólogo y perito en procesos de paz a nivel nacional e internacional
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análisis

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El documental protagonizado por la señora Rocío Carrasco está haciendo correr ríos de tinta y océanos de espuma por las graves acusaciones que está lanzando y por hacer público el hecho de que presuntamente fue víctima de violencia de género durante su primer matrimonio.

No entro a valorar si las acusaciones de la señora Carrasco Mohedano son ciertas o no porque ni soy juez ni soy policía. Por supuesto, tampoco las voy a poner en duda. En lo que no estoy de acuerdo, en absoluto, es en el método utilizado para hacerlo público y el grandísimo daño que presuntamente pudiera estar haciendo a los cientos de miles de mujeres que sufren tanto violencia física como psicológica si se llegara a demostrar que alguna de sus afirmaciones fuese falsa.

En primer lugar, la elección del escenario para realizar esa denuncia es absolutamente equivocada. Utilizar un plató de televisión, que se emita por una cadena de televisión caracterizada por la veleidad con la que se trata la vida privada de las personas en general, con o sin la aprobación necesaria en la mayoría de los casos, y que los juicios o análisis del docudrama se hagan desde un solo punto de vista, llegando incluso a censurar a personas u opiniones discordantes.

En segundo término, el infierno que viven día a día las mujeres víctimas de la violencia machista no merece una frivolización de este tipo porque, aunque se ha llegado a publicar que el número de denuncias ha aumentado desde la emisión de este docudrama, la realidad es que la señora Carrasco Mohedano no es ejemplo ni, por supuesto, es la paladina de una lucha que es uno de los principales problemas en España y en el resto del mundo.

En tercer lugar, la utilización política que se está haciendo, peor aún que se pudiera hacer de forma interesada, y no precisamente por los medios que defienden día a día la lucha contra el terrorismo machista mientras  otros callan, desde del testimonio de Rocío Carrasco puede provocar, precisamente, el efecto contrario al que se pretendía conseguir, sobre todo cuando la ministra de Igualdad salió en un programa de entretenimiento y entetanimiento  para apoyar ese testimonio sin tener, según reconoció Irene Montero, conocimiento del caso, cosa que sorprende cuando tiene a asesores y asesoras suficientes para haberle preparado un dosier lo suficientemente amplio, porque del matrimonio Carrasco-Flores hay literatura suficiente desde hace años.

Como digo, Rocío Carrasco Mohedano no es la versión 3.0 de Virginia Wolf, Clara Campoamor, María Teresa Blandón, Angela Davis, Tarana Burke, Betty Friedan, María Domínguez Remón, Simone de Beauvoir, Concepción Arenal o María Zambrano, por citar algunas mujeres que sí son referentes del feminismo. Sin embargo, se la ha pretendido colocar en esa categoría desde determinado mundo mediático y, lo que es peor, desde el Ministerio de Igualdad.

Cuando Irene Montero se posicionó de ese modo a favor de Rocío Carrasco sin conocer a fondo el tema, hizo un flaco favor a las mujeres que actualmente viven en situación de maltrato, porque hizo algo que es utilizado como arma por los enemigos del feminismo: la presunción de veracidad de género.

Sin duda, la ministra debería haberse esforzado más en potenciar la Justicia justa en estos casos, poniéndola en valor incluso aconsejando a la señora Carrasco Mohedano que el camino que debería haber elegido era el de denunciar esos hechos en el juzgado de guardia o en una comisaría y no marginar a éstos por  un “show mediático” y, presuntamente, cobrando que, de ser cierto, dejaría en una situación muy difícil a la Ley y al Pacto de Estado contra la violencia de género.

La Ley, aun siendo correctamente aceptable, tiene mucho margen de mejora, sobre todo en lo referente a la implementación de la misma al respecto de la aplicación de Justicia justa y a la reprobación de, en estos casos de una minoría significativa, jueces, juezas y fiscales que no la cumplen en sus decisiones o en sus actos procesales. Sin embargo, ese es el camino que la señora Carrasco Mohedano tuvo que seguir si tenía pruebas diferentes que pudieran reabrir las causas que le fueron archivadas hace años por falta de pruebas.

Irene Montero apareció en el programa buscando minutos y espacios de audiencia. Su impericia gubernamental no justifica un error político gravísimo, porque en el presupuesto del Ministerio hay partidas suficientes para pagar a la legión de asesoras y asesores que debían haberlo evitado, porque el daño a la lucha contra la violencia de género puede ser irreparable.

La ministra buscaba su visibilidad, su protagonismo y audiencia para ella, tal vez con el fin de apoyar otros proyectos no muy afortunados igualmente en las formas de aplicarlos social, humana y legalmente  con el fin de llevarlo a efecto.   El Gobierno, el Ministerio de Igualdad, la lucha contra la violencia de género y el pueblo español, en general, tienen desgraciadamente asuntos más prioritarios que el de opinar en un programa “amarillista” sobre las manifestaciones de la señora Carrasco Mohedano que utiliza “el hemiciclo de un plató“ para denunciar malos tratos cuando tiene la justicia y la ley para hacerlo. Lo peor fue cuando, después de varios minutos hablando, Montero reconoció que no tenía conocimiento del fondo de lo que se estaba tratando en el plató,  en el que la protagonista presuntamente cobra por el repertorio mediático, tal y como reconoció la productora del programa en un comunicado.

La lucha contra la violencia de género no necesita estas ayudas, más bien la perjudica porque favorece los discursos machistas de la derecha y extrema derecha, del PP y Vox.

Los hechos narrados por Rocío Carrasco Mohedano debieron, en cualquier caso, ser presentados ante la Justicia.

Aquí es donde ha perdido, o está perdiendo, por el momento, su credibilidad. Señora Carrasco Mohedano, las denuncias de violencia de género se presentan en los juzgados de guardia para que, de este modo, se la puedan aplicar los protocolos que define la ley para estos casos. ¿Sabe usted dónde las mujeres y hombres que abrazamos la igualdad real y el feminismo la hemos echado de menos? En las horas de lucha, en las acciones, en las propuestas. Usted nunca se ha significado al respecto y en la fecha en la que usted pudo haber sufrido las agresiones que denuncia de forma y en lugar inadecuado, era cuando más falta hacía su voz y su plató en defensa de cientos de miles de mujeres que sufren maltrato y violencia utilizando, incluso cobrando, su visibilidad mediática y los platós de televisión. Sin embargo, calló teniendo la oportunidad y los medios que muchas mujeres no tienen.

Ahora, después de 20 años, cuando los presuntos delitos de maltrato están prescritos, ¿qué pretende realmente? ¿Cuál es su objetivo real? ¿Condenar la violencia y el maltrato de género u otros intereses? Yo no logro a entenderlo en este momento. Desde luego, permítame que le diga, las respuestas a estas preguntas no favorecen de ningún modo a la lucha contra la violencia de género, por respeto y, tal como manifestó la Ministra Irene Montero,  por desconocimiento de fondo prefiero no opinar a este respecto, otros con menos escrúpulos lo escribirán sin lugar a duda.

Señora Carrasco Mohedano, usted, consciente o inconscientemente, con sus episodios presentados en un lugar incorrecto está ayudando a la derecha mediática para que puedan cuestionar y utilizar a su manera la lucha contra la violencia de género, la igualdad real, potenciando el machismo y el patriarcado. Es más, ya el diario La Razón, descubrió determinadas contradicciones entre sus palabras y los documentos que mostró en el docudrama. Tengo constancia del trabajo de investigación que publicara en los próximos días uno de los diarios conservadores más importantes de España, información que pondrán al servicio de sus lectores y lectoras en diferentes entregas. Una investigación en la que podrían desmontar toda su versión de los hechos. Si los medios conservadores de información general, de una u otra forma,   le destrozan sus declaraciones, el daño a la lucha contra la violencia de género será casi irreparable porque entonces se le estará dando espacio, aunque sea su espacio, a los defensores de las denuncias falsas y dejará en una situación más difícil, ante los maltratadores activos y pasivos, a las mujeres que denuncien su drama de maltrato por violencia de género e, incluso, terrorismo machista ante los Juzgados, las comisarías o los cuarteles de la Guardia Civil. 

Más aún cuando desde la igualdad se justifica la desigualdad, y no me refiero a la señora Carrasco y su exmarido, sino a la diferencia entre presunta maltratada del plató con las centenas de miles de mujeres maltratadas que no tienen voz, visibilidad mediática, y que, sobre todo, y sobre todo, no cobran ni mercantilizan su tragedia.

Desearía recordar, por si fuese el caso, que Simone de Beauvoir  dijo  “Me gustaría que cada vida humana fuese libertad pura y transparente”.

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5 COMENTARIOS

  1. Todo es desafortunado en este penoso asunto: las declaraciones de la ministra, las de la señora Carrasco , la cadena que monta la pista de circo y los telespectadores que, ávidos de morbo y carnaza, ven uno a uno los capítulos de este denigrante, vergonzoso y bochornoso espectáculo. Para mi los peores son éstos últimos. No habría basura si no hubiera espectadores dispuestos a comerla a dos carrillos.

  2. No estoy de acuerdo ,en el análisis que vierte en su artículo el sr Dominguez Moreno, creo que la tv como medio de difusión público, puede ser útil para visibilizar el gravísimo problema de la violencia contra la mujer en el ámbito de la pareja, Rocío Carrasco,que presuntamente ha sufrido la violencia machista-terrorista a mano de su expareja, tiene toda la legitimidad de expresarlo públicamente por la tv,esto puede ayudar a muchas mujeres ,que alentadas por el testimonio de Rocío como personaje conocida ,se atrevan a dar el paso de denunciar, ella ha sufrido al parecer en silencio ,como su expareja desde hace décadas hablaba mal de ella en la televisión y cobrando ,también supuestamente día a día al parecer manipulaba desde la infancia, a los hijos para enfrentarlos con Rocío madre de ellos, al parecer consecuencia de éstos malos tratos ,ella a sufrido psicológicamente hasta llegar al intento de suicidio, si en éste momento ella cree que se siente fuerte, para hablar públicamente aunque sea cobrando(de todos modos la cadena de tv ,va ha hacer negocio de ello) es razonable que lo haga, lo de denunciarlo ante los juzgados ,seamos realistas no siempre conlleva ,protección para la víctima, no siempre hay condena judicial, aunque es recomendable hacerlo, es por ello que si ella aunque sea por su popularidad tiene la oportunidad de hacerlo publico ,ella que al parecer nunca ha querido involucrar a los hijos en su sufrimiento de víctima, ella que además de haber sido víctima, ha perdido la relación de madre con sus hijos, por esas supuestas manipulaciones del presunto maltratador, esta en su derecho de hacerlo público y resarcirse en la medida que pueda de la falsa imagen que públicamente y ante sus hijos, ha dado su expareja de ella.

  3. Pues menos mal, que usted no opina. Soy una Letrada de las que lleva mas de 20 años en lucha contra La Violencia de Genero, y es precisamente, en los juzgados y Tribunales, cuando se denuncia, no se consigue lo que se pretenden. A pesar de que el Tribunal Supremo afirme en sus reiteradas Sentencias que: Estos hechos ocurren en la más estricta intimidad, y no pueden existir, pruebas, a pesar de que también afirmen TS., que la Víctima es víctima y testigo, no se consigue nada, si no hay pruebas, a pesar de que el mismo Tribunal manifieste que la declaración de la Víctima puede ser válida para invalidar la presunción de inocencia, » No se consigue lo que se pretende». Como Letrada, le aconsejaría que estudiara un poco sobre todos estos asuntos y sobre todo nuestra Constitución y las ley integral sobre Violencia de Género del año 2004, antes de darnos su opinión, sobre como puede cualquier persona, dan entender lo que ha sufrido por un maltratador.

  4. Señor Antonio López el problema es que TELECINCO no es un medio público sino privado. Su único fin es sacar beneficios. Montar este circo en un tema tan serio como la violencia de género en TELECINCO es, perdón por la expresión, una obscenidad.

  5. Aquí lo único que se dirime es crear un circo mediático y conseguir beneficios económicos. Todo lo referente a la violencia entre hombres y mujeres (no entiendo el cacareado «género»), no interesa a nadie, al menos a nadie de los involucrados directamente.

    La metedura de patita de la Sra. Montero es de antología. Menos daño haría si se largara con la música a otra parte. En el gobierno sólo representa al lobby LGTBI.

    Ya era deficiente la legislación vigente en cuanto si una mujer denunciaba a un hombre por malos tratos, sin más, el hombre queda a las patas de los caballos, sea culpable o inocente. Ahora se ha dado un paso que difícilmente corregirá ese problema y los partidos conservadores tienen la obligación de aprovecharlo y puede que muchos progresistas se lo agradezcan.

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