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La vergüenza de Occidente: Afganistán

Jens Stoltenberg, Secretario General de la OTAN, acaba de declarar que “la misión era proteger a EEUU, no a Afganistán”

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análisis

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Jens Stoltenberg, Secretario General de la OTAN, acaba de declarar que “la misión era proteger a EEUU, no a Afganistán”. Pocos días antes Joe Biden reconocía que la intervención americana en Afganistán no pretendía implantar la democracia en el país, sino evitar el terrorismo. Es decir, vengarse por los atentados del 11 de septiembre de 2001, que derribaron las Torres Gemelas de Nueva York.

Pero después de los bombardeos e invasión de Afganistán, con los miles de muertos y la destrucción de las ciudades que ocasionó, la venganza parecía cumplida. Incluso los talibanes se habían replegado a sus cuevas y otros personajes se instalaron en lo que calificaban gobierno. Entonces el Departamento de Estado mantuvo la ocupación diciéndonos al mundo entero que se quedaban para crear un Estado democrático y una sociedad moderna en el país. Por ello, la OTAN, con su inmenso poderío, ocupó todo Afganistán, instaló bases militares, envió miles de soldados y oficiales desde EEUU, y obligó a los países más ricos y adelantados del mundo a que contribuyeran con sus efectivos. Alemania, Francia, Italia, España, Bélgica, Países Bajos, enviaron miles de hombres, toneladas de armamento, instalaron cuarteles y campamentos, y dijeron que estaban entrenando al ejército afgano para que aprendiera a defenderse por sí mismo de los temibles talibanes.

Durante veinte años, los borreguiles ciudadanos europeos y americanos, hemos pagado las instalaciones, los sueldos, los viajes, el mantenimiento de nuestras tropas y los hombres de negocio en el país oriental. Una periodista de mucho prestigio –cuyo nombre prefiero omitir- me ha enviado unos vídeos grabados en situ. En uno, un oficial occidental dirige ejercicios de entrenamiento de los soldados afganos. Unos muchachos saltan como niños y abren los brazos y se ríen como en un recreo escolar mientras el entrenador los mira con aburrimiento y desprecio y de cuando en cuando él mismo abre los brazos y salta. Ese es el entrenamiento. En los demás vídeos, soldados afganos están entregando a los talibanes el armamento almacenado en enormes hangares.

Otras crónicas publicadas en España dicen que de los supuestos 300.000 soldados de que consta el ejército oficial, ni 170.000 eran operativos. Que cada año desertaban el 25% porque no les pagaban, y que el armamento de última generación que les suministraron no sabían usarlo.

Y yo, que me desespero en estos días terribles en que sigo las informaciones de los periodistas que están en el país, en una labor encomiable y peligrosa, por mi impotencia, me pregunto, ¿Y los oficiales de los Ejércitos occidentales no supervisaron nunca ese supuesto “entrenamiento” charlotesco que se ve en el vídeo? ¿Y los ministros de Defensa de las potencias europeas no preguntaron nunca en qué invertía el dinero su ejército destinado allí? Esos ministros y ministras de Defensa que viajaban a los campamentos de sus nacionales para izar la bandera y escuchar el himno de su país saludando marcialmente a las tropas, ¿nunca se enteraron de cómo se gastaban los presupuestos de su Departamento? Veinte años son muchos años para estar distraídos.

Y también me pregunto, los partidos políticos que presentan los presupuestos anualmente, que los supervisan, que los critican y que los aprueban, ¿nunca preguntaron ni investigaron qué pasaba con nuestro dinero en aquel país, no tan lejano, donde decían que nuestras tropas cumplían una labor admirable? Vimos imágenes de soldados españoles acariciando niños, ministras de Defensa que inauguraban escuelas y hospitales y pasaban revista a un regimiento en posturas muy dignas, pero ¿ni la cúpula del Ejército ni las ministras ni los contribuyentes se preocuparon nunca de averiguar cuánto gastábamos en tan heroicas misiones ni qué rendimiento obtenía esa inversión?.

¿Quién ha tenido la responsabilidad de controlar nuestra misión militar en Afganistán? Durante ese largo periplo han gobernado los presidentes populares y socialistas pero ninguno nos ha informado de cómo se ha organizado esa operación internacional ni que efecto tendría. Ni tampoco los y las ministras de Defensa nos han rendido nunca cuentas de sus gastos, de sus inversiones y de sus resultados. Más inútiles –quiero creer que no corruptas- no han podido ser.

 Los contribuyentes, con esa resignación bovina que caracteriza a los españoles en las últimas décadas, han pagado esa misión cuando muchos no podían pagar su hipoteca o el consumo de electricidad. Y ahora, en que las masas de afganos desesperadas se matan en las inmediaciones del aeropuerto de Kabul para huir del infierno talibán que les espera, nadie, ni el Presidente ni el gobierno ni la ministra de Defensa ni el PSOE ni el PP ni Unidas Podemos ni IU, que no está ni se la espera, nos informan de cómo ha sido posible que la inversión de millones de euros, la estancia de miles de soldados y oficiales españoles en sucesivos reemplazos que vivaquearan dos décadas en Afganistán, los 102 víctimas de los ataques enemigos y los miles de heridos, hayan servido para que los talibanes conquistaran el poder en todo el país en una semana y el ejército afgano les entregara íntegro el armamento que almacenaron gracias a la generosidad occidental.

Ciertamente los que iniciaron e impulsaron la operación y obligaron a sus socios europeos a seguirlos, fueron los Departamentos de Estado de EEUU, bajo diferentes presidencias y partidos, que en esto poco se han diferenciado, pero al parecer los gobernantes de las naciones europeas no son ni soberanos ni independientes y lo que es peor, tampoco inteligentes. No ha habido intervención y ocupación más imbécil y desastrosa y despilfarradora que la última de Afganistán, concluida en una catástrofe.

Naturalmente los que han hecho sus agostos han sido los fabricantes de armamento. Estas operaciones, como otras igualmente criminales, tienen como principal beneficiario al “complejo militar industrial” como confesaba el propio Eisenhower. Esas armas que se les han entregado a los talibanes y las utilizadas en las dos décadas de ocupación, han constituido el más sustancioso negocio. Y no sabemos qué beneficio han obtenido también los intermediarios y comisionistas. Por ello han dilatado tanto tiempo la retirada. No había que matar la gallina de los huevos de oro.  

 Y en este último momento en que el abismo se abre bajo la población afgana,  el Presidente de EEUU y el Secretario General de la OTAN confiesan que no intervinieron en ese país ni para ayudarle  ni para democratizarlo ni para defender  a sus mujeres, mártires designadas, sino para contener los grupos terroristas que podían atacar su país. Para ello invirtieron fortunas en la compra de armamento y el sostenimiento de sus tropas, pagaron comisiones y mediadores, alimentaron la corrupción, el cultivo de heroína y el tráfico de drogas, crearon una farsa de ejército nacional y engañaron a la opinión pública de medio planeta, invirtiendo en ello 84.000 millones de dólares –por lo menos- de los contribuyentes estadounidenses. Y ahora se van dejando al pueblo afgano que se las componga como pueda, que no es su tema.

De lo que va a suceder con el derecho de asilo en Europa para los que huyan de Afganistán tendremos que hablar en próximos comentarios.

Todos, americanos y europeos, presumen de ser los países más adelantados, democráticos y defensores de los Derechos Humanos. Y sus poblaciones se lo creen, y además los pagan.

https://youtube.com/shorts/0M0-dgst9Us?feature=share

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2 COMENTARIOS

  1. No había juzgado bien a esta periodista. Aunque la crítica, sino la tienes que sufrir en los morros, siempre obliga a un@ a mejorar en algún aspecto.
    Esta es, o sería, la única visión real de este conflicto, no ese ejercicio onanista que estoy observando de nuestro presidente por la televisión. Pero tampoco esta tal oposición, muy belicosa desde sus casas, estuvo en el lugar que se espera de la gente con algo de honor. No hay honor en España, no hay en Europa, y Biden parece que empieza a reaccionar ante la total evidencia y las miradas perplejas de los que de forma incomprensible están subordinados a su decisión. No toquen ustedes más los genitales y hagan algo con algo de valor.
    Enhorabuena a la persona que escribe. Gracias por informar en forma útil.

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