Este martes le llamaron de todo menos bonito. Desde el PP y desde sus medios de comunicación: Poco estadista, mal político, mala persona, mediocre, de todo. Pero él ni se ha inmutado. Espera su momento este miércoles. Será la venganza por los sapos que tuvo que tragar en marzo, cuando Rajoy le llamó de todo y rechazó darle su apoyo en aquella investidura fallida.

En su discurso de investidura, Mariano Rajoy cabreó a todos. Hasta a los que han venido manteniendo una postura más conciliadora. Los portavoces del PNV nunca han llegado a decir, como dijo Aitor Estéban, que “se pretende volver al espíritu de la Ley Orgánica de Armonización de las Comunidades Autónomas, o al título octavo de la Constitución”. El portavoz del Partido Demócrata Catalán, antes CiU, Francesc Homs, calificó el discurso de Rajoy como “una afrenta al pueblo catalán”.

Los medios de comunicación afines al “paripé” intentaron contrarrestar estas fuertes reacciones con las pronunciadas por la diputada de Coalición Canaria, los del Foro Asturias o Unión del Pueblo Navarro. Si hubiesen aplicado el mismo rasero a “las mareas” o a los socios de Podemos que tienen voz propia, el balance de reacciones hubiese sido bien distinto.

Pero no. Aquí las cosas han quedado crispadas. Con todo tipo de insultos a Pedro Sánchez de quien dicen que sigue dando la espalda a sus bases. De hecho, la noticia más relevante de anoche era la de unas declaraciones del presidente de la Junta de Extremadura y barón socialista, Guillermo Fernández Vara, pidiendo, por enésima vez, la abstención del PSOE.

Una abstención que pronostica Joan Tardá, de ERC, pero que no va a llegar, al menos en esta sesión. Los socialistas lo tienen claro a pesar de que Rajoy les haya ofrecido, incluso, la “gran coalición”. Corto de miras políticas este gallego que no se da cuenta de que España no es Alemania y los socialistas españoles no son los socialdemócratas germanos. Aquí es imposible este tipo de coaliciones y más con esa derecha ultramontana, la “del dóberman” dicen en Ferraz, donde recuerdan los insultos que han dedicado a Rodríguez Zapatero o el “váyase señor González” de Aznar en los años noventa del siglo pasado. Como para pedir la reconciliación, el apoyo y la colaboración. Ni que estuviésemos en “situación de crisis”.

Pues así las cosas, a Rajoy no le quedará más remedio de ver cómo lo humilla Pedro Sánchez, igual que hizo con él en marzo. Quien siembra vientos recoge tempestades.

Y, a partir de ahí, el trámite de la “segunda vuelta”, la votación del viernes, y vuelta a empezar. Podemos sigue pensando en la posibilidad de formar una “coalición de progreso”. Se olvida Pablo Iglesias de que, también en marzo pasado, le dijo “no” a Pedro Sánchez. Y éste será lo que se quiera, pero no tiene nada de desmemoriado.

¿Elecciones el 18 de diciembre? Lo más probable.

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