El episodio del globo espía chino derribado por Estados Unidos eleva aún más la tensión internacional. Washington y Pekín se encuentran al borde de la ruptura de relaciones diplomáticas después de que dos aviones de combate abatieran “con éxito” el artefacto (que China ha definido como un aparato medidor con fines científicos y meteorológicos) frente a la costa de Carolina del Sur, al este del territorio norteamericano. Lloyd J. Austin, secretario de Defensa estadounidense, aseguró que el globo lanzado por el régimen de Xi Jinping trababa de “monitorear sitios militares sensibles”, especialmente las bases nucleares yanquis.
Hasta el momento se han detectado aparatos de este tipo, además de en Estados Unidos, en Canadá y en otras zonas de Latinoamérica, más específicamente en el espacio aéreo de Costa Rica. ¿Cuántas de estas maquinarias hay surcando los cielos de todo el mundo? ¿Es el mismo ingenio que se mueve con rapidez o hay más, muchos más surcando la atmósfera de la Tierra? De momento los servicios de inteligencia estadounidenses creen que la operación llevada a cabo por el régimen de Pekín es de alto calado y no tiene otro objetivo que espiar a los aliados de la OTAN. De confirmarse esta hipótesis es más que seguro que globos de similares características han estado trabajando en el espacio aéreo de la Unión Europa, probablemente también en España, donde permanecen instaladas dos importantes bases de EEUU en Rota y Morón de la Frontera. A día de hoy, el Gobierno español guarda absoluto silencio sobre el asunto, pero no sería de extrañar que en los próximos días tengamos noticias sobre globos espía chinos transitando sobre la Península Ibérica. La lógica nos lleva a pensar que, siendo China un aliado de la Rusia de Putin embarcada desde hace casi un año en la invasión de Ucrania, no sería de extrañar que Xi Jinping haya puesto a trabajar a sus sofisticadas unidades de contraespionaje para pasarle información al Kremlin. Aunque los globos espía chinos son artilugios ya conocidos desde hace años y con sistemas algo obsoletos, Pekín dispone de tecnología mucho más avanzada para obtener información aérea de sus posibles enemigos.
A esta hora, la Casa Blanca afirma que la trayectoria del globo “contradice” a la explicación trasladada desde China, que acusa a Estados Unidos de “exagerar” en el derribo del globo, mostrando su “insatisfacción” con el manejo de la crisis. Es decir, varios días después de haberse detectado el vuelo del globo chino, la opinión pública sigue sin conocer la ruta o trayectoria específica que siguió. Parece probable que entrara por el norte de los Estados Unidos, atravesando Canadá y sobrevolando los arsenales atómicos que EEUU posee en Montana. Sin embargo, todo son conjeturas. La información se filtra con cuentagotas. Estamos en una guerra y cada bando manipula los datos y la propaganda para sus propios fines bélicos.
Desde China, defienden el “carácter civil” del globo, alegando “causas de fuerza mayor completamente accidentales” como motivo de su entrada en territorio estadounidense. “La parte china claramente solicita a EEUU que maneje la situación adecuadamente de manera tranquila, profesional y moderada”, agregan en un comunicado. China admitió previamente que su globo espía se utiliza “con fines de investigación, principalmente meteorológicos”.
De cualquier forma, esta nueva crisis entre ambas potencias ha llevado a la suspensión del viaje de Antony Blinken, secretario de Estado norteamericano, a Pekín durante este fin de semana. Para EEUU, la explicación de China “carece de credibilidad” y califica los hechos como “una violación intolerable” de la soberanía estadounidense. “No es el único globo de vigilancia de China que opera en el hemisferio occidental”, alegan desde Defensa. Esta afirmación ha hecho saltar todas las alarmas en Europa, especialmente en los países fronterizos con Rusia, en estado de máxima alerta desde que comenzó la invasión de Ucrania. El asunto es de la máxima gravedad. Artefactos secretos transitando por la estratosfera, a gran altitud, podrían convertirse en un riesgo potencial para la seguridad de los aviones comerciales. Un accidente aéreo sería considerado, de inmediato, como un casus belli que podría desencadenar la Tercera Guerra Mundial.
El uso de este tipo de globos espía no es nada nuevo. Durante la Guerra Fría artefactos similares se empleaban de forma frecuente para el espionaje aeroespacial. Aunque los modernos satélites pueden tomar imágenes de mucha mayor resolución, los globos espía siguen siendo muy importantes para determinados cometidos, dada la menor altura a la que pueden obtener sus fotografías y la menor velocidad para acometer esa tarea. También por su capacidad para detectar emisiones electromagnéticas y de radio que no pueden ser percibidas por los satélites o por aviones “invisibles”. Son aparatos rudimentarios pero muy eficaces a la hora de pasar desaparcbidos en la toma de fotografías desde el aire.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha dado la orden de derribar el globo. “Nos estamos encargando de ello”, dijo en Syracuse (Nueva York). No ha sido hasta que el globo ha llegado al mar cuando se ha llevado a cabo el derribo del aparato. En un principio el Pentágono era receloso a la hora de disparar contra el aparato, por la gran cantidad de peligroso material de desecho que podría originar. Las fuerzas estadounidenses estimaron que derribarlo podía causar un riesgo en un área amplia “debido a su tamaño, a la altitud y a la utilidad de su carga de vigilancia”. Horas más tarde, se decidió pasar a la acción, el perímetro fue asegurado y se detonó el globo en una zona apartada de núcleos urbanos. A esta hora se siguen llevando a cabo tareas de búsqueda para recuperar todo el material posible del globo y analizar su composición.
