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La UE decide su futuro: o reparte solidariamente la factura de la epidemia o endeuda a varias generaciones y las condena al populismo fascista

La trascendental reunión de jefes de Estado y de Gobierno del Eurogrupo que se celebrará hoy enfrenta las posiciones de países como España, Francia, Italia y Portugal (partidarios de mutualizar la gigantesca deuda que deja el coronavirus) y los estados ricos del norte que como Holanda o Alemania prefieren un plan de rescate y empréstito para que cada socio pague su propia factura

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análisis

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El Financial Times apoya el plan de reconstrucción que Pedro Sánchez ha llevado a Bruselas y que prevé la creación de un fondo de hasta 1,5 billones de euros en un período de tres años con el fin de que todos los países se impliquen de forma mancomunada y solidaria en la lucha contra el coronavirus. No está mal para un periódico británico que defiende las bondades del mercado libre, que apoyó la política monetaria de Margaret Thatcher y Ronald Reagan y que no vio con buenos ojos la pertenencia al euro del Reino Unido. “Si va a haber una respuesta común europea de carácter fiscal, debería ser esta”, asegura Martin Sandbu, el principal analista de política económica internacional del rotativo anglosajón.

El poder de influencia del FT en el mundo de las finanzas europeas es muy importante y con toda probabilidad sus ejemplares circularán, de mano en mano, en la importante reunión de jefes de Estado y de Gobierno del Eurogrupo que se celebrará hoy. España se juega mucho en esa especie de minicumbre por videoconferencia, tanto como su futuro. La palabra clave a la que se aferra Pedro Sánchez es “mutualización”, es decir, que los líderes de los países comunitarios acepten que la deuda debe tener carácter “perpetua y solidaria” (o lo que es lo mismo, debe ser afrontada por todos los estados miembros en igualdad de condiciones). No lo tendrá fácil el mandatario español. Su propuesta choca de lleno con el frente formado por los países del norte, principalmente Alemania, Holanda, Austria y Finlandia, reticentes a la idea de que la factura sea asumida por todos los socios del club.

Así las cosas, cualquier movimiento precipitado puede resultar fatal no solo para España sino para la construcción de Europa, que corre serio riesgo de estallar por los aires. Todo apunta a que los ministros se andarán con pies de plomo antes de cerrar ningún tipo de acuerdo, de modo que los expertos en política comunitaria no esperan grandes anuncios tras la reunión de hoy. Todo lo más que no se active el bloqueo por parte de los países del norte y seguir negociando en sucesivas conferencias. Empatar, o sea no perder, sería una buena noticia para España. En cualquier caso, lo que salga de esta reunión y de otras a celebrar en las próximas semanas marcará la historia y el futuro del viejo continente. En el fondo, de lo que se trata es de seguir juntos en un proyecto común o de retornar a los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial con todo lo que ello supone, incluso el riesgo de que los nuevos totalitarismos de corte fascista se instalen en muchos países cuyos habitantes pueden terminar cayendo en la desafección y en la rabia contra las políticas inmovilistas de Bruselas. Ese sería el gran drama de Europa. Un drama de consecuencias imprevisibles.

Martin Sandbu asegura en su análisis que el ambicioso plan español, que contempla un fondo de reconstrucción de hasta 1,5 billones de euros con cargo al presupuesto de la UE y financiado con deuda perpetua comunitaria, cuenta con “virtudes irrefutables” para convertirse en una “vía de salida” al conflicto que enfrenta a países como Francia, Italia, Portugal o España con Alemania u Holanda. El artículo del Times viene a demostrar las enormes tensiones que se han desatado entre los países del norte y los del sur a cuenta de cómo afrontar el plan para reactivar la economía europea arrasada por la pandemia.

El periodista opina que el diseño de la propuesta del Gobierno Sánchez “responde a muchas de las dudas”, reticencias y objeciones que los países ricos habían opuesto al principio. Además, es una alternativa viable a la “mutualización de la deuda”, es decir, que los economistas del FT estarían dando luz verde a la idea del presidente del Gobierno español para que la factura de la pandemia se pague entre todos los países de la zona euro y no recaiga exclusivamente sobre aquellos que más están sufriendo los estragos de la enfermedad. No obstante, no es el FT quien tomará la decisión de aprobar o rechazar la fórmula lanzada por Madrid, que también contaría con el apoyo de Francia, Italia, Portugal y Grecia. La última palabra la tiene Angela Merkel, partidaria de crear algún tipo de fondo estructural con cargo a los presupuestos comunitarios sin que ello suponga aceptar los “coronabonos” (deuda compartida) que Sánchez puso encima de la mesa días atrás.

Sandbu tampoco tiene dudas a la hora de apostar por una respuesta común europea al golpe ocasionado por el coronavirus. “Dejar la respuesta a esta crisis en el terreno nacional condenará a Europa a una mayor divergencia económica, tal vez de carácter permanente. Si eso ocurre, no habrá sido por accidente, habrá sido por elección”.

De cualquier manera, el gasto que tendrá que desembolsar la UE para paliar los efectos de la epidemia, ya sea a través de fondos comunitarios creados al efecto o mediante la emisión de deuda pública compartida por todos los socios de Bruselas, será de entre un billón y billón y medio. La propuesta de los “coronabonos” provoca alergia entre los países opulentos, de modo que la maldita palabra finalmente se ha suprimido del borrador que España llevará a la cumbre. Lo que no hará Sánchez será renunciar a un acuerdo de mínimos para que Europa asuma sus responsabilidades de forma conjunta. Por ello, su documento pretende que la ayuda llegue a todos los países damnificados por el virus el 1 de enero de 2021, que se prolongue entre dos y tres años, que figure dentro del presupuesto de la UE y que sea financiada como “deuda perpetua comunitaria”.  

“Mientras que los instrumentos basados en el crédito son necesarios en Europa para afrontar las necesidades de liquidez a corto plazo, la respuesta al covid-19 no debería limitarse a medidas que aumenten los ratios de deuda con el PIB”, asegura el borrador del Gobierno español. “Un nuevo fondo de recuperación económica debe establecerse basado en las transferencias a los Estados, no en el aumento de sus niveles de deuda pública”, agrega. El gran temor del Ejecutivo Sánchez es que Bruselas se enroque en el egoísmo y los recelos hacia los países del sur y finalmente se recurra al parche de un plan de empréstito o rescate, como ocurrió en la crisis de 2008, que dejaría a nuestro país endeudado para varias generaciones. Las expectativas para el próximo año en España son nefastas. Con una factura de 100.000 millones de euros desembolsados para hacer frente a la epidemia, con un endeudamiento de más de 200.000 millones y una tasa de paro que podría rondar el 30 por ciento (el PIB podría caer ocho puntos negativos por debajo de cero) el panorama solo es comparable al que sufrimos tras la Guerra Civil. El caldo de cultivo perfecto para el asentamiento de los populismos nacionalistas demagógicos de corte xenófobo y totalitario.

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