La UE cada vez tiene más claro que cualquier medida, como la estrategia de la descarbonización de la economía, pasa por un papel relevante de los ayuntamientos y las comunidades autónomas. Cuando más cerca del ciudadano mejor se gestionarán los cambios.
Las regiones europeas, fortalecidas protocolariamente en la UE por ser básicamente naciones, se han marcado una hoja de ruta en Bruselas para acometer el futuro hasta el año 2025. La resolución adoptada por el Comité Europeo de las Regiones (CDR), órgano consultivo de la UE, que también integra a los ayuntamientos, apunta a tres prioridades.
La primera es que se debe repensar el modelo democrático de la UE para conseguir que refleje mejor el papel político y la responsabilidad de las autoridades regionales y locales. De hablar de poderes pasa en la segunda prioridad a capacidad de gestión, o sea dinero, y concretamente de la gestión novedosa que ha traído del Covid 19, una gestión que exige la transformación social, y que no sólo afecta a pandemias, sino también a la gran transformación verde que se avecina y la siempre presente revolución digital, sin olvidar los cambios demográficos, según destaca La Celosía.