La tiranía del ‘me gusta’ crea monstruos

Delphine de Vigan aborda en la desasosegante ‘Los reyes de la casa’ el influjo de las redes sociales para someter a familias enteras y sobre todo a menores en pos de una realidad consumista, fútil y vacua

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La escritora francesa Delphine de Vigan. Foto: Benjamin Chelly.

Es un hecho cotidiano más en nuestras decenas de tareas cotidianas diarias. Un simple ‘like’ o ‘me gusta’ a un comentario, imagen o vídeo en una red social cualquiera puede estar generando desde ese mismo instante el germen de un monstruo de mil tentáculos cuya capacidad de voracidad o autodestrucción llega a ser incuantificable pasado un tiempo no muy prolongado. Una dependencia más que comienza ya a ser tratada por expertos en la materia, con una tendencia creciente e imparable. La escritora francesa Delphine de Vigan (Boulogne-Villancourt, 1966) ha abordado en su última novela esta inquietante nueva realidad de hoy en Los reyes de la casa (Anagrama), que con formato de falso thriller narra el devenir de una madre y sus dos hijos menores hacia un fulgurante estrellato mediático tras subir a Youtube videos cotidianos de una realidad totalmente irreal y vacua plegada al cosumismo más voraz y fatuo.

De Vigan nos tiene acostumbrados a una narrativa cercana y absorbente que atrapa con un estilo tan sobrio como virtuoso y natural. Cualquier tema de los tratados en sus últimos trabajos narrativos –la soledad, la vejez, la familia…– con obras de referencia como Nada se opone a la noche, No y yo, Las lealtades y Las gratitudes, logra llegar al tuétano de la cuestión, con un afán perfeccionista casi de entomólogo analizando hasta la última pata del insecto más raro sobre la faz de la Tierra. También lo logra con Los reyes de la casa, donde traslada al lector innumerables preguntas a las que no da respuesta pero sí invita a reflexionar todas y cada una de ellas para llegar a resolver la problemática tratada. ¿Hasta dónde debe y puede llegar el ‘uso’ que los progenitores otorgan a una paternidad y maternidad mal entendidas en pos de unos objetivos puramente consumistas?

¿Hasta dónde debe y puede llegar el ‘uso’ que los progenitores otorgan a una paternidad y maternidad mal entendidas en pos de unos objetivos puramente consumistas?

De Vigan retrata una perturbadora realidad demasiado evidente en la actualidad a la que no se le presta la suficiente atención ni por la que tampoco se activan las señales de alarma que merecen estos abusos de la intimidad de los menores. Familias enteras que viven el fugaz estrellato del universo ‘youtuber’ y siembran frustraciones de incalculables consecuencias en sus hijos menores mientras millones de niños y niñas son pasivos espectadores de unas imágenes que lo ‘venden’ todo, hasta la supuesta felicidad. Son, en definitiva, los hilos de un sistema atroz que está generando monstruos. Sus tentáculos siguen alargándose y nadie está alertando de ello, salvo casos contados, y marginados, por supuesto. De Vigan ha hecho lo propio con la literatura exquisita a la que ya nos tiene acostumbrados.

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