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La senda ultra-liberal

Miguel Ángel Cerdán
Miguel Ángel Cerdán
Licenciado en Historia. Profesor de Secundaria en la enseñanza pública. Articulista en diversos medios digitales e impresos de la Comunidad Valenciana.
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análisis

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Ha habido grandes algaradas y grandes decepciones con las elecciones recientes en Madrid. Y la verdad es que no es para tanto. Más bien es para nada, exceptuando por supuesto para los fans irredentos, vividores de la cosa y aspirantes a. La senda ultra-liberal por la que discurren los distintos actores no va a cambiar absolutamente nada, ni ninguno de ellos se va a salir de la misma.

En unos días, antes y después de las elecciones madrileñas, hemos visto el anuncio de unas políticas que harían palidecer de envidia a la mismísima Margaret Thatcher. Así, se ha anunciado el cobro del peaje en las autovías, después ampliado a todas las carreteras nacionales. Y el jefe de la DGT ha dicho que el que  quiera utilizar autovías, que las pague, con una lógica plena de Reagan o Trump;  ¿por qué no entonces, el que quiera utilizar la sanidad que la pague, el que quiera que sus hijos reciban educación que la pague, o el que quiera una pensión digna que se la pague? Además, unos días antes, en el plan enviado a Bruselas, se coló una supuesta “errata” en la que se diseñaba la supresión de la declaración conjunta en el IRPF, una medida que perjudicaría gravemente a las rentas más bajas, y que haría que tuviesen que pagar unos mil euros más al año. Para justificar esa medida, se decía que así se evitaría desincentivar “la participación laboral del segundo perceptor de renta (principalmente mujeres)”, algo que además de insultar a las mujeres incide en la lógica ultra-liberal de que el que no trabaja es porque no quiere, porque es un  subvencionado y un haragán. También en un plan enviado a Bruselas, este gobierno contempla como previsiones que la inversión en Educación en el 2024 sea de apenas un 4,1 % en relación al PIB y la de Sanidad un 6,2 %, es decir como en los tiempos duros de Rajoy.

Todas estas políticas, aderezadas con fraseología cool y cuqui, corresponden el discurrir continuo por la senda neoliberal y de pérdida de derechos sociales y económicos, por el desmantelamiento total del Estado de Bienestar y de destrucción de una sociedad mínimamente cohesionada por el que transitan todos los actores políticos españoles en los últimos 25 años. La secuencia es sencilla: un partido inicia los hachazos y el otro los culmina. Y viceversa. Y cuando la alternancia no es posible se inventan partidos-desagüe para canalizar mínimamente el malestar, contenerlo y dar en cuanto sea posible el cambiazo.

Es por ello por lo que, gane quién gane las elecciones de Madrid, o de cualquier sitio,  no cambian nada. Y si cambian algo es para que todo siga igual.

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