Los salarios en España son más propios de un país del tercer mundo o iniciando la senda del desarrollo que de la cuarta economía de la Unión Europea. Mientras los sueldos de las clases medias y trabajadoras se incrementan por debajo de un 3%, los beneficios empresariales aumentaron un 82% en el primer semestre, según datos publicados por el Banco de España. Por tanto, en España se está dando un estado de semiesclavitud sistémico por culpa de la precariedad laboral y salarial mantenida por las diferentes patronales y por la pasividad de los grandes sindicatos.
En la situación actual de crisis energética, con una guerra en Europa que ha provocado la imposición de sanciones a uno de los mayores proveedores de gas del mundo, los precios de la energía se ha disparado y esto, en un escenario de salarios más propios de la época de la esclavitud, provoca que las clases medias y trabajadoras y las pequeñas empresas, que en España son las que crean empleo real, tengan muchas dificultades para poder hacer frente al pago de sus facturas de consumo energético.
Así ha quedado reflejado en un estudio publicado por IO Investigación, donde se indica que este año está marcado por la desbocada subida de los precios en las facturas de luz y gas. En marzo de 2022 se llegó a un récord histórico con 283,30€/ MWh, empeorando en verano con 307€/MWh en agosto. Esta inestabilidad económica inquieta enormemente a los españoles. Tanto es así que, el 83% confiesa estar preocupado por la subida de precios en los suministros de cara a la llegada del invierno.
Esta preocupación se extiende a la duda de si los españoles podrán pagar las facturas durante los meses de frío. El 41% de los encuestados considera que puede llegar a tener dificultades para pagar los suministros durante el período de invierno. El Gobierno ya ha tomado medidas para ayudar a la población, como la rebaja del IVA de la luz al 5%, prorrogar la limitación de la subida del alquiler y la bonificación del carburante, entre otras iniciativas.
En la misma línea, el 74% de los españoles, puedan o no pagar las facturas durante la temporada de frío, creen que conocen a alguien que no va a poder hacer frente a los pagos de suministros durante los próximos meses. Una cifra que responde a la alarmante situación que vive la población española desde hace años. 2,7 millones de familias ya estaban en situación de pobreza energética en 2021. Asimismo, el mismo año, el 9,5% de hogares españoles tenían que retrasar el pago de las facturas de suministro por falta de recursos.
Dada la situación, en el mismo estudio, casi el 70% también confiesa que utilizará menos la calefacción que en años anteriores. Una acción a la que se ha sumado el gobierno a través de una petición, con el objetivo de ahorrar energía durante el invierno. Como consecuencia de las amenazas de Rusia de cortar el suministro de gas y la posible negativa generalizada por parte de los Estados miembros a comprarlo, el gobierno se prepara para la escasez de energía que muchos predicen.
Cabe añadir que el 72% cree que controlará más el uso de la calefacción que este verano con el aire acondicionado, temporada marcada por récords históricos de calor. Concretamente, España ha batido el récord de días de calor extremo con un total de 42 jornadas, según la Agencia Estatal de Meteorología (AMET)
Ayudas disponibles que no llegan a toda la población
El Gobierno ya está dando respuesta a la situación de incertidumbre económica, por ejemplo, con las ayudas para transporte público, que pretenden compensar la subida generalizada de precios y potenciar el uso del transporte público.
Durante los primeros días que se podía pedir las ayudas, ya se contó con 425.000 abonos gratuitos de Cercanías, Cercanías de Catalunya y Media Distancia. Estas ayudas están previstas hasta el 31 de diciembre. Pese al gran éxito de la iniciativa, únicamente el 21% de los encuestados cree que estos nuevos descuentos para los usuarios de transporte en ferrocarril equilibran la subida generalizada de precios, ya que el 75% cree que no podrán hacer uso de ellas, quedando expuestos a la subida de precios sin contar con ayudas.
A la pregunta de qué otras medidas creen que debería tomar el gobierno para ayudar a los ciudadanos, los encuestados opinan que una posible solución sería el fomento de energías renovables. Otras propuestas pasan por la reducción del IVA, sobre todo aquel sujeto a productos de primera necesidad y alimentación o proporcionar ayudas de cara a llenar las cestas de la compra. Muchas de las respuestas coinciden en que el gobierno debería bajar los precios en general y trasladar más responsabilidad a las grandes empresas y menos a la ciudadanía de a pie.
¡Viva el gobierno más progresista de la historia! ¡Viva el capitalismo! Cuando algo no funciona se deshace uno del mismo y construye algo nuevo; ¿por qué esta lógica no la aplicamos con respeto al sistema económico?. ¿Somos unos pusilánimes?
El problema no es que no se sepa que hay que cambiar las cosas, cuando este aparece es cuando hay que definir a qué hay que cambiar, cual es el modelo al que hay que acceder y el cómo acceder, teniendo en cuenta que parte de la dificultad no es que seamos demasiado pusilánimes para realizar los cambios, sino demasiado débiles para evitar que el poder fáctico –ese que se sostiene en el privilegio económico que dispone de recursos para tener medios, influencia y la capacidad operativa de los mercados-impida aquellos que operan en su contra.