El fútbol ha sido, a lo largo de su historia, algo más que un mero deporte, negocio o espectáculo. Ha sido un referente para la confirmación de la identidad de los pueblos inmersos en reivindicaciones geopolíticas que se gestaban en los altos salones de la política internacional.
No hay más que recordar lo que sucedió en los años 50 del siglo XX con la «selección fantasma» de Argelia que llegó a provocar una grave crisis con Francia y con la FIFA que, incluso, llegaron a amenazar con la suspensión a los clubes o federaciones nacionales que jugaran contra los argelinos que huyeron de Francia para transformar sus partidos de fútbol en un arma política para conseguir la independencia de Argelia.
Esa «selección fantasma», formada en su mayoría por jugadores que abandonaron la liga francesa, jugó 91 partidos en diferentes países de los que ganaron 65, empataron 13 y perdieron 13, con 385 goles a favor y 127 en contra. Fue sonada la goleada por 6 – 1 a una selección yugoslava camuflada para evitar las sanciones de la FIFA.
Una situación similar a la que vivió Argelia hasta 1962 la lleva sufriendo el Sáhara Occidental desde que en 1975 se firmaran unos acuerdos ilegales en Madrid entre España, Marruecos y Mauritania.
Sin embargo, la situación del pueblo saharaui no es óbice para que no representen a su país a través del fútbol y este fin de semana en España la selección absoluta de fútbol del Sáhara Occidental jugó un partido en suelo español.
El partido se celebró en las instalaciones deportivas Gómez Castro en San Fernando, y enfrentó al Sáhara Occidental y el C.D. Ciudad de Cádiz. No fue un encuentro amistoso, fue un partido por la amistad, con más de tres cuartos de entrada y un público mayoritariamente saharaui que celebraba en cada acción el reconocimiento de su propia identidad.
El encuentro se inició con la salida de ambos equipos portando la bandera del Sáhara Occidental, una muestra de amistad y reconocimiento a la identidad del pueblo saharaui.
El resultado no tuvo importancia alguna, pero sí la fuerza social de este partido de fútbol, que se pudo comprobar en cómo la afición saharaui celebra que su justa lucha por su independencia sigue adelante porque el Sáhara Occidental quiere ser libre y que, como ocurre en un partido de fútbol que se necesita de otro equipo para que se juegue, el pueblo saharaui precisa de otros que jueguen por su causa, y encontró solidaridad en el Ciudad de Cádiz.
Como aquella «selección fantasma» de Argelia, el combinado del Sáhara Occidental lleva sus reivindicaciones y las muestra al mundo a través del deporte. Por eso sus victorias no tienen trascendencia estadística pero sí mucha fuerza simbólica.
A modo de curiosidad, el resultado final fue de 5 a 0 para la Selección Absoluta del Sáhara Occidental.
