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La ruta de los merluzos

Jesús Ausín
Jesús Ausín
Pasé tarde por la universidad. De niño, soñaba con ser escritor o periodista. Ahora, tal y como está la profesión periodística prefiero ser un cuentista y un alma libre. En mi juventud jugué a ser comunista en un partido encorsetado que me hizo huir demasiado pronto. Militante comprometido durante veinticinco años en CC.OO, acabé aborreciendo el servilismo, la incoherencia y los caprichos de los fondos de formación. Siempre he sido un militante de lo social, sin formación. Tengo el defecto de no casarme con nadie y de decir las cosas tal y como las siento. Y como nunca he tenido la tentación de creerme infalible, nunca doy información. Sólo opinión. Si me equivoco rectifico. Soy un autodidacta de la vida y un eterno aprendiz de casi todo.
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análisis

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El sol levanta ya varios palmos cuando el alguacil y el sacristán suben a paso ligero por la calzada rumbo a la iglesia. Aprietan el paso rampa arriba, porque la situación se ha vuelto insostenible. A falta de sirena o altavoces en lugares estratégicos del pueblo, como sucede en municipios de Aragón, aquí en Castilla y las emergencias se tañen, no se cantan.

Los primeros sonidos sordos y espaciados de la campana grande comienzan a retumbar en el pueblo. Es el toque de atención que los vecinos conocen perfectamente. Luego vienen los toques cortos, rápidos y ligeros que tocan a rebato.

Lo que viene después es una junta general en la plaza, frente al ayuntamiento para tratar algún asunto grave, de incumbencia general, cuya urgencia e importancia no aconseja que sea tratado en pleno.

….

Larrival, es uno de esos lugares deprimidos de la Castilla vaciada. Nunca fue un pueblo con excesiva concentración de vecinos. Pero durante la segunda y la tercera década del siglo XX, llegó a contar con setenta y seis casas abiertas. Que traducido a vecinos sumaban casi medio millar. Durante siglos, las gentes de este valle enclaustrado en dirección norte, lo que le aportan inviernos muy fríos y veranos poco calurosos, se dedicaron a la agricultura. Cereales, lino y vino de subsistencia. La cría de cerdos, gallinas y conejos, completaban la subsistencia alimentaria familiar. La gripe del 18 fue el primer diezmo poblacional. El golpe del 36 y la posterior guerra mermaron de nuevo el crecimiento en número de personas, no tanto por los muertos o desaparecidos, sino por el hambre y las malas condiciones de vida de la posguerra que redujeron drásticamente los hijos supervivientes en cada familia. Durante los primeros años cincuenta, el hambre y la necesidad enviaban a los niños a estudiar a los frailes. Muchos no volvieron jamás, salvo de visita esporádica. En los años sesenta del siglo XX, Bilbao, Barcelona, Madrid, Francia o Alemania, fueron acogiendo jóvenes cuyo destino en el pueblo era más que incierto y por eso emigraron en busca de otra vida mejor. En los setenta, apenas quedaban jóvenes en edad de procrear. A partir de ese momento en el que los mayores van desapareciendo y no hay nacimientos, sólo queda la extinción. A finales de los noventa, con el pueblo ya casi extinto, un proyecto de construcción de una urbanización de chalets mantuvo la esperanza de un renacimiento. Pero entre las trabas burocráticas, la falta de acuerdo de muchos de los propietarios de los terrenos, herederos de tierras que en muchas ocasiones, ni siquiera conocían y la avaricia de otros que pensaron que si había interés es porque aquello valía seis veces más de lo que pagaban por ello, fueron pasando los años sin que el proyecto acabara de cuajar, y cuando llegó el crack del ladrillo, les pilló con el paso cambiado y todo quedó en unas calles marcadas, asfaltadas algunas, y un erial cercado de cardos y yerbajos en su mayor parte.

Así llegaron a 2015. Cuando una persona venida de fuera se puso en contacto con el alcalde para sondear la idea de construir, en la parte con las calles asfaltadas, una macrogranja de cerdos. Para ello, no sólo debían dar permiso, sino que los terrenos deberían retornar a suelo agrícola y ganadero. La mayor parte de los que tenían casa en el pueblo y no vivían constantemente allí, se mostraron en contra de esa concentración de cochinas parideras. Ellos conocían otros proyectos y lo que había sucedido en Catalunya con la concentración de purines. Pero los escasos noventa vecinos empadronados, algunos de ellos nuevos retornados a casa de los abuelos, porque en la ciudad, dónde habían nacido y crecido, ya no había medio de subsistir, creyeron las promesas de prosperidad y de puestos de trabajo del representante de la multinacional que acabó construyendo la enorme cuadra de dos hectáreas. Finalizada la construcción ganadera, resultó que el trabajo únicamente era para cinco personas, todas especialistas que vinieron de fuera y que en el pueblo sólo dejaban el ruido de los camiones que lo atravesaban con el pienso y la carga y descarga de animales. A pesar de las advertencias de grupos ecologistas y de aquellos que desde el vecindario del pueblo se oponían a la construcción, por los daños ecológicos que acarrearía la misma, el alcalde y dos tercios de los vecinos, en concejo abierto, votaron, según su propia excusa, a favor del progreso.

….

Han pasado cinco años desde que la granja empezó con la explotación ganadera al por mayor de cerdos. Las primeras consecuencias negativas se dieron al año. La granja “se comía” el 80 % del suministro de agua del municipio. Y cuando ya no fue posible aportar más, porque la tubería no daba más de sí, construyeron un pozo a un kilómetro de la granja que acabó secando la fuente de la que provenía el suministro para el consumo humano.  A pesar de todo, muchos aún seguían apoyando el proyecto. No vivían en el pueblo, aunque estaban empadronados, y no les afectaba. Seguían creyendo eso de que la riqueza se pega y que algo dejaría en las exiguas arcas municipales arruinadas tras la nueva búsqueda de agua potable.

Hoy, cuando el sacristán toca a rebato, es para comunicarles que no pueden beber agua del grifo porque el pozo del que se abastecen desde hace apenas dos años tiene nitritos. Que no pueden regar las huertas porque el agua de los arroyos está llena de nitrógeno y quemará todo lo que se riegue con ella. Todo el subsuelo del pueblo es una gran masa de aguas fecales, consecuencia de la indiferencia, de la equidistancia y de creer ciegamente en promesas capitalistas infundadas y falseadas.

*****

La ruta de los merluzos

 La ignorancia es mucho más rápida que la inteligencia.
 La inteligencia se detiene a cada rato a examinar;
 la ignorancia pasa sobre los accidentes del terreno, que son las nociones
 a gran velocidad, y jamás hay nada que le llame la atención. 
 Así llega rápidamente a cualquier parte,...
 especialmente, a las conclusiones. 
 Alejandro Dolina.
 Músico y escritor. 

Hace algunos meses, cuando la procaz que preside la Comunidad de Madrid, no era capaz de camuflar los astronómicos datos de los contagios por Coronavirus, era frecuente el recurso de echarle la culpa a Barajas, por dónde según los indecentes dirigentes del partido que estos días se enfrenta al juicio por una de las numerosas corruptelas, la Caja B, entraban migrantes infectados que contagiaban a los madrileños.

Como en todo en esta gente sin escrúpulos, cuya única misión política es servirse, ahora, cuando por Barajas entran diariamente cientos de niñatos pudientes franceses que vienen de botellón, a la ruta de la merluza (la que se pesca a base de minis y cubalibres, no de la que se come), Barajas ya no es un peligro, sino el motor de la economía madrileña. Aunque eso suponga como publica en este instante La Vanguardia, más de 2.000 casos de covid en un sólo día y 14 fallecimientos.

Leo en los chats de whatsapps y en Twitter quejas de personas sobre la indecencia y la desvergüenza que les supone que no les dejen ir a visitar a sus seres queridos que viven en el pueblo, y sin embargo entren por Barajas miles de turistas de borrachera y que en Canarias y Baleares ya estén tomando las islas sus dueños alemanes. En muchas de las quejas, se entiende que lo que les molesta no es que entren extranjeros a beber, sino que no les dejen a ellos moverse libremente. Otros, sin embargo, más acordes con la empatía y la convivencia social, toman conciencia de que esta ruta de merluzos, supone un importante peligro para su/nuestra salud y lo que les molesta es que, estos jóvenes, que no pueden viajar de Paris a Rambouillet porque allí tampoco se lo permiten, sin embargo, puedan coger un avión y en un par de horas estar tirado borracho en la Plaza del Dos de Mayo de Madrid.

De lo que no toman conciencia ni unos, ni otros es que toda acción tiene consecuencias y que en esta vida, nada sucede por influencia divina. En España llevamos votando para que este país sea el Resort de Europa, desde 1986. Cerrar, a partir del tratado de adhesión a la Unión, con la connivencia de políticos indecentes como Golfález o el insufrible mentiroso de la Guerra de Irak, toda la industria pesada del país, para dejarlo todo en manos del turismo, de bajo coste y borrachera, tiene estas consecuencias. Primero fue el paro y la desolación en ciudades como Sagunto, Bilbao, Avilés o Reinosa. Luego las tragedias del desempleo en las cuencas mineras de Asturias y León. Más tarde la pérdida de empleo, los lunes al sol, de los astilleros vascos y gallegos. Todo en favor de una supuesta modernización que lo único que consiguió fue la efímera prosperidad de unos sueldos espectaculares en la construcción que se esfumaron como la espuma de una cerveza sin alcohol. Una modernización que nos ha convertido en el país con los trabajos más precarios de la unión, los salarios más bajos y un fraude fiscal que supone el presupuesto de más de un ministerio. Votar hijoputismo porque a mí nunca me va a pasar lo que al vecino que en dos años pasó de una vida acomodada a estar en la calle, sin trabajo y divorciado, tiene estas consecuencias. Votar hijoputismo por miedo al comunismo (que nunca se va a producir porque ya no hay comunistas o los que quedan son viejos nostálgicos) trae paro, pobreza, desolación, vejaciones y corrupción. Votar hijoputismo porque la tele insiste en la falacia de que los comunistas han provocado las mayores masacres humanas (ignorando que el nazismo, el franquismo y los golpes de estado apoyados por USA han causado más de 100 millones de muertos) trae privatizaciones de la sanidad, de la educación, de los servicios y con ello desigualdad, malestar social y precariedad social. Votar hijoputismo porque a mí me la trae al pairo todo y todos son iguales, trae muerte, desolación, paralización de la sanidad pública para todo lo que no sea pandemia, desatención, cabreo entre los enfermos, cabreo entre el personal sanitario y un gasto infernal para las arcas del estado porque las compañías privadas se desentienden de las pandemias porque no son rentables.

El país creador del hijoputismo, dejó atrás en abril de 2020, el número de soldados que perecieron en la Guerra del Vietnam superados en mucho por los del coronavirus.

Aquí, en el estado español llevamos más de 75.000 fallecidos, el 20 % de ellos en la Comunidad de Madrid, lugar trumpista donde el hijoputismo se ha convertido en la única ideología de sus dirigentes.

Madrid se ha convertido en un lugar dónde vivir tiene un plus de peligrosidad insoportable. A la alta contaminación se une una nefasta gestión durante décadas que ha privatizado desde las residencias de ancianos a los hospitales, pasando por la escuela y todo aquello que pueda producir beneficio a algún empresario. Como anécdota, en el Ayuntamiento, hasta la llegada de Carmena, se cobraba por el uso de espacios públicos como salones de actos, por izar la bandera o por ensobrar y enviar notas informativas a los vecinos desde el propio ayuntamiento. Ahora, con la indecencia de mantener los bares abiertos, es la comunidad con más casos de coronavirus por habitante y una de las que más muertos ha soportado (el 20 % del total). Si los muertos por coronavirus en España suponen un 0,15 % del total de la población, en Madrid ese porcentaje asciende hasta un 0,5 %. El milagro Ayuso, lo llaman.

España se ha convertido en la eterna campaña del ejército de salvación: salvar el verano de 2020, salvar la Navidad, salvar la Semana Santa, salvar, de nuevo, el verano de 2021… Y mientras no salvamos la economía que ha caído un 11 %, la mayor caída en 85 años y bastante cercana a la de la Guerra Civil, la gente sigue padeciendo, sigue contagiándose y sigue muriendo. Aunque por lo que se ve, en mi casa debemos ser de los pocos a los que una sola muerte ya nos parece una tragedia, porque la gente sigue acudiendo al bar como si no hubiera un mañana. Nada es representativo, pero en mi barrio, el único negocio que no sólo ha sobrevivido, sino que además se ha abierto alguno en plena tercera ola, son los bares.

Porque sufrir, no es importante mientras el que sufra, sea otro.

Salud, feminismo, república y más escuelas públicas y laicas.

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1 COMENTARIO

  1. «La ignorancia es mucho más rápida que la inteligencia.
    La inteligencia se detiene a cada rato a examinar;
    la ignorancia pasa sobre los accidentes del terreno, que son las nociones
    a gran velocidad, y jamás hay nada que le llame la atención.
    Así llega rápidamente a cualquier parte,…
    especialmente, a las conclusiones.»

    Jesús Ausín. «Una modernización que nos ha convertido en el país con los trabajos más precarios de la unión, los salarios más bajos….»

    Pues no señor Ausin España no tiene los salarios mas bajos de la unión como usted dice. Lo mire como lo mire y dónde lo mire, España tanto en salario mínimo, como en salarios en general ocupa una posición media entre los 27 países de la unión.

    «El Economista» lo sitúa en la posición séptima entre 21 países con salarios mínimos. En cuanto al salario en general de entre los 27 países de la unión, aparece entre el 12 y el 14 (dependiendo de las fuentes)

    Diario «El Economista»
    «El salario mínimo bruto en España, es de 1.108 euros al mes, el séptimo más elevado entre los 21 Estados de la UE que tienen un salario mínimo fijado por ley. Los salarios mínimos más bajos se pagan en el este de Europa, ya que se sitúan entre 300 y 700 euros mínimos al mes en Bulgaria (322 euros brutos al mes), Hungría (442), Rumanía (458), Letonia (500), Croacia (563), República Checa (579), Estonia (584), Polonia (614), Eslovaquia (623) y Lituania (642)».

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