El compromiso intelectual de la pensadora estadounidense Rebecca Solnit es de una valentía admirable y una solidez inquebrantable, y además no tiene fronteras ni límites. Lo vuelve a demostrar con creces en su último trabajo publicado en España: Las rosas de Orwell, publicado por Lumen. “En la primavera de 1936, un escritor plantó rosales”. Con el comienzo del libro se abre al lector una apasionante aventura intelectual, ya que la conocida activista feminista nos sumerge en el ambiente que llevó hace ocho décadas al autor de 1984 o Rebelión en la granja a dedicarse a la jardinería doméstica como terapia ética para mantener incólume su lucha antifascista en tiempos de zozobras ideológicas de toda índole.
Solnit, que lo mismo afronta una disección exhaustiva de la cultura occidental con la precisión de un entomólogo o el origen del indigenismo en la historia de su país con una indisimulada libertad e independencia, pasando por los recovecos más ocultos de un feminismo aún con mucho que hilvanar, conecta en Las rosas de Orwell la vida y obra del brigadista de la guerra civil española con su incansable afán luchador contra todo tipo de totalitarismos.
¿Y qué significan estas rosas? Pues Solnit nos saca de dudas desde el primero momento. “Las rosas lo significan todo, lo que implica que casi no significan nada”
¿Y qué significan estas rosas? Pues Solnit nos saca de dudas desde el primero momento. “Las rosas lo significan todo, lo que implica que casi no significan nada”, apunta. Pero poco a poco, con una sabia paciencia y una capacidad asombrosa para abrir puertas tras puertas en un paseo incansable y tremendamente entretenido, que parece que nos lleva por el camino de baldosas amarillas hacia el palacio del mago de Oz, Solnit logra conexiones impensables en sus reflexiones.
En este libro hay de todo: historia, amor por la literatura de altura, culto a la belleza, el lenguaje, la escritura, y sobre todo pasión desbordante por la esperanza como un acto de contrición para encauzar nuestras vidas hacia un camino de verdad para resistir los envites de todo tipo de sombras camufladas en forma de totalitarismos, ese mal crónico que atenaza nuestras verdaderas ansias de libertad.
