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La revolución de las criptomonedas

Las criptomonedas han supuesto una auténtica revolución, han cambiado las reglas del juego, y afectado a todos los sectores. ¿Qué les depara el futuro?

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análisis

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La historia de las criptomonedas es una historia de escapar al control del poder. Y esta historia comenzó con nuestra última gran crisis financiera: la de 2008. Fue entonces cuando un grupo anónimo de expertos en criptografía pensaron una forma de meterle mano a los dos eslabones de la cadena económica que desataron y gestionaron esa gran crisis (y derivaron la factura, en su mayor parte, a los ciudadanos): los gobiernos o entidades supranacionales que imprimen el dinero, y los bancos que ejercen de intermediarios inevitables. Y ahí comenzó esta nueva revolución.

Criptodivisas: cómo escapar al control

Al final, el problema esencial era la verificación: cómo garantizar que la transacción era correcta sin necesidad de intermediarios. La solución fue lo que se conoce como tecnología blockchain: una base de datos compartida a la que tienen acceso todos los participantes, que pueden rastrear cada transacción realizada, y que se aloja en una cadena de bloques descentralizada, y asegurada por tecnología de encriptación. Dicho de otra forma: una especie de libro de contabilidad compartido y seguro, que nadie puede modificar, puesto que la información se almacena de forma independiente en cada bloque.

Las criptomonedas, pues, no son sino una implementación de esta tecnología blockchain: son divisas digitales, protegidas por el encriptado para asegurar las transacciones. Y, a diferencia de las divisas tradicionales, no pasan por ningún intermediario.

Las criptomonedas tampoco tienen detrás ninguna reserva de oro ni el respaldo de ningún país ni banco central, su valor depende de la oferta y la demanda. Ello puede llevar a importantes fluctuaciones en su valor: el Bitcoin comenzó 2020 valiendo 8.000 €, y en 2021 superó los 30.000 €, encaramándose hasta los 50.000 € por momento, para luego empezar a desplomarse. De hecho, la primavera de 2022 ha sido catastrófica a nivel financiero para las criptomonedas, y todos seguimos pendientes de más noticias relevantes al respecto.

Pero hay que desligar, por un lado, las inversiones y la especulación con criptodivisas, del hecho mismo de las criptomonedas y su uso práctico para el día a día, que es para lo que fueron creadas.

Principales criptomonedas en uso

Las criptomonedas, como las monedas corrientes, también se “crean”, pero no con metal ni con respaldo bancario, sino con un algoritmo particular, que establece el ritmo al que pueden “minarse” en equipos informáticos que se dedican a ello las 24 horas.

Hoy día existe una buena cantidad de ellas, de suerte dispar: Cardano, Tether, Solana… aunque las tres de las que más habrás oído hablar son las siguientes.

Bitcoin

La madre del cordero, la primera criptomoneda, creada por una o más personas anónimas bajo el nombre de “Satoshi Nakamoto” en 2009 como sistema de pagos P2P.

Su algoritmo reduce por 2 la cantidad de bitcoins producidos cada 4 años, hasta alcanzar el límite fijado en 21 millones de bitcoins, como sistema que fije su valor y evite grandes devaluaciones. Se trata de la criptomoneda más sólida, debido a que está tan extendida que para “tumbarla” haría falta desconectar internet en prácticamente todo el planeta.

Ethereum

Creada en 2013 por Vitalik Buterin, esta criptomoneda funciona en general igual que bitcoin, aunque con una interesante diferencia que la convierte en la favorita de los programadores, y en la segunda criptodivisa en importancia del mercado: que permite programar condiciones en su interior, con un lenguaje de programación propio llamado Solidity.

Se trata de piezas de código inmodificables en las que se pueden inscribir acuerdos entre las partes. Un ejemplo entre las casi infinitas posibilidades: un artista puede desarrollar un smart contract que gestione los derechos de su banco de imágenes, y establecer un micropago en Ethereums cuando algún medio las utilice.

De esta forma Ethereum empuja más hacia la descentralización para la que originalmente fueron creadas las criptodivisas, y no tanto para la especulación.

Dogecoin

Dogecoin es una de las sorpresas del sector: nació en 2013 en parte como un divertimento, basado en el meme del “perrete chico” que corre desde hace tiempo por internet, con la divertida cara de un perro de raza Shiba Inu.

Dada la mala fama que tenía bitcoin por aquellas fechas, debido a sus asociaciones con el mercado negro, el programador Billy Markus creó esta cripto con un algoritmo basado en otra cripto, Litecoin, que tiene una mucho mayor velocidad de minado frente al bitcoin. Y, además, no tiene límite: primero se fijó un máximo de cien mil millones, pero actualmente se ha retirado su límite para convertirla en una moneda inflacionista a largo plazo.

¿Motivo de su éxito? Pues algo tan tonto como el apoyo de personajes como Snoop Dog y, sobre todo, Elon Musk, que la calificó como “la criptomoneda del pueblo”.

Beneficios de usar criptomonedas en comercio electrónico

Si nos olvidamos de la especulación y nos centramos en el uso práctico de las criptomonedas, encontramos en ellas tres grandes beneficios en el comercio electrónico.

  • Transacciones rápidas: la velocidad a la que se transfiere el dinero es superior a la que ofrece cualquier entidad bancaria, en todo el globo.
  • Reducción o eliminación de cargos: cada transacción electrónica con un banco o e-wallet de por medio conlleva una comisión para el vendedor o el comprador. La transacción con criptomonedas no conlleva nada de eso porque no hay intermediario.
  • Mayor seguridad que con monedas corrientes, ya que un error bancario o un hackeo pueden poner en riesgo tu dinero. A la encriptación con blockchain no hay manera práctica de meterle mano.

Sectores populares que aceptan criptomonedas

Algunas estimaciones recientes indican que ya el 10% de la población española posee y/o utiliza criptomonedas. Pero, ¿hasta qué punto son utilizables? Lo cierto es que, sabiendo dónde comprar, uno ya puede prácticamente hacer vida normal con criptomonedas.

En el comercio al por menor, existen incluso establecimientos físicos que aceptan el pago en criptomonedas, superando ya el centenar en Madrid y Barcelona, y creciendo en el resto de España. Los comercios digitales les llevan la delantera, ya que tenemos desde tiendas de colchones hasta webs de cosmética.

El sector turístico también está haciendo un hueco para encajar con el mundo cripto, con agencias online que aceptan bitcoins para pagar sus viajes, y del sector bancario mejor ni hablar, porque han sido los primeros en ofrecer productos y gestiones de criptomonedas.

En el sector del juego están siendo algo más cautos, ya que aunque marcas como el casino PlayUZU, 888Casino o MrGreen están incorporando gran cantidad de métodos de pago, todavía no aceptan bitcoins u otras criptomonedas como método de depósito directo. Lo que sí hacen es incorporal la plataforma Skrill, en la que se pueden cambiar criptomonedas por otras divisas.

Algo parecido ocurre con plataformas como Bitrefill, en la que puedes usar tus criptos para conseguir tarjetas regalo que utilizar en Amazon, Carrefour, El Corte Inglés, Ikea o Media Markt, lo que a la práctica supone poder utilizar criptomonedas para la alimentación o cualquier otra necesidad material corriente.

En resumen: las criptomonedas han supuesto una auténtica revolución en el mundo del comercio, y está todavía por ver cómo se va a configurar su impacto. Los vaivenes especulativos y el consumo energético en su minado preocupan a las autoridades, no sólo por motivos de control, sino también de seguridad del usuario. Al mismo tiempo, sus primeros intentos de regulación son un reconocimiento a los beneficios de las criptomonedas, que han llegado para quedarse.

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