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La realidad

Picar el cebo

Francisco Silvera
Francisco Silverahttp://www.quenosenada.blogspot.com.es
Escritor y profesor, licenciado en Filosofía por la Universidad de Sevilla y Doctor por la Universidad de Valladolid. He sido gestor cultural, lógicamente frustrado, y soy profesor funcionario de Enseñanza Secundaria, de Filosofía, hasta donde lo permitan los gobiernos actuales.
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análisis

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No sé si consolarme, quizá el contexto me lleve a valorar de forma diferente lo que siempre es igual. He oído hoy varias conversaciones que me sirven de muestrario para conformar, aquí sentado con un café y oyendo piezas para piano de mi amigo Gabriel Fernández, una instantánea siempre incompleta de la realidad.

Voy a pelarme y afeitarme a una barbería. Varios hombres maduros hablan de los “okupas” con preocupación. En general, el movimiento de “okupación” se ha podrido como todo lo humano; lejos del idilio revolucionario que algunos pretenden, existen verdaderas mafias de venta ilegal o alquiler sin propiedad que están jodiendo a pobres desgraciados.

-Conozco a uno que lo arregla –afirma un presente.

-Ya –contesta otro, con cierta sorna, como sabiendo…

-No, no te creas, digo pagando; les propone “Prefieres 500 euros ó 500 hostias”, pero empujando y sobre la marcha, nada de pensarlo o volver mañana… No. Del tirón, y dicen que sí, se van y ya está, y encima sacan 500 euros.

El debate teórico es sobre el Derecho a la vivienda, el real es sobre cómo unos jetas se quedan con tu casa y la Administración, los abogados o la policía se ríen en tu puta cara. Cuando la política de verdad no asume sus responsabilidades: aparece la de mentira y te ofrece comprensión y medios… que nunca llegarán pero se tiende a picar el cebo.

Hablan de unos vídeos terribles que todos conocen y que no me han llegado jamás, yo siempre inundado de libros, música, etc. (¿seré un “freaky”?). En uno un perro devora las pudendas a un supuesto violador azuzado por la familia de la víctima; en otro unos campesinos matan con regocijo utilizando piquetas de albañil a un tipo que les robaba; en el último hablan de otro ladrón, desgarrado por dos leonas que cuidaban la casa de un rico harto de sus hurtos; acaban contando la ocurrencia de uno del pueblo que ha puesto como guardián a un toro de lidia, también cansado del expolio permanente. Saco dos conclusiones, las “snuff movies” se han democratizado como el porno, ya no es necesario ser rico e ir al mercado más negro para ver cómo despedazan a una persona y masturbarte con ello, todo un avance; segunda, cuando la política de verdad no asume sus responsabilidades: aparece la de mentira y te ofrece comprensión y medios… que nunca llegarán pero se tiende a picar el cebo.

Después observo una conversación entre jóvenes sobre el debate televisivo de los candidatos a la Presidencia del Gobierno; una muchacha pregunta a otro joven, un poco cabreada, si se ha leído el programa de los muy muy patrióticos que le gustan: contesta que no, pero que cada cual vota libremente al que quiera; sí, pienso, eso debe ser ya la democracia porque cuando la política de verdad no asume sus responsabilidades: aparece la de mentira y te ofrece comprensión y medios… que nunca llegarán pero se tiende a picar el cebo.

Finalmente, mientras recuerdo que sólo el 2% de las plazas ofertadas para trabajar en el campo en mi provincia son aceptadas por españoles limpios de sangre, oigo a un hombre que labora con sus manos cuánto le cuesta mantener una empresilla de chapuzas con cuatro trabajadores manteniendo todo legal y como debe ser, y a veces, si se descuida, resulta que él gana menos que unos empleados que tampoco están para tirar cohetes… Pienso en cómo se concentra la riqueza progresivamente mientras la gente sencilla cada vez menos puede pensar en un futuro a largo plazo… como para tener hijos, ¡ja!, pienso en cómo todo está ideado para cuanto más tengas más fácilmente puedas escaquearte de cualquier obligación, mientras las pringás, los pringaos están cogidos por todas partes, ya se puedan poner en cruz… y creo que cuando la política de verdad no asume sus responsabilidades: aparece la de mentira y te ofrece comprensión y medios… que nunca llegarán pero se tiende a picar el cebo.

Añado: ¿no estamos incurriendo en una cierta violencia gratuita vinculada a la estética que se desliza a lo cotidiano? Siempre me ha parecido que la influencia del cine o las series de los USA en las sociedades menos favorecidas culturalmente era perniciosa (incluida la mayoritaria subsociedad estadounidense de los desgraciados, que sólo sale en “realities” chungos): pistolas de culto, héroes delincuenciales… te ofrecen comprensión y medios…

Entonces entiendo el debate que he visto, con un sólo político que no puede ganar porque tiene el pelo largo y quiere que la banca devuelva lo que nos ha sisado; y en ese debate nadie quiere decir el vencedor real, que no lleva coleta y se atreve a ir descorbatado en alarde de chulería: el de la calle resabiada y vengativa de no se sabe qué, innombrable por pura vergüenza o estrategia o miedo: ese la de mentira que te ofrece comprensión y medios… que nunca llegarán pero se tiende a picar el cebo.

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1 COMENTARIO

  1. Vamos a ver.. dices «el que lleva coleta»..pues yo tambien llevo el pelo recogido con una coleta, y eso no significa nada especial. Dices «el que no lleva corbata»..y eso si que significa algo, indica que no es tan ridiculo como para ponerse una reveladora analogia de una soga al cuello. Yo a ambos, los meteria dentro de ciertos hornitos muy practicos, bajo mi exclusiva responsabilidad, pero una cosa no quita la otra, que sean residuos existenciales, no los hace criticables solo por bobadas como la coleta o no llevar corbata

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