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La postimagen del socialismo

Alberto Vila
Alberto Vila
Analista político, experto en comunicación institucional y economista
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análisis

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El concepto de “postimagen” se deriva del fenómeno producido cuando uno mira directamente al flash de una cámara fotográfica o a cualquier otro dispositivo que emita bastante iluminación. Al dejar de mirarlo no sólo no vemos bien durante un período de tiempo, sino que vemos en nuestro campo de visión una figura fija similar al contorno del dispositivo que nos ha iluminado. La figura que se visualiza después de una exposición a alguna fuente de luz es lo que se denomina postimagen y se puede observar tanto con los ojos abiertos como con los ojos cerrados. Aunque ya no exista.

Lo que muchos militantes ven en “su” socialismo es la postimagen de la campaña de Pedro Sánchez durante las primarias para recuperar la Secretaría General del PSOE. Recordemos aquellos puños en alto y el entusiasmo al cantar las estrofas de “La Internacional”. Sí, para las almas desconfiadas, pueden consultar las imágenes en la Red, que para eso está. Excepto, tal vez, si los equipos de Iván Redondo, asesor que se remunera con los fondos que toda la ciudadanía paga con sus impuestos, no los han borrado.

En aquella heroica road movie que recorrió todo el territorio con recursos escasos, no como el coste del jet privado que utiliza ahora, o la inaceptable utilización de los medios oficiales para formular mensajes partidistas, el espíritu más auténtico del socialismo histórico produjo la marea que lo repuso al frente del partido.

Tal fue el entusiasmo, que la nueva dirección del PSOE tuvo que evitar que en el plenario del 39 Congreso llevado a cabo en Madrid en 2017, se votase aquél domingo 18 de junio, la enmienda que pedía convocar un referéndum para instaurar la Tercera República. Una propuesta que Juventudes Socialistas consiguió sacar adelante en la comisión del partido con 98 votos a favor frente a 69 en contra, pero que la organización juvenil acabó retirando tras tensas negociaciones con el equipo de confianza del secretario general. 

El nuevo texto que se elaboró, sólo recogió superficialmente los “valores republicanos” del PSOE. Esta fue una redacción basada en los eufemismos que han caracterizado a este gobierno, en comparación con la enmienda original, que decía: «El proyecto de futuro para España es avanzar hacia la tercera República. Una sociedad libre, justa, donde todos los ciudadanos sean iguales ante la ley, y donde todos tengan los mismos derechos, pasa por un proyecto republicano para nuestro país. Por lo tanto, los socialistas trabajaremos políticamente para alcanzar la tercera República Española como un proyecto plural, democrático, social y ciudadano. Para ello, proponemos un referéndum donde el pueblo español pueda decidir su forma de Estado». Quedaba clara la contundencia del auténtico socialismo.

Fue Jediael Álvarez Dompablo, miembro de las Juventudes Socialistas quién redactó la enmienda. Entonces, antes de ser retirada, el proponente afirmó: “Esperamos que se apruebe y que el proyecto de Pedro Sánchez pueda estar vinculado a lo que nosotros proponemos desde Juventudes Socialistas. Estamos seguros de que tendrá mayoría. Estamos convencidos”. En esas tensas negociaciones para lograr la marcha atrás de las Juventudes Socialistas se implicaron José Luis Ábalos, Carmen Calvo y Adriana Lastra. Tres de los principales rostros de aquella nueva dirección del PSOE. Fueron ellos quienes consiguieron que los jóvenes retirasen la enmienda al estar convencidos que si el plenario votaba, ganaba la república. Eso no lo podían permitir. Esa gente tuvo recientemente a su cargo “producir” el fracaso de las negociaciones para formar gobierno con Unidas Podemos en 2019. Es la lógica de este neosocialismo de la Tercera Vía del PSOE. Es una postimagen del socialismo auténtico. De aquellos polvos estos lodos.

Estamos percibiendo una postimagen del socialismo auténtico que dijo retornar para contraponerse a la perversión de valores progresistas que significó la Gestora. Así, nos están vendiendo una sensación de imagen de un socialismo que ya no existe construido desde la factoría de los asesores de comunicación de la Moncloa.

Hay que evitar seguir encandilando al voto progresista con un espejismo inexistente. La Gestora ha vuelto. Es perverso.

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3 COMENTARIOS

  1. Un recuerdo imprescindible, y tan reciente, que, además de desvelar la incapacidad de la socialdemocracia clásica española para consolidar la libertad, nos demuestra también la confusión en su izquierda, que se divide y retrocede. Sostengo que el dia que el PSOE le pida al rey las llaves de La Zarzuela se acabó la Monarquía en España, y con ella se irá toda la vergüenza y porquería que la acompaña, de donde se deduce que hace ta muchos años que el PSOE es monárquico y, por tanto, democrático solo hasta cierto punto. 80 años después de que Franco y su manada de asesinos y aliados nazis y fascistas destruyeran la sociedad española, solo los catalanes son capaces de comenzar su reconstrucción atreviendose a decir REPUBLICA.

  2. Vaclav Havel en el ensayo «El poder de los sin poder» sobre la dictadura comunista:
    «El individuo no está obligado a creer todas estas mistificaciones, pero ha de comportarse com si las creyera o, por lo menos, tiene que soportarlas en silencio o comportarse bien con los que se basan en ellas. Por tanto, está obligado a vivir en la mentira».
    La cita de Havel tiene un sentido obvio, que paso a detallar.
    El comunismo soviético afirmaba ser «la democracia real que libera al proletariado del yugo capitalista opresor…». En realidad, era una dictadura sanguinaria en la que no se movía una hoja en lo alto de un árbol sin en el consentimiento del régimen. Cualquier disentimiento estaba rigurosamente prohibido, todo, y «todo» significa todas las instituciones, asociaciones y organizaciones sociales permanecían bajo la férula del régimen. Todo era aparato del régimen. Pero, en cambio, se tildaban y presumían de «democráticos». Allí todo era «democrático», todo, pero todo estaba en manos del régimen comunista y la participación de la ciudadanía era inexistente cuando, en la teoría y en la práctica, la democracia representa justamente lo contrario. Pondré un ejemplo muy ilustrativo. Tan ilustrativo que llega a ser demoledor. Repase y repasen, por favor, los siguientes enlaces:
    https://es.wikipedia.org/wiki/C%C3%A1mara_Popular
    https://es.wikipedia.org/wiki/Uni%C3%B3n_Dem%C3%B3crata_Cristiana_(RDA)
    https://es.wikipedia.org/wiki/Partido_Liberal_Democr%C3%A1tico_de_Alemania
    ¡Caramba, carambita! En el Parlamento de la democratísima República Democrática Alemana había un partido democristiano, CDU, y un partido liberal, LDP. ¡Quién lo diría! ¿Y qué pintaban allí? Nada. Figurar. En 1990 ambas formaciones se integraron en la CDU y el FDP de la Alemania Occidental.
    Una situación bien curiosa: el régimen comunista les obliga a ser democristianos «comunistas» y liberales «comunistas», porque la alternativa era la prisión o la horca, y lo fueron. Se integraron en el «Frente Popular» y durante 40 años fueron orgullosos y felices «democristianos comunistas» y «liberales comunistas». Vivir para ver.
    Si han leido los enlaces y comprendido el párrafo anterior, verán bien claro que la analogia con la Transición espanyola salta a la vista. La Transición no fue otra cosa que incorporar a la vida pública a los «disidentes» con la condición de no cuestionar el legado franquista. La Transición consistió en convertir a los «no franquistas» en «familias del franquismo». A estas alturas de la película es indiscutible que desde entonces no se ha movido una hoja en lo alto de un árbol sin el consentimiento del búnker franquista. Es indiscutible que el PSOE es «falangismo de izquierda», como demuestran las estupideces de Pedro Bello en la CNN.
    https://www.publico.es/politica/sanchez-asegura-cnn-rey-representa-valores-ii-republica-extrema-izquierda.html
    Ahora toca regresar a la cita de Havel, reproduciéndola íntegra:
    «El individuo no está obligado a creer todas estas mistificaciones, pero ha de comportarse com si las creyera o, por lo menos, tiene que soportarlas en silencio o comportarse bien con los que se basan en ellas. Por tanto, está obligado a vivir en la mentira».
    Tal era la situación de los ciudadanos que vivían bajo los regímenes comunistas, y tal es la situación de los ciudadanos espanyoles; están obligados a «vivir en la mentira». Quien todavía no haya descubierto que la justicia, la prensa, las fuerzas de seguridad, la partitocracia, la Iglesia y la economía espanyolas forman parte indiscutible del legado franquista… quien todavía no lo haya descubierto, que acuda al psiquiatra o al oculista. Quien todavía relaciona PSOE con «izquierda», por poner un ejemplo, es evidente que «vive en la mentira».
    ¿Qué han cambiado los de «Por el cambio»? Nada. (GAL, OTAN, de entrada: NO, reconversión industrial… y más recientemente… duquesa de Franco y marqués de Primo de Rivera, como guinda). La Transición fue una operación de maquillaje, muy lograda, para conseguir engañar a Catalunya, a Europa y a los espanyoles. A los catalanes ya no nos engañan y los europeos parece que comienzan a quitarse las legañas. Recuerden los serios ridículos judiciales espanyoles ante las justicias europeas. Y repasen esta noticia…
    https://www.elnacional.cat/es/politica/consejo-europa-creciente-numero-politicos-procesados-espana-turquia_425870_102.html
    A los catalanes y a los europeos ya no nos engañan, pero los espanyoles viven aún «en la mentira». El problema, muy triste, es que viven orgullosos y felices «en la mentira», incapaces de comprender por qué alguien se niega a vivir en ella. Y no solo eso sino que, además, a quienes nos negamos a «vivir en la mentira» nos tildan de «enfermos adoctrinados, abducidos, adoctrinados, nazionalistos».
    Ante este cúmulo de evidencias, me pregunto… aquí… ¿quienes son los «enfermos adoctrinados»?
    Espanya está reproduciendo fielmente el final de la República de Weimar. Los espanyoles están deseando que entren los tanques por la Diagonal barcelonesa, pero también están deseando que entren por la Castellana, por la plaza del Obradoiro, por el paseo de Zorrilla, por la plaza del Pilar y por el puente de Triana.
    Están deseando que entren los tanques para defender la democracia franquista, la legalidad franquista y la Constitución franquista, porque Espanya ya es franquista. Lo siento por los articulistas que todavía escriben y sienten desde otro punto de vista, pero deben reconocer que su Espanya es franquista.
    Lo siento por ustedes porque mi Catalunya tiene una alternativa al franquismo, pero los espanyoles no la tienen. No la tienen porque la rechazan viviendo felices «en la mentira». Su régimen presume de «democracia avanzada», «estado de derecho» y «separación de poderes», cuando en realidad dicho régimen es el logrado y exitoso camuflaje del franquismo. De la misma manera, los espanyoles presumen de «demócratas» cuando en realidad son fieles siervos de la gleba y jamás han hecho ni harán nada que cuestione la escritura de propiedad franquista de su Espanya.
    Aquí el poblema no es el régimen, que dejó de disimular hace tiempo. El problema es la cultura, la nación, la tribu, la sociedad, (como quieren ustedes denominarlo), que sigue orgullosa y fielmente los dictados del «franquismo sin Franco».

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