Resulta curioso que el sentimiento generalizado que se aprecia de la elección presidencial en Estados Unidos de América sea la decepción. Esta sensación parece abarcar tanto a las derechas como a las izquierdas. Lo cierto es, que la voluntad del voto de sus ciudadanos, fue la respuesta esperanzada al encuentro de la solución de las consecuencias de un modelo inequitativo para el conjunto. Contradijo a la opinión publicada. Quebró la efectividad de la Agenda Setting. Lo que deja en evidencia su diferencia con la opinión pública. Ciertos analistas, los menos, definen que Trump es un millonario del sistema. Eso es correcto.

Otros, prefieren calificarlo como a un advenedizo. Se equivocan. Por tal, entenderíamos a aquel que “viene de un lugar distinto de aquel donde se ha establecido”, también se dice de “una persona recién llegada a un lugar, una posición o una actividad con pretensiones desmedidas”. Como se ve, esa calificación es incorrecta. Trump es miembro de las élites. Financió a los Clinton.

En esta campaña lideró un modelo alternativo. Otro asunto será compartir, o no, sus líneas de pensamiento en materia de xenofobias y demás prejuicios políticos, sociales y económicos. Por cierto, en cualquier caso prefiero conocer sus intenciones de su boca, en lugar de un relato hipócrita de ultracatólicos y fundamentalistas, que atentan contra la vida humana mientras afirman lo contrario. De eso sabemos bastante.

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Nos guste o no, este señor no es ni un fracasado, ni un extraño a los ambientes del poder. La simplificación de fenómenos sociales complejos y específicos de entornos sociales particulares, no pueden ser explicados con un repertorio de calificativos estereotipados. Excepto tal vez, para los publicistas del modelo basado en la especulación financiera y especulativa, que es quien controla los paquetes accionariales de los medios nacionales y mundiales.

Por eso, este personaje representa la más clara opción que existía para oponerse al modelo financiero, deslocalizador e hipócrita del discurso de los Clinton, que era más de lo mismo. Sus habitantes todavía recuerdan las consecuencias del colapso financiero e inmobiliario. Los EE.UU. son un continente en sí mismo. Si le añadimos Canadá y los acuerdos de intercambio pendientes, podríamos decir que Trump tiene claro el camino. Todo dependerá del respaldo de la industria por encima del monopolio de la vía financiera.

Quienes decidieron la elección fueron las mayorías silenciosas, contrariadas con el estilo ambiguo y cínico de la política tradicional estadounidense. No en vano desde el propio partido republicano dijeron a voz en cuello que no apoyarían su campaña. Claro está que, la realidad llama a sosiego a los entusiastas, cuando se atisba que el poder está al alcance.

Otra conclusión, de la que los patriarcas informativos locales, constructores del foco mediático de la Agenda Setting, deberían tomar nota. Es que las cautividades de las audiencias de los medios pareciera que se han relajado. No siempre funcionan los análisis sesgados para públicos desmoralizados. Las campañas destructivas tienen efectos efímeros, ya lo hemos visto en España, pese a que siempre hay torpes que no se percatan de ello. En cualquier caso, como dejan respuestas pendientes, el intento de bloqueos mentales programados se termina resquebrajando. Encuestas mediante.

Acerca de los relatos cínicos y contradictorios, cuyos ejemplos locales viene dándose desde hace décadas, proferidos por los dirigentes políticos locales, ya no parece convencer. Entonces se apela a mecanismos combinados entre en poder económico, el mediático más las complicidades políticas, dejando en la cuneta a sus votantes, para imponer decisiones que no se corroboraron en las urnas.

Prestemos atención a este fenómeno de Trump, pero también a los movimientos que se están manifestando en Andalucía contra las políticas privatizadoras del gobierno de centro derecha de Susana Díaz. Además de las actuaciones de los diputados abstencionistas. Estos creen que actuando así garantizarán su continuidad en el volver a las listas de candidatos. Tal vez no se percaten de que las expectativas de voto de su partido serán, en el mejor de los casos, un tercio de la actual cantidad de actas. Entonces, ¿de qué les servirá claudicar frente al contrato con sus electores por fidelidad a una ejecutiva que tiene fecha de caducidad?

Confía en quien dice buscar la verdad, pero desconfía de aquellos que afirman haberla encontrado, cuando los hechos no confirman esas expresiones. De lo contrario, irás de sorpresa en sorpresa. La Agenda Setting ya no basta. Los servicios de inteligencia parece que sí.

Recuérdalo.

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