La pobreza sistémica coloca a España en situación de Emergencia Nacional

Las reformas laborales de José Luis Rodríguez Zapatero y de Mariano Rajoy han creado un escenario absolutamente tétrico en España y ha llevado a millones de españoles a vivir por debajo del nivel de la pobreza. Lo que podría entenderse como una consecuencia de la crisis global en nuestro país se está enquistando y las familias ven cómo se está excluyendo del presente y se les cierran las esperanzas de mejora para el futuro.

La situación no ha devenido en una revolución gracias a factores diversos pero, principalmente, por el apoyo familiar, por la entrada de ingresos gracias a la economía sumergida y por la resignación congénita del pueblo español.

En los días posteriores a la celebración de las elecciones generales, han sido hechos públicos varios estudios en los que se ha mostrado la dureza de la realidad que se vive en una España en la que la crisis mantiene a millones de víctimas.

Save the Children recalcó que las familias monoparentales formadas por la madre y los hijos tienen un mayor riesgo de caer en la pobreza y en la exclusión social. La ONG ha dado unos datos que muestran cómo la desigualdad muestra su máxima crueldad en estas mujeres, dado que más de un 40% está en riesgo de pobreza y un 25% ya está viviendo en situación de pobreza extrema.

Más de la mitad de estas madres no puede hacer frente a ningún tipo de gasto imprevisto. Cerca de un 20% ha tenido que afrontar retrasos en el pago del alquiler o de la vivienda, casi un 15% no puede encender la calefacción o el aire acondicionado y un 8% no puede comprar carne o pescado.

La ONG, además, denuncia que, a pesar de la mejora del ciclo económico, el riesgo de pobreza en las madres solas es persistente, dado que casi un tercio de estas mujeres están atrapadas en el círculo de la pobreza durante, al menos, dos de los últimos tres años.

Por su parte, Cáritas denunció que más de las mitad de las familias en las que sólo entra un sueldo no logran una integración social plena. Esta es una demostración de que el hecho de tener empleo no garantiza una vida digna ni protege contra la exclusión. Esta situación viene provocado por el tipo de empleo que se crea en España tras la reforma laboral de Mariano Rajoy: precario, salarios ínfimos o jornadas parciales impuestas.

Para resolver esta situación es fundamental que el nuevo Gobierno continúe con la senda adoptada durante los últimos diez meses de legislatura y profundice en aspectos fundamentales para revertir una situación que ha generado los mayores niveles de desigualdad de la Unión Europea, puesto que, mientras las condiciones laborales se precarizaban, el número de millonarios se incrementaba de manera sustancial.

En primer lugar, es fundamental la derogación de la reforma laboral de Mariano Rajoy y Fátima Báñez con la adopción de una nueva legislación en la que se busque la creación de empleo de calidad y que esa calidad no se centre sólo en la tipología de la contratación puesto que un contrato indefinido puede ser igual de precario que uno temporal.

En segundo término, las empresas deben comprometerse a la creación de ese tipo de puestos de trabajo porque, además, los niveles de rotación en los que se encuentra el mercado laboral español no ayuda mucho en la productividad.

En tercer término, el Gobierno debe legislar sobre los horarios de trabajo buscando la conciliación de la vida laboral con la familiar, eliminar las jornadas partidas y obligar al pago de todas las horas extras trabajadas. Experiencias aplicadas en otros países de nuestro entorno de reducción de la jornada a 35 horas semanales con jornadas continuas han demostrado cómo se incrementó la productividad de las empresas. Además, en España multinacionales como Iberdrola aplicaron la jornada continua y la productividad de sus trabajadores se disparó.

Finalmente, debe profundizarse en el incremento de los sueldos y en que las empresas no basen su competitividad en la reducción de los costes salariales.