miércoles, 24abril, 2024
13.1 C
Seville
Advertisement

La plusvalía de la guerra

Francisco J. Gordo
Francisco J. Gordo
Profesor de guitarra clásica, concertista, más de diez años de experiencia docente, escritor y Concejal de San Bartolomé de Pinares (Ávila). Cosecha del 96.
- Publicidad -

análisis

- Publicidad -

La historia de los países capitalistas tiene una relación directa con el funcionamiento del propio capitalismo. Las crisis cíclicas y las etapas pico y valle (de más crecimiento o agitación y/o momentos de constancia y reposo o meseta) hay que extrapolarlas también a los acontecimientos históricos.

Y es que, dentro de que en líneas generales nos hemos mantenido décadas sin mucha perturbación (hablo a escala mundial, obviamente las guerras y el imperialismo yankee se ha mantenido en las mismas; cada uno a su negocio) resulta que no es casualidad que estos últimos años nos encontremos en una deriva francamente calamitosa.

Hemos estado años dependiendo de un virus a nivel mundial para poder tener algo a lo que temer; y al mismo tiempo, un enemigo común al que combatir juntos, con el sentimiento de grupo (o de sometimiento a éste) que ello conlleva.

Una vez sacado el paliativo inyectable, por fin ya no hay que preocuparse por el coronavirus maléfico al que odiar. Ahora tan sólo hay que odiar a los no vacunados.

Siempre odiar, odiar al que señale el amo. En lugar de encontrar una oportunidad de aprender de lo distinto, de las situaciones que se nos plantean o de las personas que piensan diferente a nosotros; nos han enseñado a odiar a todo lo que desconocemos. Cerrarnos en banda hacia lo que nos digan, sin dudarlo, sin contrastarlo con otras fuentes.

Casualmente, todo lo que nos dicen que odiemos, es justo aquello que a los de arriba no les sale tan rentable. Cuando escuchamos a los demás y debatimos con razones, les cuesta su cotización en bolsa. Es mucho más lucrativo obedecer sin preguntar.

Podían exponer a la población de manera honesta que iban dando palos de ciego y que las personas no vacunadas serían fundamentales para tener un grupo de control con el que comparar los efectos de las nuevas inyecciones. Pero les fue más fácil infundir el miedo y el odio; se ve que de haber sido honestos, nunca habrían conseguido vender tantas vacunas al contribuyente.

Pero ahora parece que el coronavirus ha vuelto a mutar. Después del Delta y Ómicron, nadie se esperaba que la siguiente fuese Putin.

Es irrelevante si se trata del advenimiento de una guerra mundial u otra variante de la pandemia. Lo importante es que esta sucesión de acontecimientos nos lleva siempre al mismo punto: el miedo a lo desconocido por la censura y los juicios de valor, el odio a lo distinto a través de la propaganda y la unificación del rebaño para tenerlo más sometido; y paradójicamente, agradecido a las inclemencias del mercado.

Las guerras son la forma más rápida de negociar los intereses comerciales. Nos lo ha demostrado Rusia, pero también nos lo ha demostrado la UE y EEUU.

Todos son patas de la misma silla. Debemos separarnos del foco, rebajar y revertir el zoom que nos están haciendo más y más. Hasta ver cómo empezó el conflicto entre los propios ucranianos, hasta ver en qué se basaban los pactos que llevaron a la disolución de la URSS y quién los ha roto para que estemos donde estamos. Hasta ver quién tiene bases militares en todo el mundo y apuntando a dónde para que haya habido esta escalada de tensión.

Desde un punto de vista docente, hay que ver ambas perspectivas cuando dos niños tienen un conflicto, aunque sea de lo más trivial. No es simplemente tachar a uno de bueno y a otro de malo. Es necesario hacer un análisis de la raíz de lo ocurrido para tener un criterio solvente antes de sancionar al que ha actuado mal y premiar a la supuesta víctima. Eso, en el ejemplo entre niños,  tan sólo sirve para enrabietar al “malo” y que actúe con más dureza porque no se ha enfocado bien su frustración; y que el “bueno” aprenda a cómo hacerse la víctima para salir airoso más veces.

Volviendo al conflicto, podemos ver cómo nos tapan información de una de las partes implicadas. ¿En qué nos molestaría a nosotros como población crítica el hecho de tener ambas versiones del conflicto? Y si realmente fuese negativo y hubiese que contravenir la información de una de las partes, huele bastante mal que no haya que hacerlo con la otra parte también.

Exacto, de vuelta al redil.

Si todos conocían la situación sobre Ucrania (en el 2014 era televisado en las cadenas españolas, después hubo bastante silencio con el tema hasta ahora), y de sobra es conocido el poder armamentístico que tiene Rusia, es natural preguntarse los motivos por los que nadie ha hecho nada.

Todo lo contrario, se han dedicado por parte de la OTAN y EEUU a caldear el ambiente. La OTAN no tuvo suficiente con atacar militarmente primero a Bosnia en el 1995, y después a un sinfín de países soberanos (“sinfín”, porque no le veo intención de cesar esa actividad tan lucrativa que se traen), que también tiene que ir a llamar a la puerta de Rusia para desencadenar un conflicto a escala planetaria.

Con las armas nucleares no se juega; y es que, sin mirar quién haya sido el primero que la lance, parte del mundo se exterminará como el que pisa una hormiga, y el resto padecerá los efectos. Por lo que no, ese día no preguntaré quién sacó primero los tanques. Tan sólo me preguntaré por qué la OTAN o EEUU se dedicaron tantos años a acorralar y tensar una cuerda que nos afectaría al resto.

Sólo se puede explicar desde una demencia profunda o desde el egoísmo más absoluto.

No es casualidad que Ucrania nos exporte una enorme cantidad de aceite de girasol, y por ello, a los magnates europeos les interese económicamente su adhesión a la UE. De esta forma, no pagarían aranceles al estar dentro del mismo mercado europeo. Pero no hay que confundirse, nosotros seguiremos pagando el aceite al mismo precio. Aunque nos hagan partícipes de sus guerras y nos sintamos muy ofendidos por lo que se hacen entre ellos como si de un partido de fútbol se tratase; esto va del beneficio de otros, a tu costa.

Europa se ha marcado un Froilán al sancionar a Rusia con medidas que nos afectan a todos los europeos. Ahora todos los precios están al alza, buen tiro en el propio pie ha sido ese. Vamos a pagar sus guerras hasta hacerlas nuestras. Muchos borbones se frotarían (o frotan) las manos ante este mercado emergente de venta de armas.

El que pone precio a la vida de los demás, no se respeta a sí mismo y no se merece nuestro respeto. Los valores y los principios son lo más importante del ser humano.Y yo aquí no los veo. La UE da bastante vergüenza ahora mismo, personalmente pienso que hacemos el ridículo con voceros como Borrell, que parece que antes de dar otro de sus discursos belicistas, se mirase inspirado una pulsera que ponga “¿qué haría Franco?”.

El financiar armas y aportar cargamento militar a un conflicto bélico con el pretexto de solucionarlo, me parece de lo más cínico e irresponsable que vayamos a ver en las próximas décadas. Juegan al poker apostando nuestras cabezas, van con todo, pero es un farol.

Ucrania ahora mismo está armando civiles. Todos aquellos que no quieran participar en el conflicto serán ejecutados como desertores tras la imposición del alistamiento forzoso.

Rusia, pretende fomentar corredores humanitarios para que Ucrania evacúe a los civiles. Pero si no hubiese bajas civiles, no sería tan dramático, y Zelensky lo sabe perfectamente. Estamos en un momento clave para que Ucrania entre rápidamente en la UE, como cuando en un programa de capacidades varias aprueban a uno sin talento porque ha contado una historia trágica al jurado que se apena bajo sus gafas de sol.

Una vez entre Ucrania en la UE (o la OTAN meta más el dedo en la llaga) el conflicto con Rusia será también nuestro conflicto.

No hay que quedarse mirando, es necesario organizarse vecinalmente para debatir y ser crítico sin atender lo primero que nos digan los medios. Formar parte del rebaño tan sólo beneficia a unos pocos. Las crisis cíclicas del capitalismo hace tiempo que no se pagan con dinero, sino con sangre. Se trata de una crisis de valores.

Mi enhorabuena al Gobierno más progresista de la historia. Hemos progresado como nunca, pero hacia atrás.

- Publicidad -
- Publicidad -

Relacionadas

- Publicidad -
- Publicidad -

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Introduce tu nombre

- Publicidad -
- Publicidad -
- Publicidad -
Advertisement
- Publicidad -

últimos artículos

- Publicidad -
- Publicidad -

lo + leído

- Publicidad -

lo + leído