Libia tiene un Beagle muy gracioso y cabezota.
Se llama Ram.
Todos los Beagle son cabezotas y chupasuelos.
Lo que se tropieza con su hocico rasante se introduce inmediatamente en su bocaza.
Un día Ram encontró un a piedra que, claro está, viajó entre sus dientes hasta la colchoneta.
Él sabía por qué.
Yo lo supe también cuando, de forma muy natural y muy mecánica la toqué y la manoseé y la coloreé y pude ver que lo que Ram había traído no era una simple piedra, sino su presencia constante y perpetua en el corazón de Libia.