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“La perspectiva de volver a la misma rueda de ratón una vez pasada la pandemia se les ha hecho angustiosa a muchas personas”

Mónica Vicente, Món en el universo ‘youtuber’, publica ‘Tienes un Ferrari en el garaje’, la iluminadora historia del viaje reparador que emprende una mujer hacia su verdadero ‘yo’

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análisis

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En el todavía intrincado universo de los youtubers e influencers hay grados y grados. Se puede decir sin riesgo a equívoco que Mónica Vicente (Barakaldo, 1974), más conocida como Món, se encuentra entre las más influyentes y respetadas. La avalan, entre otros aspectos, los más de diez millones de suscriptores que suma junto a sus hijos, conocidos en este mundillo como Lady Pecas y The Crazy Haacks. Ahora, se embarca en una novela (Tienes un Ferrari en el garaje, Grijalbo) que pretende tender puentes, entre otros, con sus fieles seguidores de las redes sociales a través de una historia de autoconocimiento, con una mujer como protagonista que saca a pasear sin rumbo fijo el Ferrari que tenía olvidado en el garaje de su casa. En el camino encontrará señales y personas que iluminarán su verdadero yo hacia la consecución de una identidad esencial alejada de lo que consideraba hasta entonces su zona de confort.

Su currículo como influencer y empresaria ofrece cifras espectaculares y mareantes, entre ellas los más de diez millones de suscriptores que suma en Youtube junto a sus hijos, los conocidos Lady Pecas & The Crazy Haacks. ¿Qué supone esta primera novela en su carrera profesional después de haber vendido más de 600.000 ejemplares de libros de ficción infantil?

Supone todo un reto y no solo por las cifras, que son espectaculares, sino porque, en primer lugar, a pesar de haber escrito yo esos libros no se me conoce como escritora (aparecen mis hijos como autores). Para el público en general soy empresaria, influencer, youtuber o madre de The Crazy Haacks, ¡jajaja! Son unas etiquetas que quizá no jueguen tanto a mi favor en este caso a la hora de ser reconocida como escritora. Podemos compararlo con el caso del hijo de algún famoso actor, por ejemplo, que quiera abrirse paso en el mundo de la interpretación… Siempre cargará con el sambenito de ser el “hijo de” y puede que no se le tome muy en serio como actor por ese simple hecho.

En segundo lugar porque es un cambio de género radical, de ficción infantil a autoayuda o desarrollo personal, aunque he de decir que, en cierta manera, haber escrito para niños me ha ayudado a transmitir el mensaje de este libro de una manera sencilla en formato historia o novela, apta para todos los públicos incluso si no están familiarizados con este género.

Los padres somos el primer filtro y barrera de protección no solo con la tecnología sino con la educación y el acompañamiento

Y, en tercer lugar, se trata de comunicar y conectar con un público totalmente nuevo para mí, ya que que estoy habituada a crear contenidos para niños. El lenguaje, el tono y, en general, el modo de comunicar a adultos es muy diferente. Sin embargo, en este punto no parto totalmente de cero ya que muchos padres y madres me siguen porque ven nuestros vídeos o leen nuestros libros con sus hijos. No soy una desconocida para ellos y conocen mi manera de pensar, mi implicación en todo o que hago, mi profesionalidad, mi estilo de vida…

A medio camino entre el autoconocimiento y el emprendimiento personal, ¿es Tienes un Ferrari en el garaje un punto de inflexión definitiva en su reconocida trayectoria emprendedora?

Totalmente. En el libro comparto, en forma de novela de ficción, mi propio camino, mi desarrollo y mi crecimiento personal. Y parte de ese desarrollo ha sido encontrar mi verdadero propósito, lo cual implica dejar ir unas cosas para permitir la entrada de otras. Ahora quiero centrarme en la creación de contenidos relacionados con ese tema, el desarrollo personal, ya sean audiovisuales o escritos.

Mi prioridad personal ahora es aprender para poder seguir avanzando hacia mi mejor versión y mi prioridad profesional es precisamente compartir esos aprendizajes con el resto de personas, de manera que ellas también puedan crecer tal y como lo estoy haciendo.

Así que sí, hay un gran cambio de enfoque en mi trayectoria profesional que ya me está trayendo muchas satisfacciones en todos los ámbitos y que sin duda lo seguirá haciendo en el futuro no solo a mí, sino a mucha más gente. 

Reconoce en su libro que había llegado a “un punto muerto” que la obligó en cierto modo a emprender esta búsqueda interior. ¿Cómo cree que puede ayudar a sus lectores a encontrar su lugar en el mundo?

“Perderse por el camino” e incluso tocar fondo en algún momento de la vida es bastante frecuente. Siempre pensamos que es algo que les ocurre a otros y nos sorprendemos cuando, de repente, nos pasa a nosotros. Creemos que lo tenemos todo controlado, que hemos conseguido lo que se supone que se debe conseguir para ser feliz (un trabajo, una familia, seguridad económica…) y de pronto ¡ZAS! Nos damos cuenta de que, a pesar de todo eso, nos sentimos vacíos, nos falta algo y no sabemos lo que es. ¿Qué más nos hace falta?

Creemos que lo tenemos todo controlado, que hemos conseguido lo que se supone que se debe conseguir para ser feliz y de pronto ¡ZAS! Nos damos cuenta de que, a pesar de todo eso, nos sentimos vacíos

Al no encontrar la respuesta nos deprimimos, nos entristecemos, dejamos de verle el sonido a las cosas, a nuestra propia vida… Y solo entonces comienza un camino de búsqueda que inevitablemente deriva en una búsqueda interior, haciendo que nos replanteemos cosas desde qué queremos hasta quiénes somos. Y de eso precisamente trata el libro, de cuestionarse de nuevo todo, de averiguar cuál es nuestra verdadera identidad, aceptarla y atreverse a asumirla porque solo así se puede llegar a ser feliz.

La pandemia que vivimos ha llevado a muchas personas a replantearse seriamente su modo de vida diaria. ¿Es su libro una herramienta útil para que sus potenciales lectores encuentren luz al final del túnel? ¿De qué manera deben utilizar sus consejos?

Así es. Cuando hay un parón en nuestra vida diara, cuando se detiene esa rueda de ratón en la que estamos inmersos, salimos y la observamos desde fuera con distancia, nos damos cuenta de que, en realidad, ni era tan ideal ni nos gustaba tanto. La perspectiva de volver a la misma rueda una vez pasada la pandemia se les ha hecho angustiosa a muchas personas, que se han sorprendido al comprobar, por primera vez, que quizá esa rueda no está hecha para ellos. Suele ocurrir que terminamos en lugares, trabajos, parejas o grupos de amigos sin haberlo decidido realmente, simplemente como resultado de la inercia, las suposiciones, las expectativas de otros…

De todo eso habla el libro con ejemplos y metáforas a través de la vida de Brianne, una mujer de 40 años que, a pesar de tenerlo todo en la vida, no es feliz y se siente vacía. Un buen día decide “salir del garaje” y emprender un camino para encontrar respuestas, que obtiene poco a poco a través de la gente que se va encontrando en su viaje. “Salir del garaje” es fundamental. El garaje es una metáfora del statu quo, nuestra zona de confort, donde nos sentimos cómodos, protegidos y seguros porque es un lugar conocido. Nos aferramos y nos quedamos en él a pesar de la tristeza y la infelicidad porque tenemos miedo a lo desconocido, sin saber que todo lo que deseamos, todo eso que echamos de menos y nos falta está al otro lado del miedo. Solo hay que abrir la puerta del garaje y salir.

Vivimos escondidos detrás de máscaras y apariencias para encajar, cuando en realidad quizá debamos buscar un lugar en el que encajemos por cómo somos verdaderamente

Igual que “salir del armario” es declarar públicamente tu identidad sexual, “salir del garaje” es hacer lo mismo pero con tu identidad personal, es decir, atreverte a mostrar al mundo (y sobre todo a ti mismo) quién eres en realidad y aceptarlo. Vivimos escondidos detrás de máscaras y apariencias para encajar, cuando en realidad quizá debamos buscar un lugar en el que encajemos por cómo somos verdaderamente. Y cuando sales y emprendes el camino, “tu camino”, entiendes que eres un Ferrari, que puedes conseguir todo lo que te propones con la mentalidad y la actitud adecuada. Los miedos desaparecen, los límites de difuminan y entonces, te encuentras.

El título del libro es toda una metáfora inicial de intenciones, pero ¿todos somos capaces potencialmente de conducir ese Ferrari que se supone que todos tenemos en el garaje?

Totalmente. Lo único que puede impedírnoslo es el miedo a hacerlo o las creencias limitantes relacionadas por ejemplo con el poder o el merecimiento (no soy capaz, no lo merezco, etc…). El Ferrari es una metáfora de nuestra potencialidad, de aquello que podemos llegar a ser. Un Ferrari es valioso, potente, bonito, lujoso, admirado, reconocido, fiable… y la mayoría de personas creen que jamás tendrán uno (no soy capaz, no lo merezco…) e incluso ni siquiera llegan a plantearse la posibilidad de tenerlo. Pasa lo mismo con las personas: muchas no creen que puedan llegar a ser valiosas, potentes, bellas, admiradas, fiables… O ni siquiera se plantean que puedan llegar a serlo, cosa que es peor. Ser un Ferrari es simplemente darse cuenta de que tenemos un potencial enorme, cada uno en lo suyo, y que solo en la medida en la que lo desarrollamos, en la medida en que conducimos ese Ferrari que llevamos dentro hacia nuestro destino, hacia nuestro yo más desarrollado, nos sentiremos completos. Se trata de llegar a ser quien puedes llegar a ser, conducir hacia nuestra mejor versión.

Se dice que el dinero no da la felicidad, pero ayuda. ¿Y el triunfo personal en la sociedad o el poder que otorga un amplio seguimiento en las todopoderosas redes sociales, a las que usted debe buena parte de su trayectoria como emprendedora de éxito?

Nada ni nadie te puede dar la felicidad más que tú mismo. La felicidad es una decisión, un actitud, un reconocer que somos seres completos y que no necesitamos nada que no tengamos ya dentro, como por ejemplo la capacidad de sentir y dar amor, de ser valiosa para los demás, etc. Partiendo de esa base, todo lo demás es por añadidura. El dinero, el poder, la fama, el reconocimiento social, el éxito… todo eso son herramientas que nos permiten hacer cosas, pero solo en la medida en la que las utilizamos para un bien mayor nos traerán aún más felicidad. Hay mucha gente con dinero, poder y éxito que es miserable, igual que hay gente sin eso que también lo es. Esas cosas, simplemente, acentúan quien ya eres. Alguien tacaño con mucho dinero se vuelve mucho más tacaño, y alguien bondadoso con mucho dinero puede ser aún más bondadoso. Todo depende de como utilices esas herramientas. Si yo, por ejemplo, utilizara el dinero, la fama y el poder en redes sociales que tengo para hacer daño a alguien o para hacer crecer mi ego, te aseguro que no sería feliz. Nadie lo es de esa manera. Si, por el contrario, lo pongo al servicio de los demás, tal y como estoy haciendo, usando esas herramientas para ayudar a la gente transmitiendo un mensaje de empoderamiento e inspirando a miles de personas, mi felicidad crece. Tienen que utilizarse de manera que todos salgamos beneficiados, no solo yo. Cualquier don, cualquier capacidad, cualquier recurso que se posee y no se ofrece a los demás actúa en nuestra contra.

Usted, como experta en el aún imponderable universo de las familias youtubers, ¿considera que aún queda mucho por legislar sobre este mundo masivamente seguido sobre todo por los más pequeños de la casa, precisamente las personas más vulnerables?

No tanto como cabría pensar porque leyes ya hay, lo que pasa es que no se aplican o se aplican incorrecta o parcialmente. En el campo de la publicidad o los contenidos audiovisuales las leyes protegen mucho al menor, pero se hicieron teniendo en mente las plataformas existentes en el momento de su creación (radio, television, cine…). Son perfectamente válidas, en esencia, para las nuevas plataformas como YouTube, Instagram, TikTok etc. Lo que pasa es que como están redactadas para su aplicación en las viejas plataformas, muchos sobreentienden que están exentas de aplicación en las nuevas y no es así. Lo que debería primar es la intención o esencia de la ley, no su forma.

Los niños son vulnerables, ingenuos y muchas veces no disciernen entre un contenido real, otro de ficción y otro publicitario. Debe hacerse patente para ellos de manera clara y expresa la diferencia entre unos y ahí está el problema, que en las nuevas plataformas no es tan fácil porque muchas veces el contenido está muy integrado y mezclado. Quizá sí es necesario definir claramente la manera de hacer patente esta diferenciación en las nuevas plataformas con herramientas concretas (señales visuales, acústicas…), si bien la falta de esa definición clara no te exime de tratar de dejar patente esa diferencia y proteger la vulnerabilidad de los menores.

Nosotros siempre hemos tenido esto muy presente (yo también soy madre) marcando de manera clara nuestros vídeos cuando contienen promociones y cuidando mucho nuestros contenidos de manera que sean blancos y family friendly.

Por otro lado, también hemos estudiado e implementado toda la normativa con nuestros abogados y no solo hemos mantenido conversaciones con diversas agencias de consumo y Consejos Audiovisuales del territorio español para alinearnos con la normativa vigente sino que, además, les hemos hecho propuestas de mejora para proteger más a los menores en estas plataformas.

No obstante todo lo anterior, no olvidemos que los padres tenemos una gran responsabilidad en cuanto a la ciberseguridad de nuestros hijos se refiere. Existen multitud de herramientas a nuestra disposición para filtrar contenidos no aptos para menores (apps, filtros, software), lo cual no nos exime tampoco de acompañar a nuestros hijos mientras consumen contenidos. Es muy fácil darles a tablet o el móvil a los niños para que se entretengan y ponernos a hacer otra cosa, sin ser conscientes de lo que están viendo. Los padres somos el primer filtro y barrera de protección no solo con la tecnología sino con la educación y el acompañamiento. Tengamos en cuenta que si acceden a los contenidos desde el dispositivo de un adulto se les etiquetará como adultos a la hora de mostrar ciertos contenidos que, claramente no les convienen.

Para finalizar, una pregunta que sus millones y millones de seguidores en Youtube esperan: ¿tendrán Món y Lady Pecas & The Crazy Haacks una larga vida en las redes sociales?

Pues como creo que la realidad se la crea uno mismo, dependerá de lo que cada uno de nosotros quiera hacer con su marca personal. Les he ayudado a llegar muy lejos en redes sociales, pero ahora, como he comentado antes, me quiero centrar en mi propósito y poner el desarrollo personal al alcance de mucha mas gente para que puedan salir de sus propios garajes.

Así que les doy el relevo y ellos tendrán que decidir qué hacer con lo que tienen ahora. A Daniela mi equipo le seguirá dando apoyo porque es muy pequeña, pero Hugo y Mateo tendrán que poner mucho más de su parte si quieren seguir adelante. Hemos debatido en familia y están muy decididos a hacerlo porque les gusta mucho y es algo con lo que se divierten y además, les da dinero. Están muy implicados y ya están grabando nuevos contenidos, pero más adaptados a su edad y su nuevo target (adolescente y no infantil).

Por mi lado, “Món” va a seguir pisando fuerte, mucho más incluso ahora que me voy a dedicar casi exclusivamente a mi marca personal, así que habrá Món para rato.

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