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La parra

Neomoral de casquería

Francisco Silvera
Francisco Silverahttp://www.quenosenada.blogspot.com.es
Escritor y profesor, licenciado en Filosofía por la Universidad de Sevilla y Doctor por la Universidad de Valladolid. He sido gestor cultural, lógicamente frustrado, y soy profesor funcionario de Enseñanza Secundaria, de Filosofía, hasta donde lo permitan los gobiernos actuales.
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análisis

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Con todas las reservas que se quiera postular sobre lo anecdótico, me llega un mensaje reproducido de una individua amenazando a una profesora dándole a entender que si su partido gana dejará de impartir sus clases “adoctrinadoras” (ya se sabe que los adoctrinados después preguntan demasiado y molesto en catequesis); me alcanza un audio de una persona desamparada por haber sido echada de una hamburguesería (no requiere más publicidad) con unos chiquillos de unos 11 a 12 años por no tener aspecto de blanquitos habituales y ser de un centro de acogida cercano; leo, y me decido a escribir, que la cantante Rozalén recibe amenazas e insultos por criticar la actitud de los neofascistas sobre la Violencia de Género.

Atiendo también atónito a las imágenes en las que una mujer víctima en una silla de ruedas echa en cara su negacionismo a ese político cuadradote de pasado militar de élite y que, sin embargo, no sólo no se atreve a mirarle a la cara (lógicamente por puro desprecio) sino que pide que le atiendan en su incomodidad de cargo público democrático afrentado. El Alcalde de Madrid, Almeida, le recrimina su actitud y hace bien, le honra… pero un pequeño detalle, él y otros tantos y tantas han pedido su apoyo por acción u omisión para llegar al poder… no sé si empiezan a darse cuenta de lo que han hecho.

Estos polluelos del Águila de Mingorrubio con su neomoral de casquería se están subiendo a la parra, están subiditos, ríen con el desparpajo de creerse en la verdad histórica, como aquél que con sorna metía al amanecer en su aguardiente matinal la bala sacada de la sesera de algún represaliado por él mismo, para que los jornaleros de la Palma del Condado supieran lo que podía pasarles; o como los que se descojonaban mientras un pobre hombre, que había trabajado en una cantera y sabía de explosivos y por ello se le acusó de la voladura del puente sobre en Tinto en Niebla, se quemaba durante horas gritando loco dentro de un horno de cal; o como aquél que alardeaba en los bares de haber rematado con varios tiros en el culo a un conocidísimo poeta homosexual (cuyo cuerpo sigue sin aparecer) durante la eterna impunidad de medio siglo (¿nada más?) de la dictadura fascista del innombrable ejecutor hispano del Eje junto a Hitler y otros amiguetes.

Mientras escribo oigo otro testimonio en RNE de una mujer extranjera, no sé en qué situación legal aquí pero me da igual, me parece irrelevante, otra, parapléjica por un disparo de su pareja en la espalda hace cuatro años, inmóvil del cuello hacia abajo… intento hacerme una idea… no puedo, no puedo, y recuerdo en las redes sociales a gentes, ¡a otras mujeres! diciéndole a la que afeó al político su actitud en Madrid negando la realidad de la Violencia de Género ¡delante de las víctimas! que se fuera a su país, que estaban peor que aquí… no puedo entender de dónde coño sale esta maldad inhumana que empiezo a entrever presente en mi alumnado supuestamente inocente de dieciséis años.

A esta gente se las para sólo de una forma: no pactando con ellos, aunque sea de lado, no aceptando sus votos y aislándolos porque se cagan en la legitimidad democrática (coaligarse para evitarlos aunque sean pactos sin sentido político es una responsabilidad crucial); no hay que acudir a sus ruedas de prensa ni difundir sus notas porque tienen a medios vetados: ni agua periodística; y hay que discutir en todas partes con razones y revelando el peligro real que corre nuestra libertad en manos de esta chulería falangiosa.

Me veo modesto profeta y no me gusta el futuro que percibo. Con nuestro silencio damos alas a un movimiento que pretende el pensamiento único de verdad, no a una posición ideológica que se cree correcta sino a la negación de las ideologías caracterizadas como desviaciones del “pensamiento natural” sin alternativas. Aumenta el clima de denuncias (me llegan rumores sobre mis clases, por ejemplo, después de un cuarto de siglo sin problemas), amenazas, desprecios al mundo de la Cultura y de la Enseñanza (¿cuando van a formalizar los Claustros de los Centros Públicos de Enseñanza del tramo que sean una protesta preventiva antes de que se pueda ni siquiera debatir sobre el puto pin parental?): se impone el novio de la muerte… y si creen que me repito es porque no se dan cuenta de la urgencia que vivimos. ¡Alerta!

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2 COMENTARIOS

  1. Perdone el retruécano, pero recientemente, allá por junio, un tal Francisco Silvera acabó uno de sus artículos en este digital con la frase «no sé si estoy rodeado de fascistas o apuntarme a Puigdemont.»
    Su Espanya está repitiendo la secuencia que transformó la República de Weimar en Alemania nazi. Por motivos muy diferentes, pero la analogía es certera. Por desgracia, como muestra su escrito, creo que en dicho tránsito ya ha sobrepasado el punto de no retorno.
    Le recomiendo que consulte bibliografía sobre el tema y le conmino a leer «Historia de un alemán» de Sebastian Haffner. Me lo agradecerá, y ante la gravedad de la situación que tratamos créame si le digo que escribo sin segundas ni mala intención.
    El pasado día de Sant Jordi publiqué en el blog de Xavier Diez, historiador que también participa en este digital, un largo comentario con el nick «Paco Martínez» formulando la analogía citada entre Weimar y la Espanya actual. Traducido por Google y someramente corregido, dice así:
    https://translate.google.es/translate?hl=ca&sl=auto&tl=es&u=https%3A%2F%2Fblocs.mesvilaweb.cat%2Fxavierdiez%2F%3Fp%3D270628

    En la Europa del siglo XX hay una pregunta, y esta pregunta tiene un añadido muy importante.
    La pregunta es: ¿cómo es posible que un pueblo culto se entregara a la Maldad? ¿Por qué Alemania se entregó a los nazis?
    El añadido os sorprenderá, pero hay que comprender lo que digo. Los nazis tenían sólo una cosa buena, pero esta cosa buena era la mejor que se puede tener: los nazis nunca pretendieron engañar a nadie. Desde su aparición dejaron bien claro que eran violentos, totalitarios y asesinos que pretendían establecer la peor de las tiranías. En uno de los juicios que protagonizó Hitler le dijo al juez «Llegaré al poder mediante la democracia e instauraré la tiranía». Dicho y hecho.
    Por lo tanto, la pregunta del siglo XX y su coletilla se deben formular así: ¿cómo es posible que una sociedad culta se entregara a un grupo de psicópatas que llevaban tatuado en la frente «somos unos malnacidos de campeonato»?
    La mejor respuesta la encontramos en «Historia de un alemán» de Sebastian Haffner, un libro de lectura obligada no sólo en el contexto español actual, también lo es, desgraciadamente, en el contexto europeo y mundial.
    Para resumir mucho el libro y otras lecturas sobre el tema, lo podría intentar así. La Alemania post IGM sufrió una serie de trastornos que fueron minando su autoestima y la legitimidad de sus instituciones hasta llegar a un grado de degeneración tanto social como individual que hizo posible que Alemania y los alemanes se entregaran a los nazis, mala gente que presumía de serlo. ¿Por qué lo hicieron?
    Encuentro que lo podría sintetizar así: llegó un momento en que la degeneración alemana fue tan obvia que sólo podían gritar «Viva Alemania!» los psicópatas y los imbéciles. Alemania llegó al fondo del pozo y una vez allí tuvieron que elegir. JM Serrat canta «Bienaventurados los que están en el fondo del pozo, Porque de ahí en adelante solo menoscabe ir mejorando». Pero Serrat olvida que hay otra opción; permanecer en el fondo del pozo pretendiendo que allí se está de maravilla.
    Alemania tuvo que elegir: «o reconocemos que nuestra Alemania es una cloaca, es culpa nuestra y debemos hacer un pensamiento para ver cómo salimos de aquí», o bien los alemanes elegían «qué bonita nuestra cloaca alemana, Viva Alemania !, Deutchland über alles !, somos la luz de Occidente, somos la raza elegida y nos hemos de imponer al mundo entero! «. Ya sabemos qué eligieron y cuál fue el resultado.
    Cuando Alemania era un desorden vergonzoso y sólo podían gritar «Viva Alemania!» Los psicópatas y los imbéciles, los alemanes eligieron entregarse a los únicos que todavía gritaban «Viva Alemania!» Y no tenían ningún otro argumento: los psicópatas nazis.
    Los alemanes tuvieron que elegir entre reconocer sus errores, dejarse estar de ínfulas supremacistas y propiciar no un «reiniciar» de su ideario colectivo, sino un auténtico «rediseño», una reformulación, hacer fuego nuevo como nación, como cultura y como individuos … o bien elegir entregarse a los psicópatas que aseguraban que Alemania y los alemanes eran ‘la crème de la crème’ de la Humanidad y el resto del mundo eran miserables envidiosos a los que debían someter.
    (Empleo el verbo «entregarse» porque, efectivamente, Hitler llegó al poder democráticamente mediante las elecciones de enero y marzo del 33, sin que nadie le hiciera frente. Haffner insiste mucho en este punto, con toda la razón. Los nazis no se impusieron a los alemanes, estos podían haberles mandado a paseo a tiempo, pero no lo hicieron. Recuerde, los nazis no engañaron a nadie).
    «Historia de un alemán» lo leí cuando lo publicó Destino en 2001 y lo releí en diciembre de 2017. En la relectura, y no exagero, casi en cada página tenía escalofríos porque las similitudes con la España actual son evidentes.
    Por motivos muy diferentes, España ha alcanzado el mismo «callejón sin salida», el «final del camino», al «fondo del pozo» al que llegó la Alemania pre-nazi. Allí falló todo, como aquí, fallaron las instituciones, los partidos, los alemanes como individuos, y tuvieron que hacer la elección mencionada.
    España está en el mismo punto: o reconocen que España es una cloaca a cielo abierto y hacen un pensamiento para reformularse como cultura y como individuos … o bien eligen gritar «Qué bonita nuestra alcantarilla! Qué bonito ser una rata! Quien no quiera vivir aquí debe ser un enfermo adoctrinada, coño! «. Es obvio que desde el escándalo judicial de este otoño España se ha convertido en un cuchitril desinhibido y sólo pueden gritar «¡Viva España!» los psicópatas y los imbéciles. Entonces, ¿qué deben hacer si quieren continuar gritando «¡Viva España!»? Entregarse a la Maldad, gritar «¡Arriba España!».
    La gran diferencia, y para comprenderla hay que leer el libro que propongo o repasar el período que denominamos República de Weimar, radica en que para llegar a ese «callejón sin salida» Alemania tuvo que vivir grandes trastornos tales como provocar y perder una guerra mundial, la teoría conspiranoica de la puñalada del enemigo interior, (judíos y comunistas), que menciona aquí arriba Xavier, la revolución inmediatamente posterior, la humillación del Tratado de Versalles y la ocupación del Ruhr, la inflación, un magnicidio comparable al de Kennedy, (el asesinato del ministro Rathenau, el «canciller en la sombra»), la aparición, pervivencia e impunidad de las guerrillas ultras de los Freikorps y posteriormente las guerrillas nazis que se enfrentaban frecuentemente en peleas que se convertían batallas con las guerrillas comunistas, la muerte natural de Stresemann, el hombre fuerte del país justo antes de la llegada de los efectos del crack del 29, etc. En España, en cambio, para llegar al mismo «fondo del pozo» sólo les ha hecho falta la revuelta de la colonia catalana y el proceso de «pérdida de ínfulas» que tan bien describió Joan Ramon Resina en un artículo reciente.
    https://www.vilaweb.cat/noticies/torra-opinio-joan-ramon-resina/
    Admito que suene exagerado, pero encuentro válida esta analogía. Mirando España de cerca verá que es el Sambódromo de la Corrupción y la Maldad. Si vemos qué es la Justicia en España, la prensa en España, la política en España, la economía en España, cuál es el talante de los cuerpos de seguridad en España … verá que ya son y representan la Maldad. ¿Exagero?
    http://www.alfdurancorner.com/articulos/las-raices-del-mal.html
    ¿No es obvio que en España reina la banalidad del mal? ¿Qué tiene que pasar todavía por reconocerlo y hacer algo al respecto, como propone Xavier en «Campaña sucia»?
    El hecho de caer en la procatisnación ha hecho que escriba este papel al día siguiente de los hechos de Coripe. ¿Qué explicación les dáis? ¿Cuál ha sido la respuesta de los españoles en España y de los españoles en Cataluña? ¿Cuál ha sido la respuesta de los unionistas de su entorno? Y la respuesta de la Fiscalía de las narices?»

  2. No contesto comentarios porque me parece influir en elsacrosanto derecho de la lectura y la opinión, pero en esta ocasión lo hago admirado y tomando nota de las recomendaciones… y gracias por tan atenta lectura.

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