La osteoporosis es una enfermedad esquelética en la que se produce una disminución de la densidad de masa ósea. Así, los huesos se vuelven más porosos, aumenta el número y el tamaño de las cavidades o celdillas que existen en su interior, son más frágiles, resisten peor los golpes y se rompen con mayor facilidad. Es una enfermedad degenerativa que la sufren en España tres millones de personas.
Según datos de 2017 de la Fundación Hispana de Osteoporosis y Enfermedades Metabólicas Óseas (PHOEMO), en nuestro país se producen más de 330 mil fracturas en huesos al año, sobre todo en vértebras, caderas y antebrazos. Estas fracturas aumentan exponencialmente con la edad y suponen una causa importante tanto de morbilidad como de mortalidad en la población anciana, de hecho, una de cada cinco personas que sufren una ruptura de cadera muere en el trascurso de los seis meses siguientes.
Además de ser una enfermedad degenerativa, la osteoporosis también lo es asintomática, lo que quiere decir que solo da la cara cuando está en un estado avanzado, principalmente en personas mayores, pues la capacidad de regeneración del hueso disminuye con la edad (a partir de los 60 años). Aunque también hay otras circunstancias que contribuyen a la aparición de esta enfermedad, como el hecho de ser mujer, ya que la enfermedad incide en ellas un 30 por ciento frente al 13 de los hombres, debido a la menopausia y al descenso del nivel de estrógeno.
Otras causas que favorecen la aparición de la osteoporosis son el hecho de tener antecedentes familiares; un índice de masa corporal inferior a 19; algunas enfermedades, como lupus, diabetes tipo 1 o de la glándula tiroides; una alimentación pobre en calcio y vitamina D, o factores que disminuyan su absorción; el consumo excesivo de alcohol o café; fumar; el sedentarismo; o tomar de forma habitual algunos medicamentos, como los inhibidores de la bomba de protones (el omeprazol) o los corticoides.
Aunque no podemos evitar el deterioro del tejido óseo, ni evitar ser mujer o padecer determinadas enfermedades, sí podemos frenar otros factores que predisponen a la menopausia y que están relacionados con nuestro estilo de vida, como la mala alimentación. Debemos tomar alimentos ricos en calcio y vitamina D. La segunda es esencial para la absorción del calcio y para fortalecer los músculos. Que no nos falten depende de una dieta rica en pescado graso, lácteos, frutos secos, legumbres, verduras de hoja verde y huevos. Se calcula que, para disminuir el riesgo de osteoporosis, las personas de 50 años o más deben ingerir al día 1.200 mg de calcio y de 800 a 1000 UI de vitamina D.
Practicar ejercicio físico regularmente también ayuda a mantener la salud ósea, pues contribuye a aumentar la densidad mineral de los huesos y disminuye el riesgo de futuras fracturas. Además, si lo practicamos al aire libre obtendremos la vitamina D que necesitamos. El ejercicio adecuado depende del estado físico de cada uno, pero en general, se recomiendan ejercicios que contribuyan a fortalecer la musculatura, como las pesas, y las articulaciones, como correr, subir escaleras, etc.
Además debemos evitar hábitos poco saludables, como el alcohol o el tabaco, que reducen la absorción del calcio, la vitamina D y de otros minerales esenciales para la salud de los huesos, como el fósforo y el magnesio. También favorecen el descenso de estrógenos.
Y por supuesto, someternos a chequeos periódicos, si acabamos de pasar la menopausia o simplemente somos personas con un mayor riesgo de padecer osteoporosis. La densitometría es una prueba que mide con precisión la masa ósea y permite hacer un diagnóstico precoz de la enfermedad, lo que permitirá establecer un tratamiento para frenarla antes de que se produzcan las temidas fracturas y mejorar significativamente nuestra calidad de vida.
La Asociación con la Osteoporosis y la Artrosis (AECOSAR) pone a disposición de sus usuarios en su web (www.aecosar.es) un test que permite conocer si estamos en riesgo o no de padecer esta enfermedad.
