El Consejo de Seguridad de la ONU ha hecho público un informe sobre los aspectos más destacados de la situación en Siria en los últimos meses. Así, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) registró 344 muertes de civiles en el noroeste del país a causa de los ataques aéreos y terrestres, en un marco donde las hostilidades aumentaron entre los pasados meses de diciembre y enero, a pesar del alto al fuego anunciado el 12 de enero por la Federación de Rusia y Turquía. Entre las víctimas mortales al menos 108 eran menores (55 niños y 53 niñas). Asimismo, en ese periodo quedaron desplazadas aproximadamente 520.000 personas con un 80% integrada por mujeres y niños, que huyen hacia el norte y el oeste por temor a los bombardeos cada vez más intensos, advierte el comunicado, el cual apunta que “se trata del volumen más elevado de desplazamiento que se ha registrado en el noroeste de la República Árabe Siria en los últimos años”.
El desastre y la guerra sigue amenazando a dos de los pilares fundamentales para la sociedad: la atención médica y la educación. En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) confirmó la existencia de cuatro incidentes que “afectaron a establecimientos bienes de atención médica” y 14 verificados por la propia ONU que “afectaron a establecimientos educativos”. El comunicado revela que la mayor parte de estos incidentes ocurrieron en el noroeste del país y “causaron la muerte o lesiones a civiles, entre ellos mujeres, niños, personas que necesitaban atención médica y trabajadores humanitarios”.
La asistencia humanitaria es piedra angular en mitad de la barbarie. Según recoge el comunicado, el campamento de Al-Hawl (Al-Hasaka), situado al noroeste del país, continúa con más de 66.000 personas acogidas, de las cuales el 66% son menores de edad. Además, “tras una reducción temporal de la presencia de los asociados humanitarios y la suspensión de varias actividades debido a distintas operaciones militares, se ha reanudado la mayoría de las actividades humanitarias y los equipos de salud están trabajando en todo el campamento, aunque sigue habiendo dificultades para prestar asistencia en el anexo que acoge a nacionales de terceros países”, señala la resolución.
En cuanto a la asistencia humanitaria prestada por los organismos de la ONU estuvieron centrados en la entrega de alimentos para 4,5 millones de personas en diciembre de 2019 y para 4,3 millones de personas en enero de 2020. Al igual, el informe indica que se proporcionaron más de 1,7 millones de tratamientos médico-sanitario en todo el país. Especial importancia la de la asistencia transfronteriza, autorizada en virtud de las resoluciones del Consejo de Seguridad 2165 (2014), 2191 (2014), 2258 (2015), 2393 (2017), 2449 (2018) y 2504 (2020), pues gracias a esta “se envió asistencia alimentaria para más de 1 millón de personas en diciembre y para 1,2 millones de personas en enero”, además de llevarse a cabo “la tercera campaña de vacunación contra la poleomelitis en diciembre, en la que se vacunó a más de 830.00 niños menores de 5 años”.
La vicesecretaria general de Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios, Ursula Mueller, reclamó ayer ante el Consejo de Seguridad “vías con las que ampliar y mejorar el reparto de ayuda en Siria, habida cuenta de que 11 millones de personas requieren asistencia urgente y 7,9 millones necesitan ayuda alimentaria”, adelantaba Europa Press.
Finalmente, el comunicado concluye con la confirmación de que “la acción de respuesta desde dentro de la República Árabe Siria prosiguió en función de las necesidades detectadas en gran parte del país, aun cuando el acceso siguió siendo limitado en algunas zonas y para algunos agentes humanitarios, incluidas las Naciones Unidas”. No obstante, durante el periodo que abarca el informe, “las Naciones Unidas y sus asociados recibieron la aprobación de las autoridades sirias para realizar 1.193 misiones, de las cuales 1.152 fueron aprobadas a nivel local y 41 a nivel nacional”.
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